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El artista como médium: una muestra con obras de otros

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La muestra de Martín Legón en el Museo Genaro Pérez (General Paz 33) muta en un proyecto conceptual que desafía nociones como la de autoría, originalidad o valor, que rigen con mano de hierro en el campo artístico: no hay nada que sea estrictamente obra de Martín Legón en las tres salas que acogen a la Quatrienal Shanzhai, aunque esa es solo una manera de vincularse con el reto perceptivo y las ideas que pone en movimiento la muestra. 

El artista porteño tomó por asalto buena parte del museo haciendo pié en un concepto formateado en la cultura china. Shanzhai es el término que se utiliza para designar a las copias piratas o las adulteraciones de productos de marca (desde teléfonos celulares a perfumes), lo que vulgarmente describiríamos con el término “trucho”, pero asimismo su sentido se incrementa en una poderosa idea filosófica que deshace la diferencia entre original y réplica. De ahí la posibilidad de que impacte en el ámbito cultural con una fuerza inédita (y difícil de medir).

“Para la cultura china un artista es, ante todo, un médium; jamás podría ser entendido como un ‘genio’ tal como lo hacemos nosotros en Occidente desde el Renacimiento para acá. Creo que la Quatrienal responde también a lo shanzhai desde este punto, en un sentido existencial si se quiere; ser más un medio que un fin, un canal más que un puerto... con sus imposibilidades”, analiza Legón, quien en 2017 viajó a China para investigar el concepto que lo intrigaba desde hacía más de una década.

Martín Legón (Buenos Aires, 1978) es artista visual, ensayista y poeta.

En la Quatrienal Shanzhai el artista renuncia a mostrar obra propia y se pone, digamos, en modo “curador”, construyendo el discurso con trabajo ajeno. Hay, por un lado, apropiación salvaje, como si cantara un extenso cover conceptual. Por otro lado, el movimiento consiste en “degradarse” desde el lugar de demiurgo creador al de herramienta para un objetivo.

La muestra de Legón incluye obras (en algunos casos, registros fotográficos de mediana resolución, copias “baratas”) de Carsten Höller, Giuseppe Capogrossi, Lygia Pape, Artur Barrio, Hito Steyerl, Louise Bourgeois, Esther Ferrer, Horacio Coppola, Pablo Picasso, Leticia Cossettini, Andy Warhol y Jørgen Leth, entre otros y otras. 

Atribuciones y preguntas

Una de las piezas es un Cristo atribuido a Genaro Pérez, nunca exhibido hasta esta ocasión en el museo que lleva el nombre del artista. La inclusión de esta pintura desata algunas de las preguntas que mueven el proyecto: ¿qué pasaría si el cuadro no fuera un “original”? ¿en qué medida su valor depende de la atribución a un maestro? ¿la obra sería peor (y merecería quedar arrumbada en un depósito) si resultara que fue pintada por otro artista?

–¿Cómo creés que impacta el concepto de shanzhai en el mundo del arte?

–El término es complejo. No creo que pueda ser aplicado con facilidad en el arte de Occidente. Categorizarlo en su cabal sentido, implicaría cambiar radicalmente la forma del ver el mundo, su constitución cotidiana. Pero sí creo que puede, quizás, modificar el rol del artista y su lugar en la sociedad. Cabe notar que en los medios de comunicación masivos de la Argentina ya no se habla de arte. Si de casualidad sucede, un porcentaje enorme de esa libido está puesta al servicio de saber cuánto vale aquello que se consideró arte; cuánto cotiza el trabajo de tal o cual persona. Todo parece exclusivamente pasar por el éxito y el dinero, y ahí es donde lo shanzhai ofrece alternativas de lectura. “Hay que sacar al artista del lugar de boludo en el que se lo ha colocado”, decía Osvaldo Lamborghini en una carta, y parece un manifiesto. Cada vez con más frecuencia el artista figura en la sección Espectáculos representando a un sibarita, un alma bella y libre, mitad estúpido mitad histriónico, que no hace más que disfrutar de la vida y de lo que hace. Y en ese sentido vivimos un momento de jibarización de la experiencia que los mismos medios alientan.

–Hay una disolución de la idea de autoría, de manera que el discurso y la experiencia que proponés se articulan con obras de otros artistas. En cierto modo, se aplaca un narcisismo muy presente en el medio artístico, aunque se podría ver al “autor” todavía resistiendo al final del cuento…

–Cuando recién empezaba, creía que la autoría era el centro de un problema. Y veía en su ruptura una salida. Ahora entiendo que eso no es posible porque en el fondo siempre hay una poética, y esa poética inevitablemente es un campo de batalla. En mi caso la autoría se resuelve impidiendo la constitución de un lenguaje. Fui entramando una poética que distorsiona la posibilidad de la obra como fetiche, como marca, como patente, y que a su modo va negándose a sí misma a condición de habitar más las ideas que los objetos. Parafraseando a Viel Témperley en la única entrevista que dio: uno se destroza en cada imagen para esconderse… 

–¿Con qué criterio elegiste las obras que integran la Quatrienal? ¿Por su eventual filo “político”, en algunos casos? ¿Porque han jugado algún rol en tu vida y en tu obra o porque se van cosiendo en un discurso que te interesa transmitir?

