Una década de trabajo con la pintura se observa al detalle y en amplia perspectiva a la vez en la sala cinco del Museo Caraffa (Poeta Lugones 411). El artista cordobés radicado en Chicago (Estados Unidos) vuelve a exhibir sus investigaciones visuales en Córdoba. En 2013 fueron las "filosóficas" fotografías de "Caprichos". Esta vez, Simes pone el énfasis en la pintura.
En esta exposición hay obras de 2002 al presente, unidas por "un hilo conductor claro, y con el lenguaje específico que proveen las pinturas de gran tamaño", especifica Simes en diálogo con este diario. Como dice Tulio de Sagastizábal en el catálogo, son obras que dan cuenta de una "lenta construcción de las escenas, el apego a los recursos queribles".
"Además del hecho sensual y hedonístico de la forma y el color, pintar significa una reflexión personal sobre el lenguaje expresivo, y cómo ciertas ideas, ciertos conceptos pueden manifestarse de manera profunda y expansiva a través de un lenguaje como la pintura", asume el artista.
¿Es cada una de estas obras un mundo, una civilización, una cultura? ¿Una ficción construida a partir de lo real? Simes "recoge con delicadeza los restos de otras culturas", señala Florencia Ferreyra (del departamento de Investigación del Caraffa).
El artista hace "estallar pequeñas partículas de materia para el nacimiento de nuevos universos", sostiene la curadora de la muestra, María Laura Rodríguez Mayol.
"Analogías visuales"
"Cada una de estas obras tiene una especie de 'agenda especifica', una manera de construir analogías visuales pertinentes a la concepción y a la ejecución de cada obra", explica Simes. Y aporta una clave: "A pesar de ser una muestra de pinturas, se la presenta con un fuerte sentido de instalación, con una conciencia sobre las caracteristicas físicas de la sala, particularmente su altura, y por eso ciertas obras, como Capas de aire, están colgadas a alturas no convencionales, y otras como Impresiones de El Dorado ofrecen amplias posibilidades de alejarse y acercarse, apreciando así aspectos diferentes de la obra". Se puede "pasear" dentro de la sala, y el espectador puede sentirse "partícipe de una cierta dramatización del espacio físico y de relaciones específicas con cada obra. Este acercamiento se vuelve aún más complejo en la proximidad, cuando se descubre el texto que una gran mayoría de las obras contiene".
Un minucioso trabajo de capas y tramas parece contener una historia detrás de cada imagen. Más allá las "veladuras de color, drippings, sobreimpresiones de manchas, charcos de pinturas que han sido pintados encima", al artista le interesa dar una "idea cabal y tangible de la gran ventaja histórica que ofrece la pintura en comparación a otras disciplinas". Ofrece un lenguaje conceptualmente abstracto, afirma el artista, y un "bagaje histórico de una profundidad semántica incalculable", explica el artista atraído por el "hecho hedonista de disfrutar de las acciones propias de pintar, mezclar colores, derramarlos, transformarlos en formas precisas o imprecisas, en palabras o números".
Espacio infinito
La sensación de infinito es un rasgo llamativo en la muestra de Jorge Simes. "Hay una inquietud con respecto al 'gran espacio' que nos rodea cada noche cuando elevamos nuestra vista hacia las estrellas, que es evidente en obras como Toro y Estrellas o Capas de Aire", acuerda el artista. Sin embargo, quiere aludir en la mayoria de las obras a "inmensos espacios conceptuales o mnemónicos, como en Impresiones de El Dorado, donde trato de representar a la ilusión de los conquistadores, inmigrantes y recientemente inversores internacionales queriendo 'hacer la América'".
En el caso de Bandera, explica, "esta ilusión es igualmente vasta y trata de cubrir el impulso poético de García Lorca, el alcance de su poesía". Una obra como Retrato, agrega, "es un retrato de Europa desde el punto de vista linguístico, en el cual las nocturnas estrellas concéntricas brillan a través de las historias que relatan en diferentes lenguas vivas de Europa, mientras que las lenguas muertas o extintas del mismo continente yacen en un mar blanqueado en la mitad inferior de la obra". De esta manera, concluye, "algunas obras representan un infinito espacio visible con estrellas y otras un infinito espacio conceptual de memorias".
Después de los "Caprichos" fotográficos de 2013, Jorge Simes presenta en el museo Caraffa una gran instalación sostenida sobre un andamiaje pictórico. Desde Chicago, en diálogo con VOS, el artista cordobés ofrece algunas claves de un largo tiempo con la pintura.