Una imagen dice mucho por la forma en que está realizada, su técnica. Es lo que proponen desde la disciplina del grabado Eduardo "Boyo" Quintana y Cecilia Luque. Sus exposiciones individuales coinciden por estos días en distintas salas del museo Caraffa (Poeta Lugones 411).
En su muestra titulada "Surcos", Boyo Quintana ha dejado en el mismo espacio de exhibición (salas 6 y 7) los materiales con los cuales trabaja sus obras, tacos xilográficos de gran tamaño, los grandes rodillos para fijar la tinta y algunas "impresiones", como las que practica en vivo cada viernes. Sus obras en pared son justamente esos mismos tacos, las matrices entintadas que se usan para hacer las impresiones de grabados: el artista las utiliza como soporte. La matriz ofrece surcos que permiten que la imagen se revele en su faltante, en su vacío.
Un piso más arriba (salas 8 y 9), Cecilia Luque despliega en su muestra distintos dispositivos artísticos que traslucen capa por capa largos procesos de trabajo en el grabado objeto, "su aliado", como afirma Andrés Gigena en el texto de la muestra. Si bien la artista no elabora su obra frente a los visitantes, una de sus instalaciones recupera fragmentos de impresiones realizadas por el público en 2013 cuando participó de la obra colaborativa +mediums / Protegjer, que tomó por entonces todo el Caraffa. Dos sillas invitan a la contemplación.
Rostros mestizos
Los rostros de onas y coyas, mulatos y criollos pueblan las obras de Boyo Quintana, como en Menina mulata, Migrante o el larguísimo mural de 13 metros Caserío. "Surcos" se sustenta principalmente en grandes retratos y siluetas. Estas imágenes traen a la imaginación la idea de lo mestizo en Latinoamérica, opina Florencia Ferreyra. Los rostros son presencias que simbolizan la subsistencia cultural amerindia. En su obra, Boyo establece un paralelismo entre la supervivencia de algunas etnias y las formas de transmisión de imágenes.
Explica Ferreyra que en este correlato entre el medio y el mensaje, Quintana elige la xilografía, "esta antigua técnica de grabado, vinculada a la evangelización, a procesos revolucionarios, y la emancipación del conocimiento. El arte de grabar en madera es una técnica de bajo costo, que Quintana emplea para evocar uno de los primeros modos que la humanidad usó para crear imágenes: la huella".
La tinta negra es una dominante en "Surcos". La historia va dejando huellas que el artista "graba", exaltándolas, en cada rostro, acercándolo en su grandeza.
Huellas en el mar
"Mares para contemplar, impresiones instaladas", la exposición de Cecilia Luque que tiene curaduría de Juan Canavesi, es una muestra donde la artista trabaja, en sus propias palabras, en base a la superposición y la combinación de figuras muy familiares, como las flores, que por sí mismas resultan en una imagen más compleja. Aquí la artista condensa el tiempo de trabajo (2013 a 2015), una investigación alrededor del grabado y otros tipos de soportes.
Cecilia propone mares de flores, de brotes, de retoños, de semillas, de escombros, de espinas, de desierto, de piel, como escenarios para transitar la vida, convivir, "cortando distancias, abriendo otros caminos posibles y nuevos paisajes donde sembrar, para luego dar nuevos y abundantes frutos".
"Hay una combinatoria de lenguajes y metáforas en estas obras, de experiencias en esta práctica del grabado, los múltiples posibles que fueron armando y ajustando cada uno de estos mares", explica. Desarrolló estos múltiples, detalla, "a partir de clichés de elementos naturales y orgánicos, viejos clichés que fueron usados en algún momento de la historia de la impresión, para la expansión del conocimiento de la botánica, hoy reemplazados en la cultura actual por otras técnicas de impresión".Así, Cecilia concibe sus mares como "collage de soportes impresos, sobre ellos huellas de clichés, transparencias impresas con xilografías, y alguna iluminación que atraviesa lo largo del mar".
Los propios clichés (piezas de metal que se usan para grabar) forman también parte de la obra. "Los clichés ilustran elementos biológicos dentro de la botánica como algunas especies del género Lycium y otras imágenes que giran alrededor de la misma especie: plantas generalmente arbustivas, a veces espinosas, de hojas alternas, simples, con flores solitarias o en grupos reducidos", señala. Pero advierte que "en estas obras cambia su sentido, dejan de ser solitarias y pasan a ser multiplicadoras". Como la posibilidad que ofrece el grabado. Y que la artista rescata en sus generosos mares.
Diálogo
Convergencia gráfica, entre tradición e invención. Este jueves a las 18 se realizará la charla “Convergencia gráfica, entre tradición e invención”, con Cecilia Luque y Eduardo “Boyo” Quintana. En el foyer del Museo Caraffa (Poeta Lugones 411). El encuentro, que será moderado por Cecilia Conforti, forma parte del ciclo “Conversaciones con artistas” y consistirá en un diálogo sobre el grabado en el contexto contemporáneo, observando el devenir de una técnica tradicional hoy asociada a nuevos formatos y montajes.
En vivo. Cada viernes a las 16, “Boyo” Quintana propone encuentros de impresión en vivo, con la participación del público.
Cecilia Luque y Eduardo “Boyo” Quintana presentan en el Museo Caraffa dos muestras que trabajan diversos aspectos del grabado. Ambos artistas participarán este jueves en un diálogo abierto al público.