En el texto promocional del libro Esta noche toca Charly, del cordobés Roque Di Pietro, se pone especial énfasis en el carácter medular que los conciertos en vivo tienen en la obra de un músico. Más aún en el caso de un genio como Charly García, siempre sublevado contra los corsés de cualquier tipo y propenso a concebir al rock como un conglomerado estético.
La fundamentación de la editorial Gourmet Musical expresa que, más que en otros géneros de la música popular del siglo XX, en el rock las trayectorias de los principales grupos y solistas suelen pensarse en torno a sus discos y son la fuente preferida por los historiadores. “Pero más allá de estos registros planificados y producidos para perdurar en el tiempo, las presentaciones en vivo constituyen otra parte de la obra, casi una historia en paralelo, destinada a ser efímera y a quedar solo en el recuerdo de quienes estuvieron allí. En el caso de Charly García, la inusual abundancia de grabaciones no oficiales a lo largo de décadas (las llamadas grabaciones piratas o bootlegs) ofrece la posibilidad observar y analizar su carrera a través de sus recitales. Escuchar esa ‘obra paralela’ permite entender de una manera mucho más completa y detallada los cambios en su música”, remata.
Sólo exceptuando la cuestión de la fugacidad, este mismo razonamiento cabe para la obra fotográfica que tiene a Charly García como modelo, y que se sintetiza en la muestra "Los Ángeles de Charly", que este sábado se inaugurará en 220 Cultura Contemporánea (avenida Costanera esquina Mendoza).
Se trata de la reunión de material de tres fotógrafas que establecieron una relación cómplice y dinámica con un genio musical muy consciente del potencial visual de su estampa, de su fotogenia. Ellas son Andy Cherniavsky, Hilda Lizarazu y Nora Lezano, quienes relevaron las posturas y mutaciones de García desde los últimos ’70 a la fecha. O lo que es lo mismo, su tránsito del hippie progresivo incontenible de Serú Girán al ícono new wave consumado en Clics modernos (1983); o del genio magnánimo que decide complotar desde adentro de la cúpula para convertirse en un vampiro abrasivo e indomable.
La hoy itinerante "Los Ángeles de Charly" fue producida por el Ministerio de Cultura de la Nación, como parte del programa 50 años de rock nacional. En primera instancia, se exhibió el año pasado, en el Palais de Glace de Buenos Aires en una versión de 200 fotografías.
Según se informó, en Córdoba ese número se reducirá a poco más de 100, aunque será mayoría el material inédito. “La exposición indaga en los testimonios y las representaciones simbólicas que Cherniavsky, Lezano y Lizarazu han construido a partir de sus experiencias junto a Charly”, informaron desde 220 Cultura Contemporánea.
“Se armó una muestra preciosa, vayan a verla, no se la pierdan. Se ve la transformación constante de Charly. La volvería a ver, ya la extraño”, le dijo Hilda Lizarazu a VOS hace unos días, en la antesala de una gira serrana que coincidía con Cosquín Rock, donde "Los Ángeles de Charly" se limitó a una puesta de sólo tres gigantografías.
“Soy amiga de Andy desde que comencé como fotógrafa en los ‘80, y a Nora también la admiro y la quiero. Somos colegas y todas logramos conexión con Charly”, añadió la también cantante, que acompañó a García como coreuta en Los Enfermeros, aquella súper banda que completaban Fernando Lupano, Fernando Samalea, Fabián Quintiero y Negro García López. Pero para convertirse en respaldo vocal de García por varios años, Hilda primero lo encantó con sus fotos. “Me gustan tus fotos”, fue precisamente lo primero que le dijo Charly a Hilda al conocerla, allá por los primeros ’80.
Roto el hielo entre ambos, luego vino la natural alternancia entre tomas de shows en vivo y otras en estudio o en situaciones domésticas. En una reciente entrevista con Página 12, Lizarazu destacó una fotografía del segundo orden, a la que tituló No te dejes desanimar. “La hicimos en el departamento que Andy tenía en Barrio Norte. Y él llegó temprano, solo, de buen humor, muy bien dispuesto a probar distintas alternativas”, contó.
“Responde a una serie en la que estaba jugando con los elementos: fuego, agua, aire. De hecho, antes lo bañamos con un baldazo de agua pero la imagen finalmente no quedó por problemas de sincronización con el flash. Se lo bancó como un campeón”, completó Hilda en esa entrevista.
Libro documental
Al atender el llamado de VOS, Andy Cherniavsky destaca que siguió a Charly García de 1977 a la actualidad. “Mis fotos se superponen temporalmente más con las de Hilda que con las de Nora, quien trabajó más con Charly en el último tiempo. Pero cualquiera sea la situación, mantengo relación de amistad con él”, observa la artista que en los próximos meses reutilizará material de la muestra en Acceso directo, otro libro que abona el boom editorial sobre los agitados años ’80.
