Entre la naturaleza y la intimidad que ella produce se mueven cuatro exposiciones individuales que exhibe el museo Genaro Pérez (General Paz 33) hasta el 25 de este mes, en sus salas de planta alta: “En mi casa llueve”, de Mateo Argüello Pitt; “Ecos de la naturaleza”, de Ana Gallici; “La mitad perdida”, de Cecilia Salomón; y “El baño”, de Candelaria Silvestro.
Argüello Pitt, alejado casi por completo de su proyecto estético más difundido, establece en su espacio distintas zonas en las que elige señalar la grandeza de las pequeñas cosas: tamaños mínimos, ninguna estridencia, y la potencia del dibujo dada por la austeridad. Otro artista, Diego Arrascaeta, describe la presentación que Mateo hace en formato de instalación. Dice que sus imágenes “evocan los lugares más sagrados de la vida del hombre: la infancia o esa plataforma vital para ser, la naturaleza como único reducto posible de protección, sus árboles en pie como estandartes verticales que resisten afanosamente y su paradójico abanico de heridas irreparables, las lágrimas hojas, la casa-reparo y simultáneamente infinito desamparo de incomunicación humana”.
Están aquellos temas de siempre de Argüello Pitt (el árbol, la casa, el hombre) pero sostenidos por sí mismos: esta es la manera que hoy tienen sus imágenes de manifestarse. Soporte y lenguaje al mínimo, para ir a lo esencial.
Ana Gallici también elige un sector de su muestra “Ecos de la naturaleza” para presentar una instalación, donde el espectador queda atrapado, entre las sombras de la floresta y la música (el diseño de sonido es de Daniel Cervantes), un recorrido que se completa con grandes piezas señaladas puntualmente por la iluminación. Para la artista, la luz modifica el espacio y el tiempo, “como portales hacia un jardín secreto”.
En la obra de Gallici es también el árbol una figura significativa, en la que la artista escarba para ir hacia “el núcleo de la conformación del universo”. Para ella, todos los árboles tienen una voz propia que las hojas en el viento dispersan transformándola en pensamiento. Su propuesta es “desbordar” la tradición pictórica en sus obras de gran densidad matérica que incluye fibras, vegetales, pigmentos, semillas, hilos, metales, mica, entre otros materiales amalgamados en pura vitalidad.
En otra de las propuestas del museo, también la naturaleza emite sus señales. Es “La mitad perdida” de Cecilia Salomón. Vale aquí la experiencia con ese mundo biológico. Su muestra es una instalación dominada por grandes collages digitales impresos sobre papel de algodón, que también se compone del título de la muestra enmarcado (un pequeño cuadrito); y una mesa de madera sobre la que la artista ubica piezas de arcilla cruda y cocida sobre polvo de arcilla. Salomón acentúa la apariencia de las imágenes con la acuarela.
“Los largos pliegos instalados sobre la pared caen como cascadas y nos presentan grandes ventanas de una naturaleza extrema y deshabitada: La montaña y el mar”, describe la artista. Su idea de collage es la propia instalación, entre lo real que detalla y a la vez imagina. Su imagen es tan sutil como la acuarela, el agua, y tan poderosa como todo lo sólido que exhibe.
En el último tramo del recorrido, Candelaria Silvestro desnuda en la muestra “El baño” el lado salvaje de sus figuras femeninas puestas en primer plano. Al mismo tiempo desnuda el trazo, desnuda a la pintura (más de lo que solía hacerlo), como si revelara lo más originario de la naturaleza humana.
Para ver. Museo Genaro Pérez (General Paz 33). Las muestras de Mateo Argüello Pitt, Ana Gallici, Cecilia Salomón y Candelaria Silvestro se podrá ver hasta el domingo 25 de octubre inclusive, de martes a viernes de 10 a 20; y sábados, domingos y feriados de 11 a 20. Entrada gratuita.
Cuatro muestras presenta el Museo Genaro Pérez hasta fin de mes. Exhiben Mateo Argüello Pitt, Ana Gallici, Cecilia Salomón y Candelaria Silvestro.