Eugenio Zanetti atiende el teléfono en la penúltima parte de un martes de trabajo. Faltan menos de dos semanas para la apertura en Córdoba de dos muestras que recorren su trabajo –organizadas por la Municipalidad y la Fundación Melián (ver aparte)– y casi dos meses para el estreno en la Argentina, el 5 de junio, de Amapola, su primera película como director.
Eso es lo que lo tiene ocupado al momento de esta charla. "Estamos trabajando en un viejo chateau. Hoy por la tarde hicimos algo de doblaje con Elena Roger, y más temprano con Geraldine Chaplin, quien se encuentra en París. La tecnología es maravillosa. Ella rodó sus escenas y regresó a su casa, pero podemos hacer ese trabajo de voces gracias a Skype (el sistema de videochat a distancia)", se maravilla Zanetti.
"Después los técnicos en sonido agarran ese material y hacen lo que ellos llaman 'la masajeada', o sea los reacomodamientos entre la imagen y los sonidos. Este es un universo maravilloso. Cuando uno lo conoce, comprende la enorme sutileza de lo que hace esta gente y la importancia del Oscar a montaje de sonido".
La palabra "Oscar" tiene un sonido especial para quien conversa con este diseñador de producción cordobés que ha sido distinguido como ciudadano ilustre en la ciudad de Córdoba y también en Los Ángeles, la casa grande de Hollywood. Eugenio Zanetti ganó el Oscar en 1996 por Restauración, con un trabajo en el que recreaba el mundo de la nobleza británica del siglo XVII, y estuvo a punto de repetir dos años más tarde, cuando Más allá de los sueños (dirigida por Vincent Ward y protagonizada por Robin Williams) perdió con Shakespeare apasionado, película que finalmente ganó la estatuilla a mejor filme de ese año.
Pero como se ha escuchado decir por ahí, el Oscar parece ser un momento, una foto, para alguien como Eugenio Zanetti quien habla de ese momento como al pasar y hasta parece esforzarse por no darle más trascendencia de la que en realidad tiene.
–Habiendo alcanzado un prestigio como el tuyo, habrás gozado de algunas libertades haciendo tu trabajo. ¿Para qué dirigir, entonces? ¿Para tener aún mayor control?
–No se trata de control. No te olvidés que yo trabajé mucho, sobre todo en Europa, dirigiendo teatro y ópera. Con esto quiero decir que dirigir es, desde hace mucho tiempo, parte de lo que yo hago. Ocurre que vivir y trabajar en Estados Unidos a veces te empuja a una especialización y a veces hay que mantener eso, porque hay que alimentar a tres o cuatro familias. Está todo bien si esa zona de trabajo es uno de tus intereses básicos. De lo contrario, tenés que salirte de joven de ahí, o, en cambio, al llegar a lo que yo llamo "el tercer acto", tratar de reconectarte con esas cosas básicas.
Sobre la alfombra
Zanetti, de 66 años, viene hablando desde hace tiempo de "un tercer acto" en su vida. Lo explica un poco mejor diciendo: "En mi vida, yo he tenido ciclos más o menos de 20 años. Muy marcados. Me han sucedido cosas a los 20, a los 40, a los 60 años".
"En términos dramáticos –prosigue Zanetti– se habla de primero, segundo y tercer acto, o sea de la introducción, el nudo y el desenlace. No hay un cuarto acto. Es en el tercero cuando se resuelven muchos conflictos, pero no el principal, el nudo gordiano, el que está en el germen del ser humano. Con el tiempo, yo he llegado a comprender que existe el diseño de una vida, el design for living. Cuando sos joven, no entendés por qué las cosas pasan. Pero conforme pasan los años, ves que no es por mero accidente, sino que existe una especie de dibujo".
La cosa se pone interesante y un poco misteriosa...
–Tengo entendido que te interesa el sufismo.
