Desde que tiene uso de razón le fascinan los animales. De niña imitaba sus sonidos, movimientos y gestos. "Pintaba sobre todo especies de aves grandes, como ahora", le cuenta a VOS Samanta Rched Abugauch. "Me inspiran todos los animales pero tengo debilidad por los plumíferos por su condición aérea y terrestre, en esa verticalidad entre el arriba celestial y el abajo terrenal como en una batalla que se disputa en nuestras conciencias", reflexiona la artista.
En sus pinturas, la acumulación conduce a la levedad. Allí lo numeroso no abruma ni pesa. La efusiva sobrecarga de plumas y pieles es transforma en espumoso deleite sensitivo, sensual. Tanto las obras de "Te crié entre algodones", su muestra individual que presenta en el Museo de las Mujeres (Rivera Indarte 55) con curaduría de José Pizarro, como los gallos de cresta roja que asomaban días atrás en la Feria de Artistas en el Centro de Arte Contemporáneo, son ejemplos de la potencia de su obra.
"La intención es seducir con el material y las atmósferas, busco la ambigüedad de representar acciones animales burdas, lascivas, desenvueltas en esplendor, la imagen de idilio celestial sin convertirnos en verdugos de nuestra propia libertad", profundiza.
Su figuración excede el muchas veces frío hiperrealismo. La suntuosidad pictórica oscila bucea en la representación fiel hasta que sus imágenes se desvanecen. "Comencé a pintar de bebé en la falda de mi abuelo pintor, que me enseñaba con catálogos de artistas clásicos", recuerda Samanta hoy a sus 30 años. Entonces, continua, su primera forma de comunicación fue la pictórica: "Cuando él murió en 1994 no quise pintar más, hasta que en 2012 me topé por casualidad con una obra de Diego Dayer, lo busqué y pintamos juntos durante dos años". Esta revelación vivida a través de la pintura la puso en una búsqueda: "Quiero abordar la pintura como disciplina más allá de la técnica, Dayer me sigue enseñando, es un maestro para toda la vida, mi admiración hacia él es infinita".
Samanta también estudia Arquitectura en la UNC. También se formó con Marcos Acosta, Juan Canavesi y José Pizarro. Expuso en el Paseo del Buen Pastor, Casa de Córdoba de Buenos Aires, y en ferias como Mercado de Arte Córdoba en 2015 y 2016; y en Art Fair Nueva York 2016, entre otras.
En sus obras resuenan ecos de pinturas del pasado. "Soy anacrónica, me identifico con el lenguaje técnico y compositivo del pasado y hay una vuelta hoy a esas técnicas", sostiene, y agrega que en Europa hay academias que están enseñando como se enseñaba en la antigüedad. "Hacer arte contemporáneo es una cuestión de lenguaje, no de técnica, y están actualmente conviviendo muchas formas de hacer arte", sostiene.
Rescate del goce
"Me crié entre algodones" viene de "te crié entre algodones", la frase que la mamá de Samanta le decía cada vez que actuaba en contra de lo que ella espera según su crianza: "Después de realizar una suerte de bestiario propio, escogí como animal el conejo como representación de la crianza, ya que es un animal domesticado manso e inocente que veo como víctima de estas culpas o cargas morales sociales éticas en el juicio de valores que quiero representar".
Pinta en serie, explica, porque se considera parte de una serie, de un criadero: "salimos de una matriz y nos criamos bajo reglas, normas comunes". A partir de allí, trabaja la cópula de los conejos como ambigüedad, "las duplas de conejos tanto como pequeños seres tiernos dulces inocentes como de parejas que están copulando, que están realizando una acción no sólo de reproducción sino de goce, y en dicha acción asciende en la mezcla de inocencia y madurez".
Su indagación va más allá: "Quiero mostrar una situación de paz espiritual a través de la satisfacción y no de la culpa, una llegada al cielo a través del disfrute de la vida como seres vivos que somos; fuimos hechos con necesidades que no tenemos la culpa de justamente necesitar, no creo en la llegada al cielo como paraíso, si es que existe, a través del sacrificio".
Samanta cita a Leopoldo Marechal cuando escribe en su poema Credo a la vida,"creo en la carne que pecando sube". Otra cita viene al caso. "La felicidad es ccmo una pluma que el viendo va llevando en el aire..." escribieron los fabulosos músicos brasileños Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes en A felicidade. Bien le va a la pintura de Samanta la metáfora.
"Me crié entre algodones". Espacio Cultural Museo de las Mujeres (Rivera Indarte 55). Muestra de Samanta Rched Abugauch, con curaduría de José Pizarro. Martes a viernes de 10 a 20; sábados de 10 a 16. Entrada gratuita.
Se la reconoce por su pintura excelsa que busca "llegar al cielo a través del disfrute". Samanta Rched Abugauch expone en el Museo de las Mujeres "Me crié entre algodones", una oportunidad para ingresar a través de su pincelada a un mundo habitado por aves y otros animales.