Lo bestial, lo secreto y lo ritual son las fuerzas que se convocan en la muestra de Matías Factorovich, y que dan comienzo a las exposiciones y actividades que el proyecto Mommia lanzó por unos días en el bar Media Verónica (9 de Julio y Monseñor de Andrea, barrio Alberdi). El artista cordobés vuelve a exponer después de un largo tiempo, esa vez bajo las consignas que propone Mommia.
En la propuesta de Matías, como una composición de fragmentos, la pintura y la escultura u objetos son partes de una misma puesta en escena, y sólo adquieren sentido al formar un todo en esta instalación predominantemente asociada a lo pictórico.
–Presentás en Mommia un recorte de tu obra. ¿Qué condensa?
–Siempre me encuentro tentado por ver entrelineas, tomar todo con pinzas, enfocar y desenfocar, así es como se desvelan otras escenas, porque creo que a mirar se aprende y se entrena. Las obras pertenecen a varios periodos (lo que no tiene en sí mucho valor para mí). Creo que esos hijos únicos están en un no-tiempo hasta que encuentran un diálogo jugoso con otros de otros años, y ahí es donde se arma una dinámica, un entretejido, un texto.
Mirada fascinada
Entre la muchísima producción que aloja en su taller de Anisacate, Matías eligió la obra que presenta junto a Sofía Torres Kosiba, curadora de la exposición y también ella artista. "Creo que lo seleccionado habla muy bien del momento que transito hoy", asume Factorovich. Y esto responde a cierta fe: "Confío en que la vida es una ceremonia y es por eso que la muestra tiene que ver con lo ritual, porque el arte es sólo una manera de mirar, de encuadrar. Antes del arte siempre está uno con su vida y su mirada, detectando lo que nos llama la atención. En mi caso, la naturaleza y su diálogo con los seres, las personas a quienes miro con asombro y fascinación, incluyéndome a mí".
"Me intriga lo silenciado, todo lo que contenga misterio, es el misterio lo que me inspira y combustiona", destila un entusiasmado Factorovich.
–¿Qué significan para vos la pintura y la escultura? Al parecer te interesa cuidar como una reserva su fuerza ancestral.
–A la hora de crear es el material el que me seduce. Me da igual pintar o armar objetos o dibujar. Siempre hay algo que puja y no sé si será nena o varón. Me gusta eso que decís de la fuerza ancestral, creo que en ese fluir despreocupado (porque nunca pienso si será visto o expuesto), y esa intimidad es donde están todas las fuerzas aunadas en un impulso, salvaje, intuitivo, pero nutrido también con cierta consciencia emocional.
–¿Esta muestra es un retorno?
–Dicen que es un retorno pero yo nunca me fui, sólo me quede en silencio.
–¿Volver a la escena era un deseo?
–Hacía bastante que no mostraba, que no compartía, y creo que volver a vivir a Córdoba me devolvió ese entusiasmo.
–¿Cómo llegaste a las colecciones que llegaste?
–Todas mis llegadas a colecciones particulares han sido bastante casuales y si bien he tenido la posibilidad de exponer en Madrid, Sudáfrica, en Buenos Aires, etcétera, los que adquirieron alguna obra fue por un efecto de impacto, simplemente no pudieron evitarlo.
Hay una de esas historias que quiere compartir, y que lo pinta de cuerpo entero: "La dueña de una mina de diamantes en África me vio dibujar en la habitación de su empleada doméstica (quien era mi amiga), y luego de interrogarme porque yo siendo blanco tenía una amiga de color, vio mis dibujos y me compró varios para sumar a su colección. También soy ecléctico para compartir, porque salimos de su casa y fuimos todos los africanos y yo (que me considero un negro desteñido) al mercado a comer y comprarnos túnicas hasta que no quedó un centavo de lo que había ganado".
Mommia
Mommia es un proyecto expositivo, de producción y venta de obra propia y de otros artistas. Su eje curatorial gira en torno al cruce de los campos entre el diseño, el arte y otras disciplinas. Para este nuevo ciclo se trabajará de manera horizontal en proceso de clínica y producción haciendo foco sobre la tensión entre lo que se considera "obra" y el concepto de "producto".Los conceptos y estéticas que considera Mommia hacen referencia a lo monstruoso que es tierno a la vez, el humor y el romanticismo, lo orgánico, algunos guiños al superflat, tocando lo siniestro y la fantasía del surrealismo. Esculturas, objetos, arte gráfico, videoarte, arte digital, art toys, Gifs, animaciones, serigrafía y dibujo, entre otros formatos, instalados para crear un mundo mágico.De manera autogestiva genera múltiples instancias de exhibición y venta, talleres abiertos, eventos colaborativos, muestras y cruces con otros espacios e instituciones.
Para ver la muestra
Arte de Mommia. Este proyecto inauguró su sede en el bar Media Veronica (9 de Julio y Monseñor de Andrea, Alberdi). Allí, abrió la exposición de Matías Factorovich; también se exhiben en sala anexa, cuadernos de dibujos de Julián Desbats (Buenos Aires). Visitas: hasta fin de marzo, de martes a viernes 17 a 21, con entrada gratuita.
Después de un tiempo sin exponer, Matías Factorovich instala su propio ritual en la actual sede del proyecto Mommia, en barrio Alberdi.Dice que “no vuelve” porque “nunca se fue”.