La ruta de la escultura

Dos palabras cruzan una exposición que recorre algunos hitos de la escultura contemporánea local bajo el título “Universo y figura”, inaugurada el jueves en el espacio de arte de la Fundación Osde (Rafael Núñez 4252). Con curaduría de Tomás Bondone, la exposición revela obras de 16 autores de distintas generaciones y estéticas: Violeta Lemme, Raúl Díaz, Luciano Carbajo, Tulio Romano, Juan Canavesi, Diego Gutiérrez, Rafael Carletti, Luciana Bertoloni, Martha Bersano, Juan Carlos Antuña, Alejandro Bovo Theiler, Rodolfo González del Solar, Eduardo Quintana, José María Suhurt, Gustavo Piñero y Marcelo Hepp.

Se trata de un grupo de creadores ligados esencialmente a la escultura, que en algunos casos desanduvieron un camino artístico también por el dibujo, la pintura y el grabado.
En la presentación, Bondone destacó el carácter fragmentario del recorrido, la idea de “panorama inconcluso”, y hasta “caprichoso”, un recorte centrado en las “formas alusivas a la figura” y en la expansión de las fronteras en las formas artísticas, “una elasticidad ya anunciada en 1978, cuando Rosalind Krauss publicó La escultura en el campo expandido”.

Una visita guiada prevista para el próximo miércoles 25 a las 18.30 será la oportunidad para profundizar en una selección donde manda lo diverso, por la multiplicidad “de medios y formas”.

Bondone recuerda al español Javier Maderuelo, para hablar de la ruptura de los límites de la escultura contemporánea, en cuanto al “rechazo a las normas o el alejamiento de los llamados materiales nobles”. Y explica cómo dialogan las dos palabras de la muestra, “Universo y figura”: “En este universo complejo y multiforme, los géneros más convencionales también revisten modificaciones o alteraciones. Es el caso de la representación de la figura humana, tema en donde los artistas continúan encontrado posibilidades infinitas”, señala, para dar pie a mostrar un “horizonte caracterizado por mezclas e hibridaciones, particularizando lo universal y universalizando lo particular”.

Focalizar en una porción de la “poco explorada escena local y ensayar así un muestreo de la situación actual”, fue otro de sus objetivos.
La exposición comienza con obras de Violeta Lemme, como Danza en la luna, de 2015. Sigue con dos piezas gran porte de Raúl Díaz, una de éstas es La tabla, también de este año; el recorrido sigue por dos obras muy conocidas de Tulio Romano, como el famoso Arco, de 1997, y luego con Minotauro, por ejemplo, de José María Suhurt. Cada artista participa con dos obras. Los protagonistas de Los Bañistas conversando (2012), de Martha Bersano, se aproximan a los personajes de Juan Canavesi, la pareja anudada en una silla de la serie Los Abrazos, de 2004.

Las obras de esta exposición dan cuenta de una “estética nómade”, explica el curador, porque conjugan “lenguajes foráneos con raíces nativas”, modelos de la academia europea y ciertas búsquedas locales. Como en la escultura que entre el textil y la cerámica elabora Alejandro Bovo Theiler en una obra de la serie Fetiches de empoderamiento. O Los Onas de Eduardo “Boyo” Quintana.

En medio de la sala se puede ver La inevitable necesidad de repetir lo acostumbrado, de Luciano Carbajo, joven escultor de la muestra. Y las figuras de Rafael Carletti como El gato, de 2015. Retrato de su madre (2015) es una de las obras (fragmentada) que presenta Luciana Bertoloni, y Grano de polen (2015), una de las propuestas de Juan Carlos Antuña.

Nombres como el de Marcelo Hepp, quien exhibe Retrato geométrico (2014), comparten escenario con las obras de Diego Gutiérrez (Cabeza, de 2015) y la de Rodolfo González del Solar, Fuego (2015), uno de los pocos bronces de la exposición. También Gustavo Piñero presenta obra muy reciente (Ensayo sobre la violencia), recuperando la faceta objetual de su obra.

“No están todos los que son ni son todos los que están”, avisó Bondone. Motivo por el cual habrá que mirar al conjunto como una posible ruta de la escultura cordobesa.