Un pasillo amable que conduce a una habitación tecnológica pesadillesca, digna de la serie distópica Black Mirror: no es casual que la recién inaugurada instalación del artista chino Ai Weiwei y los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre de Mueron en Nueva York haya sido llamada Hansel y Gretel: la obra replica en espíritu ese tránsito de la inocencia al terror de la fábula de los hermanos Grimm, en la que dos niños caen en la trampa de una bruja a través de una casa hecha de golosinas.
Hansel y Gretel, que inauguró hoy 7 de junio en el Park Avenue Armory, consiste en una gran habitación a oscuras en las que sólo se ven los rectángulos iluminados del piso, cuyas esquinas se iluminan con luz roja cuando el espectador pisa en ellas a la manera de los softwares de rastreo facial. En las alturas, mientras tanto, se alcanzan a divisar luces rojas y azules de drones que sobrevuelan.
De a poco, el espectador percibe que cada movimiento que hace le vuelve replicado en el piso a la manera de un filme en negativo, y así el piso se vuelve un friso fantasmagórico de gente haciendo señas, monerías y poses en la oscuridad. El espectador termina viéndose a sí mismo siendo registrado por sensores escondidos. Pero eso no es todo: en una segunda habitación se accede a un despliegue de Ipads en los que se exhiben fotos en blanco y negro con los rostros de los espectadores que acaban de pasar por la experiencia anterior, y donde cada uno puede buscar el gesto de su cara en la oscuridad. Finalmente, un streaming transmite en vivo para todo el mundo lo que sucede en los distintos trayectos de la instalación. Inquietante, ¿verdad?
Acaba de inaugurar en el Park Avenue Armory de Nueva York la instalación Hansel y Gretel del artista chino Ai Wei Wei y los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre de Mueron. La obra refleja la obsesión por las cámaras y la paranoia de la cibervigilancia.