Hubo una vez una Argentina que intentaba afirmar sus pasos en la carrera espacial. En 1969, pocos meses después del alunizaje del Apolo 11, un cohete bautizado Canopus II despegó desde el Centro de Experimentación de Chamical, en la provincia de La Rioja. A bordo viajaba un mono caí que la Gendarmería había capturado en Misiones con un fin específico: poner en órbita al “primer astronauta latinoamericano”, y traerlo de regreso sano y salvo.
Aunque la experiencia de Juan duró alrededor de 15 minutos y sus credenciales de primer “argentino” en un viaje al espacio exterior están en discusión (un ratón llamado Belisario, nacido en el Instituto de Biología Celular de la UNC, fue lanzado desde la Escuela Aerotransportada de Córdoba en 1967), el vuelo quedó registrado como una proeza de la astronáutica nacional. Juan volvió intacto. La cápsula que lo transportaba descendió en la Salina La Antigua, a 60 kilómetros de donde había despegado.
Juan medía 30 centímetros y pesaba casi un kilo y medio. Pasó los últimos años de su vida en el zoológico de Córdoba, donde era una de las máximas atracciones. Ahora, es el protagonista de una obra que Fernando Allievi realiza con meticuloso detalle en una de las paredes del Museo Caraffa. El mural se basa en una de las fotografías más famosas del mono astronauta, retratado mientras lo preparan para el viaje. Cuando esté terminado, el dibujo será lijado y desaparecerá. Como un regreso al año cero de los sueños espaciales de la Argentina.
El mural en proceso es una de las obras que componen la muestra “Cosmos”, en la que Allievi propone su propio viaje a través de imágenes que testimonian, sobre todo, la intensa década de 1960 y los dramáticos inicios de los ’70. Las imágenes que remiten a recuerdos más íntimos o cotidianos (Los 4 de Córdoba, las cupé Torino utilizadas en las 84 horas de Nürburgring por un equipo que comandaba Juan Manuel Fangio) se mezclan con instantes congelados de la violencia política.
A partir de fotografías, Allievi dibuja o pinta sus minuciosas recreaciones de escenas del Cordobazo, del funeral de Atilio López, de la llegada a la Luna, de la guerra de Vietnam o de una portada de la revista Life de 1966, que invitaba a unas vacaciones perfectas sin gastar mucho. En algunos casos manda el impecable fotorrealismo por el que el artista cordobés es reconocido; en otros, su imagen se está moviendo hacia la abstracción, algo bastante novedoso en su trabajo.
“Esta nueva serie abarca unos años antes y otros tantos después de esa época, pero ocurre que la de los ´60 fue una década fenomenal sobre todo por lo que ocurrió a nivel local –señala Allievi–. Y no me refiero sólo al Cordobazo, que fue un evento bisagra en nuestra historia, también tiene mucho que ver en esto el recorte que propone Gabriel Valansi, que es el curador de la muestra y quien diseñó el montaje”.
Vivir esos años
–El tiempo que retratás en la obra fue una época de convulsiones, de transformación, en la que el presente emitía señales hacia un futuro que parecía estar al alcance de la mano. ¿Creés que hoy hay cierta idealización de esa década? ¿Cuál es tu perspectiva?
–Seguramente, para los que tuvimos la suerte de vivir esos años y fuimos testigos de acontecimientos que de alguna forma hoy nos definen como sociedad, la visión de ese pasado está idealizada. El sentido de lucha estaba basado en la esperanza de un futuro mejor. Hoy, ese sentimiento cambió, como cambiaron infinidad de cosas en este tiempo que pasó. Documentarme para esta muestra me ayudó a recordar no sólo lo que fuimos, sino lo que pudimos ser. Creo que es importante reflexionar sobre eso, ojalá esta muestra ayude...
