Cambió a su padre por dos peces de colores. Se enfrentó al troll Grendel y el dragón del Beowulf. El escritor Neil Gaiman se tomó a pecho aquello que cantaban las Chordettes: “Mister Sandman, bring me a dream”. Gaiman hizo dueto con Terry Prachett para narrar el fin del mundo sin perder la sonrisa. Sumergió la mano en hielo para aguantar las cuatro mil firmas por día de su última gira. Y ahora su incansable pluma se encuentra trabajando en su primera gran serie de televisión: la adaptación para el canal estadounidense Starz de American gods, su visión de unos Estados Unidos en los que los dioses de todas las civilizaciones sufren la ignorancia de sus antiguos siervos.
Neil Gaiman (Hampshire, 1960) no para. Ni quiere. Ni siquiera abordo de un tren se toma un respiro, y de tanto en tanto tuitea para sus más de dos millones de seguidores.
No es para menos. Después de 25 años ha vuelto a su Sandman, la novela gráfica que lo convirtió en leyenda en la década de 1990 y que según la MTV ha pasado ya de los 30 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo.
Ahora, cuando sólo queda un número para que Sandman Obertura llegue a su fin, Gaiman arquea la ceja ante la pregunta inevitable: ¿Cuándo llegará? “Cuando esté acabado”, responde.
A Gaiman no le gusta que lo apuren. Menos escribiendo, porque asegura que lo suyo es crear “icebergs”.
“Mis historias son así. Sólo se les ve la cumbre. Pero hay mucho más bajo las aguas”. Tanto hay que le da para ser padre de mil mundos por todas las sendas imaginables: videojuegos (Wayward manor), cómics (Sandman, Orquídea negra), novelas (El océano al final del camino), libros infantiles (El galáctico, pirático y alienígena viaje de mi padre) y también películas (Coraline, Beowulf).
Historias de familia
Narrar le viene de familia.“Mi madre no era muy buena contando historias, pero recuerdo leer con ella libros con ilustraciones, como La sirenita. Mi padre sí podía inventarlas. Y mi abuelo. Las de mi padre eran sobre ardillitas que vivían al otro lado de la ventana. Las de mi abuelo, sobre un elefante”.
Hablar de su infancia y juventud guarda una estrecha relación con lo que Gaiman está escribiendo en estos años. Sus dos últimas novelas, El libro del cementerio (2009) y El océano al final del camino (2013) hablan de la infancia: en el primer caso de cómo se deja atrás, en el segundo, de cómo se recobra.
“Se me ocurrió gracias a mi hijo, Michael, cuando aún era muy niño. Estaba obsesionado con su triciclo y no lo encontraba por la casa. Así que salí a la calle a buscarlo y me lo encontré en un cementerio. Se le veía feliz mientras pedaleaba su triciclo entre las lápidas. Pensé en lo curioso que sería escribir algo así, un niño criándose en un cementerio”.
Su océano se lo debe a su mujer, la cantante Amanda Palmer: “Estaba de gira y la echaba de menos. Este libro fue la forma de hablarle de mi infancia y de expresarle lo que la añoraba”.
Lo que no añora Gaiman son los tiempos antes de la piratería. Es más, el autor sostiene que la piratería es algo “bueno” para los escritores. Al menos, para aquellos a los que la gente quiere leer. Lo explica con una anécdota. Una de sus primeras sesiones de firmas en Estados Unidos, en la que compartía mesa con un autor de best sellers del The New York Times del que no quiere revelar su nombre, llega una lectora de ese autor y le da su libro para que se lo firme. El escritor ve que es un ejemplar de saldo de una librería. Y le espeta: “Esto no te lo voy a firmar. Con este ejemplar no he ganado nada”. La mujer, abochornada, se fue llorando. “¿Sabes qué pasó luego?”, pregunta Gaiman. “Varios lectores de los que estaban en su cola se pasaron a la mía. Por los pocos centavos que gana con un ejemplar, perdió a una lectora para siempre, a esa gente que se cambió de cola y a todos con los que hablaran los que vieron la escena. Me prometí: nunca seré como él. Pasa lo mismo con los que atacan la piratería. Que te pirateen es una oportunidad”.
Relato improvisado
Gaiman ve el futuro con la misma idea que ha visto toda su carrera: “Mientras siga haciendo cosas en las que no soy aún bueno, sentiré que estoy vivo”. Así dejó de dedicarse en cuerpo y alma al cómic tras terminar Sandman, así piensa en ir dejando la novela ahora que la domina. Entonces, ¿qué? Pasarse al ensayo...para niños.
“Hace años que nadie escribe un buen libro sobre mitología. Y los que hay son muy antiguos y aburridos para un niño. Así que lo voy a escribir yo. Y lo haré para ese chico que era yo a los 12 años”, dice.
Antes de poner punto final a la entrevista, Gaiman, amante de sorprender, se sorprende. Frente a él hay una servilleta en blanco. ¿Se atreverá a escribir un relato?
Gaiman lo piensa por un instante. Abre su chaqueta negra y saca un puñado de lapiceras. Las mira escrupulosamente y escoge una. Negra, obviamente, y empieza a escribir.
De escritor exitoso, a guionista de TV
Neil Gaiman ha vendido más de 30 millones de cómics de su saga Sandman, según develó MTV. Durante su última gira en Estados Unidos firmó más de 40 mil libros. Ha sido número 1 en la lista de best sellers del The New York Times, con cuatro novelas. Además, la adaptación de su libro juvenil Coraline fue nominada al Oscar a mejor película de animación (perdió frente a la joya de Pixar, Up). Cuando Facebook sondeó cuáles eran los 100 libros más influyentes en la vida de sus usuarios, dos eran de Gaiman.
Todos estos logros confirman a Gaiman como uno de los autores más importantes de la actual cultura joven, y su influencia podría ser aún mayor con la llegada de American gods, la serie de televisión basada en una de sus novelas que lo tendrá como productor ejecutivo. Con guion de Bryan Fuller y Michael Greenl, la serie contará la historia de Shadow Moon, exconvicto que se convierte en guardaespaldas y compañero de viaje de Sr. Miércoles, “uno de los viejos dioses que ha encarnado en un hombre que vive del engaño y que recorre el país buscando reunir las fuerzas para combatir a las nuevas deidades”. En Internet hay muchas especulaciones acerca de quién podría interpretar a Moon.
Héroe de la literatura, autor de películas, videojuegos e historietas, Neil Gaiman ahora busca conquistar las series de televisión con American gods.