–Un amigo muy querido me comentó del término shanzhai allá por el 2006 y quedó rebotando. En medio de mi viaje a China, Caja Negra publicó un librito de Byung Chun Hal que analiza el tema; al comienzo fue desalentador porque temía que la muestra quedara como un gesto oportunista relacionado a su lectura, y no acreditada a mis investigaciones previas. Después agradecí la publicación. Hizo todo más sencillo, accesible, cercano. La muestra, que fue pensada en su comienzo para ocupar las dos plantas del Genaro Pérez allá a finales del 2015, nacía como una hipótesis dura: lo shanzhai, centro de este ensayo, podía funcionar como una respuesta posible al mandato ético que el filósofo italiano Agamben (retomando a Benjamin) delegaba a los artistas en su Elogio de la Profanación: debemos hallar las formas de profanar la religión Capitalista que todo lo incorpora. La gracia de plantear una Cuatrienal (la Q es un modismo) como un producto cultural más, unas zapatillas digamos, con su vertiente cualitativa, su fuerza retórica, etcétera. Lo shanzhai como concepto político sobrevuela por igual en el ensayo general y en los huecos que los autores elegidos y las obras expuestas van dejando abiertos.

La muestra incluye un "Cristo" atribuido a Genaro Pérez, el pintor que da nombre al museo.

–¿Podrías dar ejemplos, con algunas obras puntuales, de por qué están en la Quatrienal?

–Creo que es importante pensar toda la Quatrienal como una sola gran obra-instalación que tensiona lo que el museo suele ofrecer, puede permitirse, y lo que sucede en las salas. Hay cierta exégesis, por ejemplo, al abrir con el Cristo de Genaro Pérez (el autor que da nombre a la institución y una obra del acervo nunca antes expuesta por no haberse autentificado al 100%) y concluir con el Poema Cristiano de Francisco Garamona. En ese recorrido, desde la sala A a la C hay un cruce filial entre todas las obras. Esta muestra puede leerse como un ensayo general que incluye pequeños ensayos dentro: el de Leticia Cossettini y el registro de sus esculturas efímeras en chala, el hallazgo de Horacio Coppola documentando por encargo el taller de Yrurtia, el cuadro de Genaro Pérez nunca expuesto, la frase de Hito Steyerl. Investigaciones que llevaron tiempo y fueron volviéndose autónomas por un lado, y como contraparte Picasso y Warhol, pensados para acercar nombres familiares e icónicos al espectador menos avezado y volver más accesible parte del proyecto. Tuve dos años aproximadamente para ir ajustando la selección y, salvo excepciones, la mayoría de las obras se consiguen fácil, sea en Youtube, con un poco de investigación en la web o en las librerías de saldo.

–Una fuerte carga conceptual como la que pone en circulación la muestra demanda quizás un esfuerzo de interpretación mayor al que requieren muestras más “tradicionales”. ¿Te hacés una idea de qué tipo de espectador puede relacionarse con tu muestra? ¿Encontrás interlocutores?

–Conceptualmente, y en relación al público, yo veo a la Quatrienal Shanzhai como una tercera posición pragmática (y esta noción es muy china) entre lo que implica el mega desembarco internacional de “Les Visitants”, auspiciado en el CCK de Buenos Aires por la Fundación Cartier y Guillermo Kuitca, y la exposición “Rosario Remix” que Marcelo Pombo organizó al mismo tiempo con artistas ingnotos del litoral ocupando todas las salas del Museo Macro de Rosario. Ambas apuestas son necesarias, generosas y memorables; y puede que sean experiencias que decanten lento, tal vez incluso algunos de los espectadores de estas muestras no se sepan interlocutores todavía.

Poética anticapitalista

–¿Cómo se vincula esta muestra con otras experiencias de tu investigación o tu producción?

–Desde la poética. Creo que la mayoría de mis muestras son ensayos, tienen una idea central sobre la que avanzan y trazan relaciones en el espacio. En general disfrutamos de las certezas y entrar en el leguaje de ciertos autores es a veces un ejercicio de paciencia, ganas y entrega. Las obras que vengo realizando buscan el dialogo simultáneo con distintos públicos, no dejar afuera al espectador ingenuo si se muestran en un museo. Esta muestra, que tiene varias capas de lectura, interpela de maneras distintas al estudioso de los abordajes semióticos, al académico del campo del arte y al espectador de domingo que pasea con su familia. Pasa lo mismo con el ciclo de cine que programamos los jueves y que acompaña la exhibición a modo de public program shanzhai.

–¿En qué sentido Quatrienal Shanzhai se posicionaría como una cuña “anticapitalista”?

–De seguro intenta mostrar que puede pensarse otra idea de comunidad, un poco más generosa con el espectador, que pueden compartirse los referentes y no caer en los lugares comunes del egoísmo o la autopromoción. Plantear que otros proyectos institucionales son posibles sin necesitad de sumas siderales, que al arte, en ciertos casos, es fundamental exponerlo como una herramienta que moviliza ideas y que puede ubicarse fuera de lo estrictamente comercial. Profundizar en estas nociones y al mismo tiempo volverlas populares no es sencillo. La poesía y arte conceptual (por no decir el arte en general) siguen siendo en extremo enrevesados para el grueso de la sociedad. 

Para ver

Quatrienal Shanzhai se puede visitar en el Museo Genaro Pérez (General Paz 33) hasta el 25 de este mes. De martes a domingo y feriados de 10 a 20. Entrada gratuita.

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El artista como médium: una muestra con obras de otros
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En 1982, el director de cine danés Jørgen Leth publicó "66 Scenes From America", que incluye una escena de Andy Warhol comiendo una hamburguesa. El video es parte de la Quatrienal Shanzhai.
Martín Legón (Buenos Aires, 1978) es artista visual, ensayista y poeta.
La muestra incluye un "Cristo" atribuido a Genaro Pérez, el pintor que da nombre al museo.
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Martín Legón presenta Quatrienal Shanzhai en el Museo Genaro Pérez, una muestra que desafía algunos de los conceptos que mandan en el arte occidental. ¿Qué importancia tiene la idea de autor? ¿Qué pasa si se diluye la diferencia entre original y copia?

Con Solapa Multimedial: 
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Saturday, 17 February, 2018 - 14:15
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