A días de cumplir 90 (que finalmente celebró ayer), Julio Le Parc vino a Córdoba para presentar su muestra “Visión” en Casa Naranja, donde sus obras se activan en cada espectador a través de la luz y el movimiento, la forma y el color.
De acuerdo a cómo se las mire, las imágenes de Le Parc se transforman al mismo tiempo que nuestra participación. Sus obras nos incluyen en un camino de desplazamientos, composición y descomposición. Sus obras se activan cuando interactuamos con ellas.
Radicado en París, el genial artista nacido en Mendoza en 1928 vino al país a celebrar sus 90 años y a participar de la multitudinaria apertura de su muestra “Visión” en Casa Naranja el miércoles pasado. “No me decido aún a volver” fue una de sus frases en una charla que ofreció antes de la inauguración. Y debió reconocer que además de argentino, es francés. A París llegó en 1958 gracias a una beca. Cuando le dieron el dinero que equivalía al viaje, prefirió quedarse.
A la inauguración asistieron más de 1.500 personas, y su muestra podrá verse hasta el 31 de enero en el espacio cultural de Córdoba.
Desplazamientos
El rombo rojo que se descompone en líneas verticales en la obra Láminas Reflectantes (1966-2005), y Desplazamiento del Espectador (1965) reciben en el ingreso a Casa Naranja (La Tablada 451). Sus premisas en torno al arte están intactas en este reencuentro con Córdoba: elige hablar de “experiencias” y no de obra. Y da sus razones: la experiencia está “más cerca de la vida” y no tiene afán de eternidad, “se puede borrar, es menos pretenciosa”. Ahí están sus obras para ponerle el cuerpo.
Ambas instalaciones históricas se reconstruyeron para esta exhibición. El artista que desde la década de 1960 repartía encuestas para saber qué le pasaba al público, contó de su experiencia con “baldosas inestables” en 1966, en una París que no era la maravilla que imaginaba.
Al bajar las escaleras, mientras la percepción se apodera de Mobile Polyédre Vert (Móvil Rombo Verde), una escultura móvil de plexiglás, acero y nailon de 2018 que hizo para esta muestra), estamos pisando una versión de Séquences Cassées (Secuencias Rotas), de 1959/2018, con la que el equipo de Naranja propone una Intervención sobre la escalera.
Entre otras obras de los años de la década de 1970 que se ven en este recorrido está Longue Marche (“La larga marcha”), de 1974, una serie de serigrafías que inspiró a la marca francesa Hermés para una edición de sus pañuelos de seda. Otra de las obras que se destacan es la caja de luz que invade el espacio: Lumière-Vibration (Luz Vibración), y pinturas como sus planillas de modulaciones que experimentó hacia los años de la década de 1980.
Las propuestas de Le Parc, como se destaca en un muro biográfico (imprescindible para quien no conozca la trayectoria del artista) dispuesto en Casa Naranja, llamaron la atención del mundo muy pronto. En 1966 ganó un Primer Premio en la Bienal de Venecia (competía con los nombres más importantes del arte mundial), y a partir de allí, dos ejes que atraviesan su obra, el cinetismo y la fundamental participación del público, se afianzarían en su obra a través de sus experimentaciones con la luz, que lo llevó a resolver el problema de la obra inestable, “sin que supiera nada de electricidad”, como dijo el miércoles.
Ya hacia fines de la década de 1950 el artista manifestaba su interés en desestabilizar la percepción visual del espectador, a lo que siguió la internacionalización del cinetismo con su trabajo junto a los artistas en París, y luego de sus proyectos individuales, que se exhibieron en los espacios más importantes del mundo: dos veces en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), Palais de Tokyo de París más recientemente, entre otros museos de la Argentina y el mundo.
Problemas vigentes
En el año 2000, cuando vino a presentar una gigantesca muestra retrospectiva a Córdoba en los galpones municipales del ex-Mercado de Abasto, y durante una charla en el puente Maipú con esta cronista, en los alrededores de lo que pudo ser la sede local del Museo Nacional de Bellas Artes (frustrado proyecto), demostró sus preocupaciones por el estado del arte y el rol del público. Entre otras muchas cosas dijo allí que sus ideas sobre el arte estaban vigentes porque también estaban vigentes los problemas.
Pensar en la visualidad no le impidió profundizar su mirada crítica al sistema del arte. Le dijo a La Voz en aquel momento: “Las cosas están empeorando”, en cuanto a la “falta de reflexión, confrontación y un creciente individualismo”, que a partir de la década de 1990 manifestaba “limitaciones como la mistificación, una exagerada valoración de ciertas corrientes”.
“El público queda afuera de eso, que no tiene nada que ver con la creación contemporánea, falta una inserción adecuada del público, un ida y vuelta”, remarcó Le Parc. Sus preocupaciones siguen vigentes. Aún hoy para el artista, en el acto de incorporar al público a la obra está el contenido político de su propuesta lúdica.
Un recorrido por la gran muestra “Visión”, que el artista mendocino Julio Le Parc presentó en Córdoba esta semana. Le Parc cumplió ayer 90 años, y demostró que tanto su obra como las preocupaciones acerca del arte no han perdido vigencia.