Hace fotos en el Centro de Córdoba, pero no adhiere a la fotografía callejera clásica. Julio César Audisio tampoco cree en el instante decisivo. Dice que los fotógrafos tienen una relación edípica con la realidad. Y se declara un defensor de la fotografía con celular.
Los perros son una obsesión fotográfica en su andar por la ciudad. Audisio, también comunicador y docente, comparte la historia detrás de Los perros de Uber, una de las 32 imágenes elegidas entre las mil que se presentaron en Nano, el festival de fotografía emergente y artes visuales que se realizó días atrás en la Fototeca Latinoamericana (FoLa) de Buenos Aires.
Por otra parte, Audisio sienta posición sobre la fotografía y cuenta cómo llega de allí a la música: de eso va “Jazz Play”, la muestra que, junto con Marcos Allende Ferranti, presenta hasta el domingo 10 de este mes en el museo Dionisi (Yrigoyen 622). Música y fotografía le trajeron más bendiciones, como ver de otra manera a la música a través de Dionisio Ramos y conocer al gran Egberto Gismonti.
“Los perros de Uber”
“En Los perros de Uber planteo un juego gracioso y político: los perros marcando territorio”, sostiene. También representa la pelea entre los taxis y Uber (la aplicación de transporte alternativo), aunque en la foto lo que se ve es un colectivo de Ersa, en una alocada escena urbana.
Esa imagen fue tomada con el celular: “Soy un defensor de la fotografía con el teléfono, con el que podés hacer algo serio y comprometido”. Su primera foto de perro fue también con el celular, en 2011. De hecho, admira al mejicano Francisco Mata Rosas, pionero en este tipo de trabajo.
Los perros de Uber fue tomada un sábado a la mañana, con chicos que llevan café a los indigentes de la calle y los perros que los siguen. “Los perros atacan a los taxis, motos y colectivos. Los estudio desde hace años”.
Para Julio, los perros son símbolo de la condición humana: “Empecé a trabajar el vínculo que las personas establecen con los perros, más allá de una relación humana, antropomorfizante de la mascota, con merchandising y mucho más”.
La fotografía de los perros es un proyecto lento, dice. En otro extremo, señala, “hay personas que compran un perro y cuando pasa de moda lo tiran. Como si fueran zapatillas, una instancia de mercantilización”. En 2015 hacía una diplomatura en la UBA sobre investigación documental, que lo llevó a pensar que el último eslabón de esa cadena de mercantilización es el perro de la calle. Y lo relacionó con la noción de lo residual y con el celular, que es el último eslabón en la cadena de producir imágenes: “Los celulares, como los perros de la calle, están destinados al desuso”.
Como trabaja mucho en el Centro, cuenta, empezó a reconocer los movimientos caninos: “Tienen sus lugares de pertenencia y casi todos están castrados”. Julio ofrece más postales en su relato: “La mujer que vende flores en la esquina de Obispo Trejo y 27 de Abril les lleva todos los días un balde con arroz y pollo, y también la gente de los negocios les da comida. Son mis modelos”.
En su observación, Julio siguió los pasos de “la Gorda” y “el Petiso”: “Los encontrás a la mañana al frente de Patio Olmos, que es donde el sol da en invierno; después se van a una carnicería”.
Audisio dice que la fotografía callejera clásica que tiene sus normas le parece “obsoleta”, y da una definición de fotografía que toma de una canción de Spinetta: “Sólo es la luz sin formas”.
Para ver Jazz Play
De Julio César Audisio y Marcos Allende Ferranti, hasta el domingo en el museo Dionisi (Yrigoyen 622) de 10 a 20, recorrido por el Festival Internacional de Jazz de Córdoba.
El fotógrafo Julio César Audisio camina la ciudad observando el comportamiento animal, que retrata con su lente. La música es otra de sus pasiones: hasta el domingo se puede visitar una muestra con las imágenes que tomó en el Festival de Jazz de Córdoba.