Rómulo Macció, protagonista de uno de los capítulos más significativos del arte argentino, murió a los 84 años.
“Macció fue uno de los artistas plásticos más originales de su generación y un referente de la escena cultural argentina en los últimos 50 años. A quienes tuvimos la oportunidad de conocerlo su muerte nos apena muchísimo, ya que vamos a extrañar su presencia, sus comentarios siempre lúcidos y sin concesiones, su mirada audaz y desprejuiciada. Por fortuna nos deja una obra contundente, que imprime una marca única en la historia del arte contemporáneo”, expresó Andrés Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes, en la ciudad de Buenos Aires, donde serán velados sus restos.
La obra de Macció, nacido en 1931, integra el patrimonio de prestigiosas instituciones, como el Museo Guggenheim de Nueva York, el Museo de Arte Moderno de París y el Reina Sofía de Madrid, entre otros.
A lo largo de su carrera, trabajó sobre la visión y la percepción, saliéndose en muchos casos del marco de los cuadros. Fue uno de los maestros del movimiento conocido como Nueva Figuración que se caracterizó, a principios de la década de 1960, por una vuelta a la pintura figurativa frente a la abstracción, aunque sus exponentes trataban los temas de manera expresionista.
Macció representó a la Argentina en dos oportunidades en la Bienal de San Pablo (1963 y 1985), y fue el envío argentino a la Bienal de Venecia en 1968 y 1988.
“La pintura es un don con el que uno nace y debe tratar de hacerlo cada vez mejor, pero no tengo ningún proyecto, no creo en las conjeturas intelectuales para pintar, ni en proyectos, ni en recetas. Voy a la tela y ahí vuelco lo que tengo guardado en la conciencia”, señaló el artista en una entrevista. “Yo soy intuitivo, hago lo que puedo y lo que me sale. Para mí, la cabeza es la pintura, la mano ejecuta y el corazón le pone sentimiento. Los cuadros hablan por sí mismos”, añadió.
Una de sus últimas exposiciones, realizada en agosto en galería Vasari, reunió sus “retratos de Nueva York”, un puñado de pinturas de grandes dimensiones realizadas en las década de 1980 y 1990.
Luis Felipe Noé, compañero de aventuras de Macció en los años de vanguardia, despidió a su amigo en Facebook: “Acabo de enterarme del fallecimiento de Rómulo Macció, con quien compartí en nuestro período de juventud una experiencia fundamental que nos hermanó. Siempre lo he considerado un gran artista y lamento profundamente su partida, por razones personales y culturales”.
Fue uno de los grandes artistas del movimiento de vanguardia Nueva Figuración. Murió a los 84 años.