¿Qué es eso? La misma pregunta que sobrevuela el arte contemporáneo se escuchaba como un murmullo insistente entre los presentes en la apertura del año del Museo de las Mujeres (Mumu, Rivera Indarte 50). En la tarde del jueves, lo que se trataba de descifrar era aquello que de lejos no se podía apreciar con claridad, en una escena que recibía al público iluminada sólo con las luces de las velas: una larguísima mesa de mantel negro y altos candelabros que conducía hacia un personaje. ¿Sería el anfitrión, el “dueño” de casa? Se inauguraba “El aire que hincha los telones (de plástico negro)”.
La muestra, que se podrá recorrer hasta el 5 de abril, es una producción en la que participaron los artistas Gerardo Repetto, Gisella Scotta, José Quinteros, Julia Tamagnini, Mariano Grebnicoff, Noelia Rocío Díaz Olivier, Victoria Liguori y Florencia Walter, con la asistencia de Sofía Menoyo.
El actor Diego Dozo estaba en el traje del hombre con rostro de ave, al mismo tiempo un fino caballero ataviado de negro, rodeado de manjares. Empezaba a girar, en ese acto de comer y beber, una secuencia en torno al pasado y presente del edificio donde funciona el Museo de las Mujeres, cuyos altos hoy están tomados por las palomas y que hacia finales del siglo 19 fue la elegantísima sede del club social El Panal.
Los artistas sugieren que una bebida le dio el nombre a ese club. Y en esa pesquisa invitaron a los asistentes con un “elixir” (incluye trozos de panal) tan misterioso como todo lo que aparecía en las distintas salas, un lugar tomado que ofrece señales en una puesta minimalista y contundente. El espacio conserva sus secretos. Y a la ausencia de quienes lo fundaron, se suma una presencia que tiene algo de ausencia, al ser invisible para los visitantes. Nunca se ven las palomas, pero están: en esta muestra, reaparecen en los dibujos que les ponen cuerpos humanos vestidos de frac, o son espiadas en su cotidiano existir a través de las cámaras de seguridad de la planta alta.
A otra ausencia tal vez refieran los hilos tensados al estilo de las telas de araña. Y otras numerosas evocaciones provienen de un objeto de gran porte con sus espacios vacíos donde hubo fotografías. Bajo cada imagen faltante, están los nombres de aquellos hombres que integraban el club (Juárez Celman se lee, por ejemplo, grabado en la chapa dorada). Este cuadro de proporciones considerables llamó poderosamente la atención a Gerardo Repetto tiempo atrás. Justo él, llegado al arte desde la fotografía, aleja en sus obras el soporte fotográfico para hablar de lo otro que lo rodea.
La muestra se presiente así como un eco superpuesto de los primeros y más recientes habitantes resonando en lo que por muchos años fue El Panal.
Muestra
“El aire que hincha los telones (de plástico negro)” se podrá visitar hasta el 5 de abril, con entrada gratuita en el Museo de las Mujeres (Rivera Indarte 50). La muestra deriva de una experiencia formativa de becarios participantes del programa de talleres y seminarios del Fondo Nacional de las Artes para artistas visuales de Córdoba, organizado por la Secretaría de Cultura de la Nación junto con el Centro de Producción e Investigación en Artes de la Facultad de Artes (Cepia/UNC) y el Mumu durante 2013. El dictado de los encuentros estuvo a cargo de Ernesto Ballesteros e Isabel Plante.
Coordinación: Carolina Senmartin y Carla Barbero.
El jueves al atardecer, el Museo de las Mujeres convocó a su primera muestra del año, El aire que hincha los telones (de plástico negro), con un extraño anfitrión sentado al final de una larga mesa negra.