En el margen inferior de una de las obras de “Estados de conciencia”, la muestra de la fotógrafa Gaby Herbstein, hay una frase escrita en lápiz: “Sueños que traen mensajes, trascienden al tiempo y al espacio”. La imagen muestra en primer plano a una mujer recostada y, detrás suyo, un escenario de características oníricas: hay un desierto, un oso, una figura subida a unos zancos, un enorme reloj de agujas, otro ser humano en escala minúscula por el juego de perspectivas.
“Los sueños siempre son una inspiración para mí”, dice Herbstein en el pasillo principal de 220, el lugar que eligió para montar esta exhibición, que incluye sus obras pero también otros objetos que revelan el backstage de su trabajo. “Le doy mucha bola a los sueños, porque me traen mensajes que están buenísimos. Son disparadores que lucho por concretar. A este proyecto lo visualicé a partir de uno. En el estado del dormir te vienen mensajes, una data que es real. Y creer en eso es poder absorber esa información que te llega para poder incorporarla. Después uno elige si la incorpora o no, como pasa con las ideas: uno tiene muchas, pero hasta que no las concreta, no pasan a otro plano”.
Un recorrido por la muestra refleja no sólo las temáticas y preocupaciones habituales en la obra de Herbstein –como la conciencia ecológica, muy presente en sus famosos almanaques– sino varios homenajes a algunos nombres del surrealismo, como Giorgio de Chirico, René Magritte o Salvador Dalí. De allí la presencia constante de los sueños, de las formas en que funciona la mente más allá de sus usos racionales. Un cuerpo femenino con cajones incrustados, largas cabelleras que van transformándose en aves, saltos de cuerpos al vacío o en estado de suspensión: imágenes metafísicas más cercanas a los estados imaginarios que los reales.
“Este es un trabajo intimista relacionado con una búsqueda, una introspección que va más allá de lo que nos guían los sentidos. Yo pienso a esta serie como una evolución de un proceso que yo venía recorriendo y que empezó con trabajos para diferentes fundaciones, sobre temas como la ecología o el HIV”, explica la artista. “Buscaba respuestas a preguntas que me hacía. Por ejemplo, por qué le hacemos daño al planeta. Cómo puede ser que lo estemos destruyendo, sin darnos cuenta. ¿Cómo es el mecanismo humano? Todos los trabajos ecológicos me deprimían en un comienzo, porque la situación es urgente. No podía entender cómo puede ser que no nos demos cuenta que somos uno, que indefectiblemente estamos degradando el planeta. Y eso me llevó a decir: bueno, si queremos evolucionar y no destruirnos, primero tiene que evolucionar cada uno de nosotros. Ahí empezó ‘Estados de conciencia’, yo lo veo como una consecuencia de esa búsqueda”.
Herbstein comenta que las frases que acompañan algunas de las obras no buscan explicarlas, sino que se trata de pensamientos o reflexiones relacionadas “con esa conciencia puesta en las imágenes”. Luego amplía el concepto: “Conciencia significa conexión, con vos mismo y con lo que te rodea. Si uno puede estar conectado con lo que te rodea, esa es la base. El término espiritual está medio bastardeado, se le da una connotación un poco new age, pero la búsqueda es para adentro, para poder ser mejor para los de afuera y conformar un todo”.
La fotógrafa destaca que el universo tiene sus reglas, “caminos de búsqueda hacia lo que no podemos ver, tocar, oler, respuestas que los sentidos no nos dan”. Y pone como ejemplo algo que aprendió del Cabalá, disciplina que practica desde hace años: “¿Vos ves la señal de celular? No. ¿Pero existe? Sí. Bueno, esto es lo mismo: hay cosas que uno no puede explicar porque no ve o toca, y de eso se trata. Esas son las reglas del universo, cosas que uno puede comprobar todo el tiempo, como la ley de causa y efecto. Son reglas simples de cómo funciona el universo, y de eso se trata este trabajo”.
En “Estados de conciencia” también pueden verse libros, imágenes y bocetos previos que inspiraron algunas de las obras, además de otros objetos utilizados para las fotografías, como la indumentaria.
“La idea es que también se muestre cómo se concreta una obra, que quien la visite no sólo vea el resultado final, sino que pueda conocer cómo se hizo para juntar todos los elementos para llevar a cabo la obra hasta el final”, dice Herbstein. “Todas las imágenes tienen un recorrido previo. La obra fue pensada, bocetada y concretada, cada una con un concepto por detrás”.
Para ver
Estados de conciencia se puede visitar en 220 Cultura Contemporánea (Costanera esquina Mendoza). De martes a jueves de 16 a 21 ($ 35) y sábados y domingos de 16 a 22 ($ 40).
La fotógrafa Gaby Herbstein habla de “Estados de conciencia”, la muestra que acaba de inaugurar en 220. “Los sueños siempre son una inspiración para mí”, asegura.