Una misma monocromía que da la tierra y la madera envuelve a las piezas de “Orígenes”, la exposición de tallas y acuarelas con la que José Utrera decidió regresar a sus comienzos y a otros inicios, y que exhibe en el Museo Genaro Pérez.
Obras en las que va hacia su historia personal, la del arte y la del hombre. “Cuando hablo de los orígenes es porque fui mirando distintos comienzos: la escultura fue mi primer contacto con las artes visuales a través de la forma tridimensional”, cuenta de su época de estudiante. Pero hay otros orígenes en esta muestra: “También hago referencia a los comienzos de la acuarela en el Renacimiento en Europa, Alberto Durero y sus imágenes descriptivas, científicas, de especies vegetales y animales. Por ese lado anduve buscando”, revela, en un “guiño” que hace a los principios de la acuarela en Occidente.
Regreso a la escultura
La primera constatación de esta muestra es que Utrera volvió a la escultura, un lenguaje que no había estado en el centro de su obra. Ahora pudo sacarse las ganas. “Nunca había desarrollado la escultura como la pintura. Recién estoy vislumbrando cosas”, confiesa.
En sus esculturas, la madera de la mora, el algarrobo o el fresno remite al entorno donde vive el artista, las sierras más cercanas a esta ciudad. “Son tallas recientes”, dice sobre la serie “Mora”: “Tallas pulidas cuyas formas parten de la tradicional clasificación de la imaginería religiosa del Medioevo, las posturas sedentes, yacentes y orantes a las que agrego las figuras invertidas”.
“Lo mío siempre fue investigación y proceso. Es lo que me ordena”, afirma, y es entonces cuando descubre que “todo es límite”, como el que impone el tronco de la escultura, la forma de un cilindro de donde nacerá la obra, y al que debe desafiar.
Una de estas piezas se manifiesta como “una vestimenta, el traje de algo” que no completa la figura (“algo falta”). Otras piezas ahuecadas se relacionan a sus primeros cuencos, y dan lugar a figuras de formas antiguas. Estas obras exhiben, en algunos casos, unos laterales naturales en contraste con el trabajo del pulido, piezas que, al estar protegidas con aceite de lino, conservan el color de la madera; tonalidad que en un primer momento era dorada, y que con el paso del tiempo se fue oxidando, oscureciendo.
Utrera dice que no trabaja con lo que le sugiere la madera; elabora previamente muchos diseños.
Cerca de la improvisación
A diferencia de su trabajo escultórico, en la acuarela busca la improvisación. Sabe que son mitos lo que muchas veces se supone del acuarelismo, el no poder volver atrás, equivocarse. “He tratado de generar cosas en el momento. No hay una única forma de abordar una técnica”, afirma.
Mutuamente, figuración y abstracción fueron determinando su obra. Entiende que su abstracción no es total, asoman por sus nuevas obras algunas referencias al mundo real. Es en este andar, para nada determinista, donde aparece su trabajo con la tierra.
Recuerda que observando el color de la tierra de Misiones (visitó la provincia en varias oportunidades, y también allí exhibió su obra), en un principio lo relacionó al óleo y al acrílico, y no a la acuarela. Esta tierra debe agarrar bien, pensó, y le pidió a una amiga que le enviara un puñado, y así empezó a hacer pruebas: disolvió y consiguió una base refinada y otra más gruesa con la que pudo hacer texturas; llevó la rojiza tierra misionera a diferentes valores, altos y bajos, aprovechando la luz del papel.
“Me puse el límite de trabajar la monocromía, y el límite me fue llevando de nuevo a la figuración”, cuenta. La abstracción ahora no le bastaba. Y así fue poniendo elementos, como pequeños insectos, como se ve en la serie de acuarelas de la serie “El Dorado”: el nombre alude al lugar de Misiones de donde viene la tierra, el pigmento protagonista de estas acuarelas.
La muestra también incluye las acuarelas de la serie “Brandts” (relacionadas a su obra anterior, “Fueguia”), en las que aparecen “formas escultóricas de connotaciones antropológicas referidas a los pueblos originarios del sur argentino”, señala.
Son muchos los lazos entre las tallas y las acuarelas, ambas propuestas unidas por similares tonalidades que se aclaran y oscurecen. Sobre las acuarelas de Brandt, dirá: “Empecé a rayar los cuerpos, lo que viene es la escultura intervenida con pintura, es una asociación que necesito”.
Otro deseo es volver a Posadas (Misiones) para mostrar las obras que hizo con la tierra de ese lugar, una materia con gran capacidad para teñir. Mucho es lo que aún le interesa y queda por delante. Porque lo suyo es el desarrollo de la técnica de la acuarela desde su propio discurso artístico, allí donde la imaginación encuentra su caldo de cultivo.
Para ver
"Orígenes". Museo Genaro Pérez (General Paz 33). La muestra de acuarelas y tallas en madera de José Utrera se puede recorrer de martes a domingos de 10 a 20, con entrada gratuita.
Perfil
José Utrera es dibujante, pintor, escultor y grabador. Se formó en la Escuela de Artes de la UNC. Desde 1995 ha realizado más de 22 muestras individuales en el ámbito nacional. Participó en centenares de muestras colectivas en el ámbito nacional e internacional. Actualmente dirige los talleres de acuarela de la fundación Proarte de Córdoba. Poseen obras suyas colecciones privadas y públicas del país y el exterior. Ha recibido importantes distinciones y más de 50 premios nacionales.
"Orígenes" es la muestra en la que José Utrera reivindica varios comienzos, de su propia historia, y del arte. Su regreso a la escultura es sólo uno de los hallazgos de esta muestra.