En una nueva entrega del Programa Colecciones, se exhibe en el Museo Evita la exposición "La biocenosis y los objetos encantados en el paraíso”, curada por Lucía del Milagro Arias y Guillermo Córdoba. Se trata de la colección de Hugo Albrieu, compuesta por obras de Pablo Peisino (Córdoba), Diego Figueroa (Resistencia), Rodro Cañas (Tucumán), Rosalba Mirabella (Tucumán), Karim Ayame (La Rioja), Pablo Guiot (Tucumán), Marcos Figueroa (Tucumán), Gaspar Núñez (Tucumán), Gustavo Piñero (Córdoba), Lucas Di Pascuale (Córdoba), Sara Fernández (Córdoba), Roxana Ramos (Salta), Gustavo Nieto (Tucumán), Inés Miserendino (Córdoba), Luciano Burba (Córdoba), Nico Sara (Rafaela), Eliana Bustamante (La Rioja) y Aníbal Buede (Córdoba), entre otros.
"Es un recorte de gran valor patrimonial en relación a un territorio específico, arte contemporáneo del NOA y la región Centro de la Argentina –explica Lucía Arias–. Construye un relato desde la identidad, los vínculos y las singularidades en las prácticas, evidenciando un paisaje simbólico bien determinado, desbordado y móvil. Dibujando una cartografía diferente a la que estamos acostumbrados cuando nos referimos a la escena de las artes visuales contemporáneas en la Argentina, una hoja de ruta que parte de La Rioja, señalada como el paraíso".
El paraíso, ese lugar donde conviven la felicidad con la belleza, invade el subsuelo del Museo Evita-Palacio Ferreyra y nos inquieta con su propuesta onírica. El guión curatorial recrea la instalación y la atmósfera de la casa del coleccionista, y propone un montaje vinculado con una diversidad de formatos y soportes. Se rompe el esquema tradicional, muchas obras están apoyadas en el piso, hay pocas vitrinas, las obras dialogan entre sí y con quienes las crearon. Fotografías, registros de performance y videos que conviven con carteles luminosos, esculturas blandas, un tótem de fibras naturales, decenas de trofeos en una estantería, esculturas expandidas transformadas en acción, pequeños objetos en cerámica esmaltada, un castillo inflable transparente unido a una ruidosa turbina instalada junto a pinturas, un pasacalle con la frase "DIRÁS TU NOMBRE", dibujos y bordados junto con plantas: acciones cooperativas, todo en función del “paraíso”.
El coleccionista
Hugo Albrieu ocupó su casa con obras de artistas contemporáneos. Pasó su niñez en una finca en los alrededores de la ciudad de La Rioja; estudió en Córdoba, es bioquímico, artista, gestor y también coleccionista.
De manera intuitiva, empezó a coleccionar cuando tenía 16 años, con unos ahorros que le habían regalado para su cumpleaños. En la única galería que había en La Rioja compró “una manchita chiquita de un paisaje del Tigre”.
Hubo un pasaje en la práctica de Albrieu –menciona Guillermo Córdoba, otro de los curadores de la muestra-: de niño, haciendo pintura, dibujo, cerámica; de joven asistió a talleres libres de arte y allí comenzó a conectarse con artistas riojanos. Así, a sus 50 años, llegó a tener en su casa más 130 obras de arte contemporáneo de 80 artistas argentinos.
Más allá de la acción privada de compilar obras, contemplarlas y crear mundos donde ellas habitan, coleccionar ha sido y es una práctica que ha formado parte del resguardo de nuestra identidad cultural y del cuidado de nuestro patrimonio. Las colecciones de arte contemporáneo recrean, desde la mirada singular, un recorte de la producción artística, de un territorio específico. En este sentido, es interesante rescatar que Hugo Albrieu no sólo adquiere la obra, sino que conoce al artista, interactúa con él, decide darle circulación por distintos espacios culturales, se involucra en muchas oportunidades con su proceso creativo.
“Diagonal Sur”
“Diagonal Sur” se titula la muestra de la Colección Tedesco, curada por Phillippe Cyroulnik, integrada por más de 100 artistas con 400 obras de arte contemporáneo argentino. En esta muestra se puede apreciar la agudeza de la mirada de Tedesco en ir descubriendo los que hoy son referentes del arte argentino con firmas como Pablo Siquier, Jorge Machi, Marcos López, Nicola Constantino, Ana Gallardo y Ernesto Ballesteros, entre muchos otros.
Tal como señala, Gustavo Bruzzone (coleccionista de Buenos Aires y fundador de la revista de artes visuales ramona), ambas exposiciones “son recorridos distintos pero con una intensidad que las hermana, las muestras de estas colecciones son un regalo para los que valoramos el desarrollo que viene teniendo el arte contemporáneo argentino".
El coleccionismo de arte llevado al ejercicio habitual surge en Argentina a mediados del siglo XIX, practicado por agentes privados en la ciudad de Buenos Aires. Forma parte de las prácticas de las élites entre cuyas motivaciones distintivas se encuentra la aspiración a intervenir en la esfera pública nacional. Esta práctica se ha modificado con el tiempo. En la actualidad, los coleccionistas no representan un grupo formado únicamente por agentes cuyo poder adquisitivo es elevado o por el hecho de proceder de la capital del país.
Desde comienzos del 2010, algunos agentes vienen fomentando el coleccionismo en distintos puntos del país: las clínicas que impulsó Alejandro Ikonicoff, las subastas de la ciudad de Rosario, la conformación y consolidación del Colectivo Coleccionismo Federal, la realización de la cuarta edición de Mercado de Arte-Feria de Arte Contemporáneo en Córdoba, son acciones de un mercado del arte contemporáneo argentino en latencia. En Córdoba, referentes como José Luis Lorenzo, Atilio Bugliotti y Alejandro Londero junto con otros jóvenes coleccionistas, han llevado adelante un gran aporte en este sentido.
Es así que el paraíso, la conformación de una escena de arte contemporáneo federal, sólo se podrá lograr mediante un acuerdo entre la cultura y la comunidad.
Las colecciones privadas de arte contemporáneo salen a la luz en diversas muestras. Hugo Albrieu exhibe la suya en el Museo Evita.