Relatos íntimos

Cuatro películas. Relatos mudos que pueden leerse en las imágenes de los Narradores de historias, que exhibe la Fotogalería de Ciencias Económicas de la UNC (Valparaíso s/n, Ciudad Universitaria), y que incluye los proyectos Lunes picado, de Graciela Martínez Ghirardi; La edad del pudor ausente, de Daniela Silva, y Unanimidad, de Mariano Ignacio García. La cámara en el espacio íntimo, al igual que en el ensayo del chileno Fabián España, quien en Las desilusiones se asoma a los vestigios de la cultura aimará en su norte de su país. “Realizar este proyecto fue aventurarme en un territorio desconocido, ya que soy nacido y criado en el extremo sur de Chile”, cuenta España.

Los artistas que participan en esta exposición fueron seleccionados en la última convocatoria abierta de la Fotogalería, en la que participaron 268 fotógrafos de más de 15 provincias y 94 de países como Alemania, Italia, España, Austria, Canadá, Estados Unidos, México, Venezuela, Colombia, Perú, Chile y Uruguay. La curadora Susana Pérez realizó un arduo trabajo de selección para esta muestra, la primera del ciclo 2014. “Ya estamos trabajando para las próximas exposiciones, como la que haremos en el Museo Genaro Pérez en septiembre con motivo del Festival de la Luz. Tendremos curadores invitados para el año que viene y mucho más”, adelanta.

Las imágenes de “Narradores de historias” son, para Susana Pérez, “paisajes que encandilan”, y que a la vez “logran profundizar en los sucesos y personas que habitan lugares cotidianos y extremos”.

Talleres en la mira
El ritual y la pasión de un grupo de amigos que juegan al fútbol los lleva a repetir ese encuentro “casi religiosamente semana a semana”. Es el tema de Lunes picado, de Graciela Martínez Ghirardi. Cuenta la artista: “Luego de varios partidos en los que asistía a ver a Talleres (mi equipo del alma) con mi cámara, entendí que lo que me resultaba más encantador para fotografiar no era lo que sucedía en el campo de juego precisamente, sino los personajes y paisajes que encontraba en la tribuna y en el folklore que rodea a cada encuentro en la previa y una vez que finaliza el partido”.

¿Puede aún la fotografía narrar? “Siempre una fotografía cuenta una historia, pero tan importante como la historia en sí, es la mirada de quien la cuenta”, afirma Martínez Ghirardi. En Lunes Picado participan amigos, familiares “y hasta cualquiera que se hubiese calzado los botines mientras estaba fotografiando en dos predios de esta ciudad”, dice, acercando el backstage de su producción.

“Pienso las fotografías como un medio para transmitir ideas, historias, pero sobre todo como una composición, donde más me interesa jugar con los colores, las formas y la luz”, agrega Graciela. Y realmente, sus fotos son sensaciones visuales.

Muy cerca
La luz del amanecer y el atardecer ilustran un día en la vida. Todo pasa en unas cuantas imágenes. “Mi trabajo Unanimidad me toca muy de cerca”, anuncia Mariano Ignacio García. En estas imágenes están involucradas su hermana y su sobrina. Mariano revela más de lo que ya adelantan las fotos. Su hermana de 18 años decidió viajar sola a otra ciudad, “dejando todo por el sueño de construir una familia”. Pero “después de cuatro años se tuvo que volver sin nada y con todo al mismo tiempo, y con su hija”. Durante un año registró esa intimidad, la relación entre ambas. “De a poco el trabajo fue concentrándose en mi sobrina. Y en cómo ella se criaba ‘ausente’ de lo que pasaba”, sostiene.

“Sin lugar a dudas”, dice Mariano, la fotografía puede contar una historia: “Puedo acceder al pixel como la mínima unidad de la imagen, modificarlo es tan sencillo como la decisión de un pintor de cuál será la dirección de su pincelada. Este acceso tan intimo a la imagen es lo que me permite construir un discurso”, reflexiona. 

La imagen desnuda
A otra intimidad, la de sus propios hijos, se anima Daniela Silva con su fotografía monocroma apenas atravesada por un sutil baño de color, en la serie La edad del pudor ausente. Daniela comparte su experiencia de artista a la que no puede separar de su maternidad. Quería, dice, “captar esos momentos fugaces en las que sentía la plenitud y el disfrute de ellos, que están desnudos y felices y no les importa la cámara”.

La luz y un escenario natural dotan de un clima especial a sus imágenes.

“La edad del pudor ausente es la edad de la inocencia original, y designa ese período de tiempo en la que no sentimos vergüenza ante nuestra desnudez”, recuerda. Por otra parte, Silva descubre que la cámara fotográfica, “como elemento de captación de la imagen, es factible de generar pudor por sí misma”. 

“Basta que la saquemos en una situación dada para que la misma se modifique”, afirma, y profundiza: “Hay quienes se mostrarán en una actitud de exposición, y hay quienes harán lo contrario. La primera actitud es la que se percibe en estos niños, en quienes se manifiesta un impudor doble: andan desnudos con una naturalidad envidiable, y quieren salir en la foto”.

Desde la Cordillera
Las fotografías de Las desilusiones son contundentes a la hora de mostrar las condiciones en que se encuentra la cultura aimará, en el norte de Chile, Región de Arica y Parinacota. 

“Es una cultura milenaria, que con el tiempo está desapareciendo, las pocas personas que la habitan están en un estado de abandono, no existe una preocupación profunda del Estado chileno y menos de la sociedad actual”, explica Fabián España, su autor. Este proyecto le hizo tomar contacto con la época que está viviendo, en su país y en el mundo, y “cómo la fotografía toma un rol fundamental en desarrollo como persona”.

“Es necesario contar historias de las realidades y preocupaciones que le suceden a cada autor”, especifica. Para España, el desafío mas importante para el fotógrafo hoy es “cómo ese proceso para llegar a contar la historia hace un cambio en la vida de cada artista, como él puede mirar de una forma diferente su realidad”. Cuando se lleva mucho tiempo con ella, dice, la fotografía “es un estilo de vida y de una reflexión continua, del ser interior o con el mundo que lo rodea”.