Gestos pequeños e incisivos proponen las máquinas visuales de Manuel Coll y Juan Juares en el luminoso espacio de la galería de arte Piccadilly (Echenique 2012, casi Luis de Tejeda). La dupla dialoga felizmente con sus imágenes. Esta exposición los reúne en las figuraciones delimitadas por las formas no convencionales de los soportes que eligen para hablar del arte, del hombre y su entorno, preocupaciones de estos incansables artistas, o mejor, de lo que se ocupan, lo que subvierten.
Un dibujo compartido recibe desde la vidriera (siluetas, líneas y líneas, los trazos mezclados), el que los artistas hicieron juntos para presentar una muestra que termina esta semana en Piccadilly, la galería de Emiliano Arias y Constanza Chiappini. El espacio tiene apenas unos pocos meses de vida. Después de la muestra inaugural, Arias y Chiappini decidieron poner en un mismo lugar a Juares y Coll y ver qué pasa. Ellos, dos artistas muy activos de la escena local, son representativos de un discurso visual que mantiene la vitalidad de la búsqueda estética desde parámetros conocidos, que constantemente están descolocando.
La dupla entrega dosis pequeñas y vitales de lenguaje pictórico, surcados siempre por el humor que los caracteriza, y que hace a esta muestra una propuesta destacada.
Manuel Coll hace rato que se ha decidido a investigar el paisaje, a explorarlo de maneras curiosas que no hacen más que revelar su inquietud a la hora de representarlo. Para eso lo somete a distintas pruebas (para decir lo que en otros términos serán las “operaciones del artista”). Como si cortara porciones de paisaje, lo hace funcionar en soportes de formas geométricas variables (como hacían los artistas concretos con sus cuadros); o lo recorta y lo atraviesa con la figura de un hombrecito. De esta manera crea ficciones pictóricas.
En otro momento mete a la pintura de un paisaje ínfimo dentro de una lupa para mirar diapositivas, un aparato antiguo y celeste que se asocia con los colores de sus cielos. En otro momento, el paisaje se nombra él mismo en la palabra “campo”. Y como parte de estas acciones, Coll simplemente se deleita en pintar la belleza del paisaje.
Juan Juares está repensando sus maneras, siempre haciendo un mismo lenguaje del dibujo y la pintura, de donde sus personajes que emergen o se sumergen en planos distintos, celebran la visualidad desde el movimiento y el erotismo, esa zona tantas veces surcada por el artista. La línea de Juares es generosa, sustentadora de escenas mínimas y enormes.
En esta muestra hay obras que mudan los formatos y por eso mismo cambia la naturaleza de las imágenes (una caja tetrick, pequeños objetos como si fuesen juguetes), como en una de las obras en la que un plano negro puede ser un rostro. Juares apela al arte primitivo (aquel recurso de los artistas modernos), sobre todo en las figuras negras que bailan en el cuadro de mayor tamaño. Sólo que el artista pone un pie en el presente, y sobre todo en el suyo particular, que se puede identificar en uno de los extremos del cuadro: allí ha pegado una impresión de lo que detalla su cuenta bancaria: cero peso. Y a partir de ese elemento extra artístico, despliega personajes en danza que flotan, indiferentes a la situación financiera.
Próxima entrega
Después de los muchachos, vendrán las chicas. Piccadilly inaugurará el próximo viernes 23 a las 20 una exposición con la obra más reciente de cuatro artistas potentes: Luciana Bertoloni, Tamara Villoslada, Candelaria Silvestro y Nora Mediavilla. La muestra de Manuel Coll y Juan Juares se podrá ver hasta el sábado 10, de 12 a 21. Entrada gratuita.
Para ver. Manuel Coll y Juan Juares exponen en la galería Piccadilly (Echenique 2012, casi Luis de Tejeda, Cerro de las Rosas) hasta el sábado 10 de octubre inclusive. De lunes a viernes de 12 a 21, sábados de 16 a 22.
Ambos artistas comparten imágenes en una exposición que los reúne en la galería Piccadilly.