–Exacto. No soy sufí. No me interesa su religión, pero sí su filosofía. Se dice que el sufismo es el producto de la observación de las otras religiones. En definitiva, esto lo que hizo fue darme un punto de vista para no ver mi trabajo desde el ego sino desde un lugar más objetivo. Ego tenemos todos. El problema es que no se convierta en el centro de todo, sobre todo en lo creativo, en el arte, donde se trabaja a través de uno. Por eso digo, respecto a estas exposiciones que se van a hacer en Córdoba, que lo importante es el trabajo, no Zanetti. Que el personaje es irrelevante. Que no tienen que centrarse en mí cuando miren, sino en el laburo, que además es un laburo colaborativo.
El círculo
"Quiero decir algo más", pide Eugenio ya casi al final de la charla, que fue y vino por otros temas en escasos 20 ó 30 minutos. "Quiero decir lo importante que es para mí volver a Córdoba. Estar. Es donde he pasado todos los días de mi facultad, en los años '60. Siento que se cierra un círculo", confiesa, y se adivina un sentimiento de cariño hacia su vida. "Espero que no suene pretencioso, pero me parece todo parte de un dibujo. Es como que cuando sos joven, estás agachado sobre una alfombra y ves sólo algunos detalles de un dibujo que no comprendés cómo es. Cuando llegás al segundo acto, y luego al tercero, vas viendo que la magnitud del diseño es cada vez más grande, aunque no se detiene".
"Yo soy uno que florece tarde. Estoy haciendo mi opera prima a los 66", enfatiza.
Sin embargo, sus apreciaciones parecen no tener que ver con el éxito o el fracaso: "No mido en esos términos. Agradezco la posibilidad de hacer un trabajo creativo. A mí me gusta que el material me hable a mí. Si llega a los otros o no, tendrá que ver con su necesidad de arte en ese momento u otro".
Zanetti por dos
La muestra doble de Eugenio Zanetti está coorganizada por la Municipalidad de la ciudad de Córdoba y la Fundación Melián. Un segmento se verá en las salas del Cabildo y otro se expondrá en el Museo Genaro Pérez.
La inauguración tendrá en el Cabildo el miércoles 30 a las 19, con entrada libre.
En las salas del primer piso del Cabildo se dispondrá la exposición titulada "Más allá de los sueños". Allí, el público podrá apreciar el trabajo cinematográfico de Eugenio Zanetti en películas como Restauración, Línea mortal o Más allá de los sueños: se podrá ver el detrás de cámara de esas producciones, a través de bocetos originales, fotografías y objetos que son propiedad del destacado diseñador de arte cordobés.
Luz Novillo Corvalán, curadora de la exposición, adelanta que también habrá una serie de instalaciones que permitirán apreciar en otros formatos el trabajo de Zanetti en el campo del cine.
La exposición que se verá en el Museo Genero Pérez lleva por título "El teatro del mundo", y está dedicada al trabajo pictórico de Zanetti, compuesto por 30 obras de gran tamaño. "Elegimos ese museo porque el edificio dialoga muy bien con sus pinturas", apunta Novillo Corvalán.
"Es una muestra que ya se exhibió en Buenos Aires y Brasil. Zanetti tiene un gusto muy claro por la pintura histórica, que incluye citas del barroco y el manierismo", sostiene la curadora. Y aclara que su producción plástica, aunque es clásica, también incluye una mirada al arte contemporáneo.
"Lo relaciono con el surrealismo pop", explica Luz. "Presenta la realidad con cierta carga onírica, pero de forma macabra. En alguna de sus pinturas podemos encontrar algunos guiños, elementos disruptivos con una imagen romántica del arte", concluye.
Eugenio Zanetti, ganador de un Oscar como director de arte en "Restauración", vendrá a presentar dos muestras: una de pinturas y otra sobre su labor en el cine. Además, en junio se estrenará "Amapola", su ópera prima como realizador.