“Para celebrar los 10 años de la Sala Miguel Ocampo en La Cumbre, vuelve la primera exposición que él presentó al público”, anuncia Flaminia Ocampo, hija del artista Miguel Ocampo (29 de noviembre de 1922, Buenos Aires-24 de noviembre de 2015, La Cumbre, Córdoba). Mientras la sala se construía –cuenta Flaminia– su obsesión pictórica “era su deseo de hacer desaparecer la línea”. Al mismo tiempo, continúa, “en la elección de los cuadros de esta muestra aparece su humor, su toque de gracia. Remata un tríptico que parece puro aire con líneas muy precisas, una franja blanca que pasa. Hasta cuando usa la línea es para descartarla mejor”.
“Los cuadros que él eligió para esta exposición presentan la lógica de su trabajo de pintor a lo largo de una vida”, afirma la hija del artista. Siempre le interesó el color, resalta trayendo las palabras del propio artista, que decía buscar que “en el color, o los colores, o los matices de color que tuviera el cuadro, no hubiera límites, que fuera continuo”. Para Miguel, el color era imprevisible. Él decía: “La forma es un elemento homogéneo, el color tiene un componente inasible y virtual: la luz. Durante muchos años y obras, la luz ocupó mi atención; traté con ella como un elemento aislado dentro de la pintura abstracta”.
Esta muestra prueba que logró sus desafíos, reconoce hoy su hija. “Para quienes lo conocimos es también una manera de sentir que nos sigue acompañando”.
La repetición como legado
¿Por qué esta vuelta a 2008? Responden Flaminia y su equipo a VOS: “No importa la cantidad de veces que miremos a las obras, siempre nos revelan algo nuevo. Ahora podemos ver la repetición de esta muestra como su legado. A él nunca le interesaron las modas pictóricas, sólo quiso ser fiel a lo que el arte significaba para él, a su incansable voluntad de ahondar su visión de la pintura desde la abstracción”.
“Para colgar una muestra siguió su propio método”, recuerdan, “un sistema que utilizó evitando la simetría, recurriendo al equilibrio entre los espacios”. Y agregan que su elección de cada cuadro fue significativa, “porque cada uno se complementa de algún modo con el otro, el anterior anuncia el que vendrá, como cuando decía que colgar una muestra era cómo pintar un gran cuadro”.
Una forma particular de sentir y vivir la pintura, donde “la belleza le confiere al conjunto y al espectador una sensación de paz”.
Para el equipo que conduce la sala, el desafío a futuro “es enorme, teniendo en cuenta su aporte a la historia del arte argentino”. La tarea es “la puesta de valor y difusión, paralelamente a la conservación, investigación y estudio de su colección, que supera las 500 obras, para continuar transmitiendo la riqueza de este patrimonio y asegurar la permanencia del espacio”.
Sienten que la sala es también un lugar de silencio sagrado donde se respira la presencia de Miguel: “Es una experiencia muy intensa que nos une en el deseo de honrarlo a él y a su obra, dos mandatos fuertes e inseparables”. Al grupo le entusiasma abrir posibilidades a la sala, a la par de asumir una “gran responsabilidad”, que les exige “toma de decisiones en cada área específica: conservación, curaduría, imagen, estudio, educación y como complemento de la labor de la sala, un seguimiento estricto de la obra de Miguel Ocampo en subastas y galerías en función de su participación activa en el mercado del arte argentino”. El legado de Miguel Ocampo está vivo.
De colección
La obra de Miguel Ocampo está en prestigiosas colecciones como la del Museo de Arte Moderno de Nueva York, entre otros museos de Estados Unidos, Chile, Uruguay, Colombia y Brasil; y también del Bellas Artes y Moderno de Buenos Aires; y Genaro Pérez de Córdoba. Entre otros destacados eventos internacionales, Ocampo representó en 1953 a la Argentina en la II Bienal de Sáo Paulo (a la que volvió en 1961); en 1958 integró la representación argentina en la XXVIII Bienal de Venecia, la misma bienal que en 1982 lo tuvo como único pintor representando a la Argentina. En 1983 fue nombrado miembro de número de la Academia Nacional de Bellas Artes.
Para ver
A 10 años de la primera exposición que el propio Miguel Ocampo presentó al público, recrean la muestra en la sala de José Hernández 630, La Cumbre. De marzo a diciembre: jueves a domingo, y feriados de 11 a 13, y de 15 a 18.
Web: www.salamiguelocampo.com.
Mail: salaocampoqgmail.com. Facebook: Miguel Ocampo. Instagram: @salamiguelocampo y @ocampopinturas
Teléfono (03548) 457036.
Una muestra celebra los 10 años de la Sala Ocampo como parte de la 20° Noche de Arte en La Cumbre. La apuesta es retomar el legado del gran artista tal como él lo hizo en 2008.