“Está escrito por mí y se enfoca en la fotografía en el rock de aquellos años en los que, obviamente, Charly estuvo muy presente. Por entonces, debo haber cubierto más de 600 shows y fui testigo de infinidad de situaciones de la industria y domésticas. El Mundial me pateó para adelante la publicación, pero estoy muy contenta con el resultado”, confiesa Cherniavsky.
¿Es fácil de fotografiar Charly? “Es fácil pero tenés que seguir su ritmo _contesta_. Él es una maravillosa fábrica de imágenes. Soy de las que creen que todo el mundo es fotogénico, pero Charly tiene un brillo especial”.
“Cuando llega a un lugar, no para de darte imágenes fotografiables. Por otro lado, es artista plástico y un músico increíble, tiene una sensibilidad tremenda. Me encanta formar parte de su vida, haber tenido la oportunidad de fotografiarlo tanto. Es una de las personas que más fotografié en mi carrera, me siento privilegiada por eso”, completa Andy Cherniavsky, autora de la foto de Charly García que Fito Páez puso en la tapa de su disco RRR.
"Es la mejor foto de show en vivo que saqué en mi vida. En ella, Charly tiene una postura muy de Ghandi iracundo... Es muy fuerte, transmite una cosa física. Es demasiado Charly", interpreta sobre la imagen eternizada durante un show errático de 1996 y en el porteño teatro Ópera, adonde García había convocado a su público para celebrar su cumpleaños número 45.
“Esa foto es sinónimo del rock & roll. Sintetiza todos esos años de locura en los que Charly ha puesto el cuerpo más allá de su música, de su inteligencia, de su todo. Y no está retocada como suelen sugerir”, cierra Cherniavsky.
Primera vista
Nora Lezano comparte un récord personal con Andy Cherniavsky: “Charly es el tipo que más he fotografiado”.
“Mi primera foto a él fue en 1998. Fue esa la primera vez que lo tuve tête à tête. Fue para la tapa de una revista que se llamaba Mix, que la sacaba Musimundo, en el marco de una nota conjunta con Mercedes Sosa”, recuerda Lezano ante el grabador de VOS.
“Fue esa la primera vez que lo vi, al margen de un concierto en vivo. Y desde entonces, no nos separamos más”, añade la fotógrafa sobre el big bang de un interrelación creativa y amistad entrañable que crece día a día. “Es genial estar al lado de Charly. Es genial trabajar con él también, porque es un tipo que propone, que tiene claro lo que quiere. Y al mismo tiempo te deja ser, te escucha. Él confía en mi mirada. En mi mirada estética y en mi mirada interior, porque sabe que lo amo y descansa en eso. Lo nuestro fue amor a primera vista. Son cosas que no te pasan con mucha gente, pero cuando te pasan, te pasan”.
Otro punto de contacto de Nora con sus compañeras de muestra está en la exaltación del potencial visual de Charly como ícono: “Es fácil de fotografiar. Es muy fotogénico, muy elegante y construye la obra con los elementos que tiene a mano, como un aerosol. Tengo muchas fotos suyas que fueron sin encargo, de tardes libres, de mucha intimidad. Tengo documentado al Charly que no se ve tanto, con la parte loca y la más amorosa. En la muestra, por ejemplo, hay tomas de los ensayos en la Usina del Arte previos al Teatro Colón. Esas fotos son inéditas”.
Lezano compartió con García la etapa extrema y corrosiva de Say No More, y asegura haber salido ilesa. “No me costó surfearlo en etapas álgidas _confiesa_. Siempre fue respetuoso conmigo, siempre me escuchó. Me hacía caso. Nuestro vínculo es lo que es, por el respeto mutuo. Por ejemplo, en el reciente Coliseo llevé la cámara sin que tuviera que cubrir el concierto para algún medio. Lo hice sólo para mí y para él. Porque a mí me interesa lo vivido previamente a la foto. Si la foto después circula o queda archivada, me tiene sin cuidado. Yo celebro la comunión, vivir las cosas más allá de la cámara. Mucho más en el caso de Charly García”.
¿La mejor foto suya a Charly? Lezano: “Le tengo mucho cariño a la sesión que hice la primera vez que lo fotografié en su casa, en la que hice unos retratos divinos. Le hice millones de fotos en otras sesiones allí, pero me quedo con es primera vez, que como todas las primeras veces, fue memorable”.
Este sábado se inaugura "Los Ángeles de Charly", muestra fotográfica que se aproxima al fulgor de Charly García.