Se lo llama con justa razón el pintor amante de las aves. Aunque su pincel también ha delineado las 34 especies de anfibios de Córdoba y cualquier otro "bicho" que le pidan, su gran aporte al servicio de la ciencia. Docente en la Facultad de Artes e ilustrador en el Centro de Zoología Aplicada de la Facultad de Ciencias Exactas, en setiembre cumplirá 45 años trabajando en la Universidad Nacional de Córdoba.
En la Galería de Arte del Colegio de Escribanos (Obispo Trejo esquina 27 de Abril) expone "Aves de América", una muestra de 22 pinturas de producción reciente donde los pájaros son los protagonistas, como un Martín Pescador (foto).
Cabecitas de avesA los 10 años empezó a dibujar con pluma, cuenta Warde, hijo de árabes. Su padre tenía una fábrica textil donde su padre lo llevaba para que aprenda el funcionamiento de las máquinas. Sin embargo, su mente iba por otro lado: "Hacía desastres, echaba a perder los hilos, y cuando llegaba a casa me ponía a dibujar esas máquinas. Hacia cosas imaginarias, gigantescas, todo a pluma, minucioso".
Una importante influencia fue un libro de grabados de Gustave Doré. Warde quedó impactado por la manera en que el artista francés trabajaba la línea. "Empecé con plumilla y después apareció la famosa lapicera Rotring, que fue una salvación", relata. Lo que siguió fue trabajo incesante y rigurosidad. En su libro, que también exhibe en la galería, se puede ver Chatarra espacial, un dibujo de décadas atrás. Fue cuando aparecieron cabecitas de pájaros a las máquinas.
La destreza que adquirió fue tan sutil, que desaparecía la línea. Se le ocurrió enviar sus trabajos a la fábrica de Rotring, y como no le creían, les mandó como pruebas los cabos doblados por el calor de la mano. Los técnicos se vinieron a Córdoba y lo vieron dibujar, y pudieron comprobar lo fino de su trazo, relata. Así comenzó un vínculo por mucho tiempo que incluyó muestra en Buenos Aires. "Me traían lapiceras, repuestos, tinta, escuadras, me regalaban todo, eran fanáticos de mi trabajo", dice Warde.
A los pájaros saliendo de las máquinas, siguió una época en la que incluía objetos como canastos. ¿Por qué las aves? Una profesora de Zoología le pidió una guía para sus alumnos: "Empecé a hacer la cabeza y ya me gustó, ahí dejé las máquinas y me largué", recuerda. En un momento apareció en sus obras la tinta de color.
En el libro, Jorge explica las técnicas que utiliza, como la del pincel seco, que aprendió de Axel Amuchástegui (1921-2002), destacado referente de la pintura animalista: "Le llevaba cuadros, él me decía estas hojas parecen lechugas, no son los colores reales. Un día me pregunta qué le faltaba a un pájaro que había llevado. Faltaba un puntito, el orificio por donde respira... Me exigía, me marcaba si descubría un color que no era real".
Su trabajo comienza con un dibujo en negro. Usa la Rotring sólo para calcar. Después con pinceles, detalla, levanta el color con blanco, de oscuro a claro, hasta que la figura adquiere el volumen que desea. ¿La diferencia con Amuchástegui? "Yo elaboro más el hábitat, él pintaba sólo el ave".
Plumita por plumita
Apasionado también por las delicias de la técnica comparte cómo trabaja con el pincel de un pelo: "Cargo con acrílico el pincel número 0, redondo, bien finito, lo seco, y cuando la línea sale del grosor de un pelo, ahí empiezo a trabajar el original, hago plumita por plumita".
Antes de finalizar confirma que el ave sea exacta en un cien por ciento. Plumas, coloración, etcétera. Si algo no está bien recurre al ave embalsamada. La representación debe ser exacta, fiel a la especie. Es la faz documental de su trabajo, que servirá cuando el ave no exista. De Córdoba ha recreado alrededor de 20 especies. Le gusta observar las aves de Ciudad Universitaria, a las que plasmó en un gran afiche que le insumió seis meses de trabajo.
En sus cuadros, también el entorno es documental, si es selva, habrá helechos, por ejemplo. Sin embargo, la representación conlleva un valor estético. "La composición que uno hace es creación", concede. Hay un pequeño lugar para imaginar a partir de lo vivido, de la experiencia directa. Las neblinas son uno de sus climas favoritos. "Si bien es hiperrealista, hay un elemento alegórico que lo hace misterioso", revela Miriam Brussa, directora de la Galería.
A sus admiradores les gusta la resolución, cómo lo hace: "El detalle llama la atención, la gente no conoce este tipo de trabajo, que si ves con lupa impacta". Trabaja cinco horas diarias, pero si se entusiasma se van a 20, "hasta que viene mi mujer y me pide algo, yo me olvido del mundo". Para Jorge, pintar las aves es dotarlas de vida. "Esto es para toda la vida", concluye.
Arañas misteriosas
Entre las muchas anécdotas que Jorge Warde tiene, hay una relativa a unas "viudas negras". Una vez, el equipo del Centro de Zoología Aplicada debió atender el caso de unas especies de estas arañas que no se conocían. Warde las estuvo dibujando durante un año. Sus ayudantes las mataban en alcohol y se las dejaban en un tubo. Con el microscopio, observaba cada patita, estómago, cabecita. Pero cuando se distraía, no estaba más la araña. Lo que sucedía era que el foco del microscopio era tan potente que evaporaba el alcohol, y entonces las arañas revivían y escapaban.
Para ver
"Aves de América". Galería de Arte del Colegio de Escribanos (Trejo y 27 de Abril). La muestra de Jorge Warde se podrá visitar desde el jueves 10 al viernes 18 de agosto inclusive, de lunes a viernes de 10 a 14. Entrada gratuita.
Perfil
Jorge Warde (Córdoba, 1946), egresó de la actual Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba, donde ejerce la docencia. Es ilustrador científico del Centro de Zoología Aplicada de la UNC. Sus conocimientos aportan a publicaciones nacionales e internacionales, trabajo solicitado por los investigadores de CONICET. Expuso en el país, también en Uruguay, Francia, España, Inglaterra y Estados Unidos. Recibió en 2007 y 2008 el premio "Pintura del Mes", de la Mill House Gallery, Wisconsin (Estados Unidos). En 2012 fue homenajeado en el Museo de Antropolgía de Córdoba con la muestra "Arte y Ciencia. 40 años de ilustración en la UNC".
Jorge Warde expone en la Galería de Arte del Colegio de Escribanos la muestra "Aves de América" con pinturas recientes donde sus principales protagonistas ostentan su riqueza visual y el lugar que habitan. Antes, cuánta cómo nació su pasión y devela detalle de su técnica.