Ernesto Berra, maestro de los juegos sutiles de la materia, presenta en el Museo Caraffa (Poeta Lugones 411) la muestra "Leves fragilidades", una extensa instalación (que toma toda una sala), compuesta sobre todo de pequeñas y serenas piezas. El título pareciera referir sobre todo a la apariencia de sus obras, a las que suele denominar "objetos pinturas", y a las que hoy correspondería llamar solo obras, más aún si forman parte de instalaciones, dado que lo objetual y pictórico son niveles difíciles de precisar en su propuesta. O inútil diferenciar.
"Entre ver y estar, en este entremedio detendría la mirada", se propone como actitud a tomar frente a la obra de Berra el texto del catálogo escritor por Guillermo Daguero, autor de poesías visuales.
La levedad de la imagen no puede ocultar la solidez de la materia, la consistencia de la tela y la madera (en sus dobleces sensuales, en cada trama, hilo, detalle rudimentario). Aún en la transparencia de las aberturas a las que invita cada obra. Como se pregunta Daghero: "¿qué decir cuando en frente, una elaborada materia ofrece una sensación inmaterial?".
Hay otras cosas que su obra no puede dejar de revelar: el minucioso trabajo y el tiempo detenido sobre la materia, a veces años. Capa sobre capa.
Berra, el de los paisajes, enamorado del follaje en la década de 1980, amor que después mudó a lo urbano, no puede ocultar en el presente su obsesión por los muros. Construcciones pesadas que él vuelve livianas con sólo un trazo de pintura y un mínimo clavo. Son muros cada vez más desnudos, más toscos, más desprovistos de incisiones, de toma de decisiones, y a pesar de ello, más potentes.
Intimidad
"Hice estas aberturas para poder mirar las obras por dentro", observa mientras recorre la muestra con VOS. No dirá mucho más. El silencio de sus piezas es su silencio, como el de un trozo de madera que se impone mudo, haciendo hablar a la rusticidad, a sus formas, a todas las operaciones acumuladas por el artista en ese simple pedazo de materia encontrada.
Berra conserva eso de recolectar fragmentos, aunque también se encargue de producir sus propios restos de materia como si fuese un cementerio de formas abandonadas. En esta muestra hay de esas construcciones en cemento en las que viene investigando desde hace un tiempo. ¿Serán ciudades, como las que expuso años atrás en otras salas del museo? No está muy seguro. Porque estas indagaciones cuasi escultóricas también comienzan a callar, a ofrecer menos signos. Como si ahora, la materia de sus obras se replegara, el papel revelándose papel (muchos papeles colgados del altísimo techo se presentan casi desprovistos de carga pictórica, el cúmulo informe de cemento, las líneas que dibujan las vetas de la madera).
Sutileza, ese rasgo que Berra cultiva desde hace años. Elegancia de la materia rústica.
Volviendo a las aberturas, muchas de las obras de esta exposición tienen "ventanucos", pequeños espacios para espiar, o superficies de vidrio que parecen empañadas, como si alguien hubiera pasado la mano (dejando así la forma de una mancha), y en esa simple construcción y gesto, la obra volviera al punto de un otro espectador que se asoma a mirar.
Muestra. Museo Caraffa (Poeta Lugones 411). El artista cordobés Ernesto Berra exhibe sus obras más recientes en la muestra "Leves fragilidades". Con curaduría de Sara Picconi y Aldo Peña, y textos de Guillermo Daghero. Hasta el jueves 10 inclusive, de 10 a 18. Miércoles, gratis.
Ernesto Berra vuelve a deleitar con el hedonismo de la materia en su muestra "Leves fragilidades", que exhibe hasta el jueves en el Museo Caraffa.