Como ríos o arterias, los colores vertebran las pinturas que Jorgela Argañarás y Damián Masotta exhiben en la Galería de Arte de planta baja del Paseo del Buen Pastor (Yrigoyen 325). “Placa madre”, tal el título de la muestra que los reúne, es para la dupla mostrarse visceralmente más allá de cualquier intención o razón.
En sus pinturas están sus huellas, declaran. También sus heridas y cicatrices, en una muestra "a puro cuerpo que siente, pensada y expresada en el color y la forma”, según sostienen. Aun sin tener en cuenta el disparador, o el detrás de escena, estas pinturas funcionan como un estímulo visual generado por tramas de pinceladas y decisiones pictóricas que celebran la vitalidad de la pintura. Y claro, le dan cuerpo.
Lo vital resuena, trae sus impulsos. Modifica la propia práctica. Argañarás y Masotta lo sienten así y lo comparten en Córdoba después de una presentación inicial en Buenos Aires. “Estamos frente a un tipo de pintura que se abre y expande como una membrana viva”, escribió Miguel Ronsino sobre estas obras que los artistas vienen presentando bajo el sello de “Placa madre” que les sirve de matriz contenedora. “Una especie de placa porosa hecha a pura mano, corazón y cabeza, una placa intermitente de capas circulares o anillos que por momentos ofrece la idea de un viaje disparatado, detonado por el efecto neumático de un color dispuesto con marcada gestualidad”, agrega Ronsino, artista reconocido por su trabajo en el Colectivo Periferia de Buenos Aires.
Laberínticos caminos de la naturaleza dan estructura, sostienen las obras de Jorgela y Damián a pesar de sus diferentes modos y resultados estéticos, internándose en la selva ella (generando allí escenas imaginarias desde un mundo conocido); y abriéndose al paisaje él, al horizonte que por momentos traza con hilos surcadores de cielos y una geometría como red para una atmósfera que se expande desde la tierra.
La serie “Casa Natal”, de Argañarás, da cuenta de aquella amalgama, aunque ahora adelanta dos obras recientes en blanco y negro de la serie “Las Glicinas”, donde el clima se aquieta. También Masotta (que hizo su experiencia también como galerista con Masotta-Torres en San Telmo) exhibe obras recientes, que entre los agitados trazos y la calma pone de manifiesto que los ánimos pueden ser cambiantes. Y oscilar.
“Doble juego de miradas”
Este conjunto de obras “devenido cuerpo vivo”, había escrito Ronsino en la presentación de la muestra anterior en Buenos Aires, es una compleja operación pictórica que asociada al dibujo “inaugura una experiencia de la mirada, una estructura de relación que abre y origina un doble juego de mirada”. Entonces, profundiza, “lo inquietante, lo movilizador en la circularidad del planteo, en el ida y vuelta del color y en el esquema estructural, es la otra mirada que se funda, la que parte desde la obra”.
El conjunto de 15 obras que los artistas exhiben en la planta baja del Paseo del Buen Pastor hasta el 24 de este mes, es el viaje que desde sus pinturas llevan transitando desde hace un tiempo.
Los orígenes
En la historia de “Placa madre”, esa pintura que ha sido nombrada como salvaje, gestual y explosiva, liberadora, tiene para los artistas una raíz común.
Tanto Jorgela como Damián perdieron a sus madres casi al mismo tiempo. Aquella dolorosa situación los colocó en un nuevo camino artístico, dio vuelta sus vidas, lógicamente. Sin embargo, en ese mismo movimiento, aquel suceso derivó en una nueva forma de hacer arte.
Como lo describieron en aquel momento, para Jorgela fue liberarse “de ese juez tremendo que de alguna manera siempre uno siente cuando pinta, sobre qué hay que hacer y qué es lo que no se puede hacer”. Y para Damián fue “algo que estuvo más allá de nuestra voluntad, y que incluso hasta nos superó”. Como si después de haber perdido a sus madres la perspectiva de las cosas se modificaran sustancialmente. También el arte. Que “un montón de condicionamientos”. Los prejuicios que pueda tener un artista, modas o complejos, dice Damián, ya no importan.
Para ver
“Placa madre”. Galería de Arte del paseo del Buen Pastor (planta baja, Yrigoyen 325). Muestra de los artistas Jorgela Argañarás y Damián Masotta. Hasta el 24 de junio. Diariamente de 10 a 20. Entrada gratuita.