Sobre León Pinelo 81 se lee en el asfalto: “Re-creo Espacio infinito”. Cuando la puerta se abre, una línea gráfica de distintos colores conduce por la escalera al espacio que Ricardo Castiglia abrió en su propia casa en Alto Alberdi.
Es sólo el comienzo de una de las tantas obras que el artista cordobés dispuso en una suerte de galería de arte-living: cómoda para acercarse y mirar cada una de sus obras de los últimos años, recibir visitas y conversar. Desde allí se alcanza a ver la cocina colmada de dibujos, pinturas y una pila de grabados sobre la mesa, sólo algunos de los cientos que tiene.
El taller es otro cantar. Allí hay muchísimas más obras, aclara el artista. Y quizá ese lugar sea uno de los puntos de partida de una transformación que Ricardo vivió en el último tiempo. “Bernardita me ayudó a agilizarme”, dice en referencia a su compañera Bernarda Bielsa. La conoció cuando estudiaba en la Escuela Figueroa Alcorta (“estamos juntos de nuevo, era lo inevitable”). La considera socia fundadora de su espacio, ella ayudó a “desintoxicarlo”.
“En ese proceso de limpieza empecé a llevar las cosas afuera”, relata. Los vecinos se acercaron a ver las pinturas y se dio cuenta que había estado ausente del barrio en el que vivió toda su vida: “Sabían de mi familia, me conocían desde siempre pero nunca supieron qué hacía”.
“Re-creo. Espacio infinito”. Se puede visitar contactando al artista por Facebook. La dirección es León Pinelo 81, planta alta. Barrio Alto Alberdi. Entrada gratuita.
Hasta le compraron obras en la imprevista feria de garaje. Dejaba la puerta abierta y la gente entraba directamente. De haber sabido que la cosa era tan simple, piensa ahora, lo hubiera hecho toda la vida. Lo comenta y sonríe, pero no es resignación, siempre está de buen humor. Desde la calle, Ricardo dejó entrar a los vecinos a su casa. Ellos empezaron a ver y preguntar. Y él les dijo que sacaran sus “propias conclusiones”. Iban con sus hijos.
La cosa empezó a cobrar más fuerza, y así fue que decidió abrir el espacio para que su obra circule integrada al barrio. “Quise exponer desde mi lugar. Partir de uno mismo para ver a los demás”, es su conclusión. Oficialmente, el espacio inauguró el 7 de octubre del año pasado, apenas tres meses atrás. “Me puse a jugar, quiero ir cambiando el lugar permanentemente”, define como propuesta.
En Alberdi, un barrio con mucha historia, se concentran otros talleres de artistas a pocas cuadras. El de Dante Montich y Celia Marcó del Pont, entre muchos otros. “Marcelo Bonevardi vivía a la vuelta, su familia era conocida de la mía, todo está enlazado”, va contando. Bonevardi fue una presencia e influencia importante.
A Ricardo lo entusiasma el vínculo social que se produce en su espacio con personas que habitualmente no consumen arte. “Me encanta esto que no entiendo”, le dicen. No es difícil imaginar la escena ante el cúmulo de obras abstractas que desarrolló a partir de fotografiar el televisor, la serie de la montaña Paramount, la enorme Haiku, parte de una serie de libros (“una época de densidad, muy mental”, dice), o la gigante pintura “bonevardiana” pero con más acento en lo ancestral.
Confiesa que con Haiku se sometió a un ejercicio riguroso: reproducir en pintura como lo hace en grabado, “una dinámica interna que necesito todo el tiempo”, revela.
Detrás del cuadro
El dibujo fue su soporte siempre, afirma Ricardo Castiglia, más conocido por sus pinturas y su intensa obra gráfica.
Pero ahí están, en su casa, las agraciadas siluetas de caballos. Salvo esas figuras, es sumamente abstracto. Su espacio lo hace evidente. Hay obras saturadas de pinceladas de diferentes colores que pintó después de un laboratorio de videoarte que hizo con Ciro del Barco en la Universidad Católica de Córdoba.
Como antecedentes están haber estudiado cine y experimentar con audiovisuales. Para esta serie, fotografió la pantalla del televisor durante cinco días, material que luego sometió a un proceso de animación.
“Descubrí que cuando la señal se corta aparecen manchas abstractas, son milésimas de segundos, estamos ya acostumbrados a ver eso”, explica. A partir de allí, capturó ideas, y anotó los colores que veía.
“No me gusta quedarme estancado en una idea, hago una serie y la termino, aunque a veces regrese”, reflexiona.
Otra serie revela su atracción cinéfila. Toda una pared está tomada por cuadros de distintos tamaños en los que la imagen dominante es la montaña rodeada de estrellas que simboliza a la Paramount Pictures.
Venía trabajando sus influencias. Y después de dos viajes a Estados Unidos se preguntó por qué todo le resultaba tan familiar, como si siempre hubiera vivido allí. En su introspección resurgieron las películas de Hollywood. Investigó mucho sobre el diseño de la poderosa productora de cine e indagó en las razones que lo llevaban a pintar esa imagen: por un lado, coincidió con la muerte de su madre (también la imaginó a ella como una montaña). Además, la montaña había sido un tema recurrente en su obra.
Otra serie que llama la atención en su espacio tiene que ver con otros ejercicios que se impuso, como trabajar a partir de la luz que producen las hojas cuando caen en las acequias, “todo ese movimiento, esa mirada que uno tiene de chico”. Lo que vio años y años en el camino de Colonia Caroya, su otro lugar en el mundo, al que iba seguido durante su infancia y adolescencia.
Entre los saltos al pasado aparece su formación. Estudió en la Figueroa Alcorta (“hice la escuela de un tirón”), pero empezó antes en un taller libre de la Universidad Nacional de Córdoba. Aunque primero se anotó en Arquitectura, y a los 15 sabía que se dedicaría al arte.
También muy joven heredó el terreno donde luego construyó la casa que hoy abre a todo aquel que quiera conocer su obra.
Compartir su obra lo hace pensar en sus comienzos, hacia fines de la década del ‘70: “Fue toda una efervescencia, estábamos desesperados con la información y con trabajar el lenguaje personal, casi que compitiendo con el otro, como decir yo hago esto, ¿vos qué hacés?, ¿cuál es tu onda?”.
El artista cordobés Ricardo Castiglia decidió abrir su casa para compartir con vecinos y el público sus pinturas, grabados y dibujos de los últimos años.