–En los dibujos y pinturas hay una atención a ciertos acontecimientos políticos, locales e internacionales, y en la misma dimensión o con la misma importancia parecen ubicarse sucesos más íntimos, de impacto en el plano personal. ¿Cómo los seleccionaste? ¿Con qué criterio?
–El conjunto de obras no tiene ninguna ambición documental. Es más, seguramente en la mirada de un historiador aparecerán eventos fundamentales de ese tiempo que no están representados, pero esto tiene que ver con el recuerdo que cada uno de nosotros tiene de algunos acontecimientos que nos marcaron para siempre. Yo no podré olvidar jamás cómo seguíamos la carrera de Nürburgring día a día con una radio portátil en el Deán Funes, tampoco de la impresión que me provocó el viaje en ómnibus por avenida Colón desde la esquina de Avellaneda viendo la Confitería Oriental totalmente quemada, al menos unos 10 Citroën 3 CV tumbados y quemados a media cuadra y en la esquina de Fragueiro, la Xerox destruida por el fuego. También tengo la imagen de un televisor blanco y negro en un bar de San Vicente, Santa Fe, en donde se celebraban las fiestas patronales, proyectando una imagen que apenas dejaba ver que se trataba del alunizaje de la Apolo 11. ¿Cuál de estos sucesos fue más importante? ¿Cuál recuerdo yo más nítidamente?
–¿En su mayoría, las imágenes están tomadas de la prensa gráfica? ¿Tenés un archivo? ¿Hiciste una búsqueda en soportes digitales?
–Tengo un pequeño archivo y siempre que encuentro compro revistas viejas. ¡Me encantan! Pero las imágenes de la llegada del Torino número 3 son fotogramas de una película, seguramente de 16 milímetros, que bajé de YouTube. Lo mismo que las imágenes del Cordobazo.
Un mural efímero
–¿Cómo surgió la idea de ir haciendo el mural a la vista del público? ¿Qué te interesó de la historia del mono Juan?
–El trabajo sobre el mono Juan, el primer astronauta latinoamericano, que a diferencia de la perra Laika volvió a la Tierra y siguió viviendo un par de años más en el zoológico de Córdoba, es una obra que iré desarrollando de tanto en tanto. Sin horarios ni días fijos y en lo posible no a la vista del público, pues me siento incómodo al hacerlo. Al trabajo lo realizo con lápices de carbón y estimo que quedará terminado el día antes de que finalice la muestra, momento en el que se procederá a lijar y pintar la superficie de la pared para resaltar el carácter efímero de la obra. Por eso no es casual la imagen elegida. En ese tiempo, la Argentina fue el cuarto país en poner un ser vivo en el espacio y lo hizo de manera exitosa. ¿Cuándo dejamos de ser lo que fuimos, para ser lo que somos?
–El realismo meticuloso que tiene tanta presencia en tu obra acá aparece “aplacado”, en algunos casos llevando la imagen hacia una figuración que se toca con la abstracción. ¿Es un cambio? En ese caso, ¿a qué lo atribuís?
–Sí, en mis últimos trabajos ese cambio comienza a ser más evidente. Supongo que tiene que ver con un aprendizaje, con empezar a entender y desarrollar diferentes maneras del dibujo que por mi forma de ser no me permitía abordar y ahora sí. Más vale tarde...
Para ver."Cosmos”, la muestra de Fernando Allievi, se puede visitar en el Museo Caraffa (Poeta Lugones 411) hasta el 9 de marzo. De martes a domingos de 10 a 13 y de 18 a 21. Entrada: $ 15. Estudiantes, jubilados y menores, gratis. Los miércoles la entrada no tiene costo.
Fernando Allievi presenta su muestra “Cosmos” en el Museo Caraffa. El conjunto de dibujos y pinturas se inspira en gran medida en fotografías de la década de 1960. Mientras dure la exposición, el artista cordobés realizará un mural que reproduce una imagen de Juan, un mono que se convirtió en el primer astronauta argentino.