La profundidad de una mirada recortada en ojos que se multiplican, una fiesta con amigos artistas, la cámara como una extensión de los vínculos, los registros como testimonios vivos. Y uniéndolo todo, el afecto.
Ese es el devenir que la muestra “Relaciones Peligrosas” se encarga de explorar, en sus más de 70 obras y 14 historias sobre el coleccionismo como una de las formas del amor que nace entre artistas y coleccionistas.
“Una micro representación de las pasiones humanas”, dice Sofía Torres Kosiba, artista convocada a realizar la curaduría de esta muestra junto a Raúl Flores.
El Museo Genaro Pérez (General Paz 33) anticipó la edición 2018 de la feria Mercado de Arte (que comienza este viernes 17 de agosto, en el Cabildo y la plaza San Martín) con la inauguración de “Relaciones peligrosas”, un cruce explosivo de obras provenientes de acervos de Buenos Aires, Lima y Córdoba.
Este año, Perú es el país invitado a la feria organizada por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad, y por eso la muestra entra en contacto con artistas de la escena limeña y propone dos homenajes, a Victoria Santa Cruz y Giuseppe Campuzano. Y también invita a artistas del colectivo María, que en formato de galería tendrá su stand en la feria.
La participación del país hermano concentra así dos ejes sobre los que se asienta Mercado de Arte este año: territorio y género. Y hace que la muestra “Relaciones peligrosas” supere su principal clave de lectura (el vínculo entre artistas y coleccionistas), cuando aparecen las obras llegadas de Perú y sus acuciantes imágenes atravesadas por feminismos y travestismos.
“Miremos como si fuera la primera vez y que el sentir sea la única certeza”, propone Torres Kosiba. Allá vamos.
Poderoso inicio
En planta baja recibe la poderosa imagen de Todo lo que es cómodo es una trampa: “¡Me gritaron negra!”, lanza Victoria Santa Cruz y comienza la performance que registra este video de la década de 1970 de la artista afroperuana, y que se exhibe como un homenaje.
De Giuseppe Campuzano se presenta El Museo del Travesti, de 2004. “Mi premisa fue trabajar ‘conchudamente libre’ mezclando teoría queer con historia del Perú y con las historias de vida de mis amigas travesti”, es la cita que se incluye de Campuzano, artista, travesti y activista también homenajeado.
Cerca, se ven dos dibujos de Lucas Di Pascuale, entre otros de Colección, de la obra de Campuzano como parte del proyecto que realizó en varios acervos, como el de Jorge Villacorta, de Lima. En la obra de Campuzano hay una cronología histórica sobre la normativa que habilitaba siglos atrás el travestismo, destaca Torres Kosiba. Sin duda, un referente que pasó las fronteras de su país.
El colectivo de artistas y galería María, uno de los proyectos de jóvenes artistas más relevantes de la escena limeña, es valiente en su apuesta al traer, entre otras de igual peso, la obra Sin pulsión no hay pulso, de Gebietta Varsi, retazos de tela estampada con imágenes de genitales femeninos y masculinos.
“Si el arte es producto de su contexto, ¿por qué el feminismo no invade abrumadoramente la esfera artística?” se pregunta María a modo de manifiesto en un texto que se puede llevar de la muestra.
“Contraseña” es la clave
Contraseña (2017), el videoarte de Amalia Amoedo (Buenos Aires), refleja el espíritu de la muestra: “En mí y en varios coleccionistas es un vínculo muy enriquecedor la amistad con los artistas” le dice a VOS Amalia, nieta de Amalita Fortabat. “Al yo ser artista quise mostrar un poco de la intimidad de ese vínculo”, cuenta. Y advierte: “Claro está que en un ambiente festivo. No siempre uno está así. Primero el deber y después el placer”.
En su faceta artística, Amalia estudió guion con el legendario José Martínez Suárez; además, destaca que su poesía forma parte del videoarte que presenta. En el video, la contraseña que les da a sus amigos artistas es un poema para entrar y salir de la fiesta: “Me río, me río, sin castigo, sin pena ni hastío” se la escucha recitar.
