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La medida del tiempo: las nuevas propuestas de La Sala que Habito

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Una puerta abierta y un largo rollo de papel desplegado en una de las galerías del patio principal del Cabildo (Independencia 30) dan la pauta: hay presencias silenciosas y no tanto en La Sala que Habito, el ciclo lanzado por Cultura municipal que ya lleva 13 ediciones. La número 14 ya está en marcha.

Pablo Javier Martínez y Gastón Goulu fueron elegidos entre 80 artistas que presentaron sus proyectos por convocatoria abierta, y si bien se presentaron en forma individual, decidieron profundizar en sus afinidades. Se conocían de antes, al haber compartido una clínica de Lucas Di Pascuale.

Mariano Grebnicoff, Mercedes Zamar y Samantha Ferro, autores del proyecto anterior (La Sala del Deseo), eligieron a la dupla para este espacio de producción de obra en vivo que se puede visitar de lunes a viernes de 11 a 18. El próximo martes 19 se sumarán a una inauguración que programó el Cabildo, para compartir los avances.

“Nuestros proyectos tienen puntos en común, por los elementos con los que trabajamos, lo que hará que se vayan vinculando naturalmente”, opina Pablo Javier Martínez. Y añade que ambos trabajan la idea del tiempo a través de la marca indicial, la huella como rastro de una experiencia, de la memoria, y de la propia existencia; la monocromía de la estética que ambos utilizan es otra coincidencia.

Acercarse a una de las paredes permite observar el sutil dibujo que Gastón Goulu está haciendo en “una sola línea de puntos” con su Rotring (lapicera estilográfica), cuya punta mide una décima de milímetro. Es la herramienta habitual de su trabajo en figuración y mímesis, como sus seres mitológicos, o los dibujos que ha realizado para el Museo Anatómico del hospital Clínicas, algo totalmente diferente, sostiene, a este dibujo más performático en La Sala que Habito.

Lo que está desarrollando en la Sala se emparenta en todo caso con sus dibujos puntillistas que realiza desde hace dos años en formato tarjeta postal (serán un centenar). Esta vez, su idea es “representar gráficamente el tiempo”: “Aquí, cada punto es un segundo, un minúsculo momento que yo viví en la Sala”, afirma. Si contara esos puntos, podría deducir el tiempo transcurrido. Otra medida de tiempo que elige son los discos que escucha. Anota la duración total en una lista en el cuaderno de registro que comparte con Pablo.

“Mi intención es hacer cada vez más denso el rastro, hasta que se dejen de percibir las líneas, y se vea casi como una bruma. Generar planos de grises es el objetivo, si no llego no importa”, sostiene. Sí le importan los disparadores y las acciones conjuntas que puedan surgir con su compañero de hábitat: “Queda mucho tiempo y mucho espacio”.

Lo que Pablo está llevando adelante fuera de la Sala es una acción, “una peregrinación”: “Vivir un tiempo personal en un tiempo anónimo cotidiano, con el peso histórico que tiene el Cabildo”, señala.

Su peregrinación, dice, es totalmente autorreferencial. Habituado a compartirla con su padre en Jujuy, y al no poder hacerlo este año decidió que sería su acción artística. “La intervención recorre entre ida y vuelta una distancia de 50 kilómetros”, explica. La misma que le insumiría la experiencia jujeña. Pablo ya dio varios pasos de esa caminata, visibles en la senda que ha dejado en el rollo de papel como huella de su experiencia (“acompañar a mi padre desde aquí”). “Yo también mido el tiempo que camino por día”, cuenta. Para dejar la huella, eligió trabajar con carbón. Acumuló el material precario y manchó su calzado.

“El carbón también me remite al camino, a la tierra, a la senda”, afirma Pablo. Gastón, que lo escucha, aporta que su camino se va construyendo sobre el papel.

“Son diversas las razones que cada persona tiene al emprender la peregrinación”, reflexiona Pablo. “Algunos caminan por fe; yo lo hago por eso, pero también por mi padre y por el arte”, afirma. La charla va conduciendo a lo meditativo de sus proyectos, una tarea que hoy no saben cómo finalizará. 

La Sala que Habito. Es un ciclo que organiza la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Córdoba, pensado para que los artistas produzcan una obra específica para una sala del Cabildo (Independencia 30). El artista saliente elige a quien lo sucederá.

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Pablo Javier Martínez y Gastón Goulu están dejando las marcas de sus trayectos artísticos en La Sala que Habito, ciclo que toma un espacio del Cabildo Histórico. Después de 13 experiencias, ellos concretan la primera de este año.

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Fecha y Hora: 
Tuesday, 12 April, 2016 - 18:15
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