Además de su videoarte, se exhiben obras de la colección de Amalia, como una obra de Fernanda Laguna. Justo al lado se expone el retrato de Etelvina Garzón Funes de Casaravilla Vidal, óleo de Andrés Piñero de 1890 cuya postura, pelo corto y el hematoma en el ojo la convierten en una obra disruptiva dentro de la colección del Museo Genaro Pérez, opina Sofía Torres Kosiba.
La suite que brilla
Otra de las tantas micro escenas de la muestra es la zona dedicada al coleccionista porteño Gustavo Bruzzone. Allí, se reserva una intimidad total en paredes oscuras, donde relucen marcos dorados y brillos de los cuadros de Benito Laren, como Uy me robaron (que cita a El grito de Edvard Munch).
Comienza con un video (¿obra?) donde el propio Bruzzone registra sus visitas a dos de los artistas de su colección, con quienes desarrolló una relación de amistad: Benito Laren y Sebastián Gordin. El video es de 1995, cuando el destacado coleccionista comenzaba a utilizar la cámara para dejar estas memorias.
El video es la antesala de una suite imperdible de obras históricas de Laren y Gordin. Ambos artistas también aparecen en Contraseña de Amoedo, con lo cual los hilos que va tejiendo la muestra dejan de ser invisibles. En Contraseña se lo ve a Laren tocando un pianito.
Sacco y Paradelo
Los ojos de la obra Entre nosotros de la serie “Esperando a los Bárbaros”, de Graciela Sacco (fallecida en noviembre pasado) conmovieron a Eugenia Paradelo cuando los descubrió en el Museo de la Universidad Tres de Febrero (Muntref) de Buenos Aires.
Con esa obra, la gran artista rosarina había participado de la 49 Bienal de Venecia en 2001. Hoy, un fragmento de aquella instalación participa en la muestra.
Eugenia había conocido a Graciela en una edición de Buenos Aires Photo y se hicieron amigas. De aquellos ojos, le encargó unos pardos (como los suyos).
“Le insistía por los ojitos –cuenta a VOS la coleccionista cordobesa–. Y un día fui a galería Rolf y su directora, Florencia Giordana, me dio cuatro acrílicos, piezas únicas”. Eran obsequio de Graciela. “Los guardé hasta que un día hice mis ojitos –relata– y los enmarqué con profundidad para que se reflejen al ser iluminados. Ella vino un día a casa y me dijo ‘Nunca se me ocurrió hacerlo así’. Es una pieza intervenida por mí”.
“La relación de amigas nació a partir de su obra, tuvimos feeling”, dice Paradelo y se anima a recordar el final. Iban a viajar a Bogotá pero Graciela canceló su viaje. A los días se enteró de su muerte. “La extraño y la quiero muchísimo”, revela.
El vínculo con los artistas es muy importante para ella: “Lo que junto es muy sensible a mí”.
Más que coleccionistas
Como dice el artista y curador de “Relaciones peligrosas”, Raúl Flores, la muestra exhala el “fascinante rol que tienen lxs artistas, en tanto han desbordado sus tareas tradicionales”.
Pero también los coleccionistas muestran otras facetas y pueden ser mucho más que simples compradores: intérpretes, productores de obra, incluso artistas.
Y las relaciones que entablan con los autores a quienes adquieren obras se revela como un universo amoroso y a la vez complejo.
La muestra
"Relaciones Peligrosas". Hasta el 16 de setiembre en el Museo Genaro Pérez (General Paz 33). Curaduría de Sofía Torres Kosiba y Raúl Flores. De Buenos Aires, se ven obras de las colecciones de Gustavo Bruzzone; Amalia Amoedo; Joaquín Rodríguez y Abel Guaglianone. De Córdoba participan obras de las colecciones de Eugenia Paradelo; Unidad Básica; Alejandro Londero; HAB Colección Córdoba; José Luis Lorenzo; Lucas Di Pascuale, y de los acervos del Museo Genaro Pérez y Museo Rivolta (Unquillo). Y desde Lima, Perú, obras de María Galería; y los homenajes a Giusseppe Campuzano (acervo César Delgado Wixan), y a Victoria Santa Cruz (acervo de la familia de la artista). De martes a domingos de 10 a 20. Entrada gratuita.
En el Museo Genaro Pérez, la muestra "Relaciones Peligrosas" abrió el juego para la próxima edición de Mercado de Arte. La muestra se centra en los vínculos entre artistas y coleccionistas.