Las cinco estaciones en el Museo de las Mujeres

No es un stand mal ubicado justo en el ingreso del hall. Estratos, del colectivo Towemalmi, es un “entorno instalativo” que da inicio al recorrido de “Cinco”, la muestra de la convocatoria 2015 que el Museo de las Mujeres (Rivera Indarte 50) exhibe hasta el 25 de este mes. El frío aspecto externo de Estratos reserva en su interior las gemas de una historia antigua. Y esta apariencia, esta “piel” de la obra no es casual.

Para ver: La muestra “Cinco” se puede visitar hasta el 25 de julio en el Museo de las Mujeres (Rivera Indarte 50). De martes a sábados de 10 a 20. Entrada gratuita.

Cuatro proyectos más esperan su turno en otras “estaciones” (salas) del Mumu, resultantes de la convocatoria abierta: Son sólo cosas que pasaron (fotografía y documentos instalados), de Sebastián Zelaya; De la perfección, instalación de Lucas Despósito ubicada en el corazón mismo del recorrido, una estructura que es como un sostén (ya se verá por qué); a su lado, Aunque no quiera verla, dibujos corporizados de Nicolás Monsú Castiñeira; y finalmente, una percusión hipnotizante convoca invitando a ver qué pasa en Los bombásticos y repetitivos sonidos de los Budas de Tashi Ling en Pokhara, Nepal, la propuesta de Pablo Picco que anuncian las últimas salas.

De nuevo en el ingreso, Towemalmi recibe como lo haría una piedra en el camino. Como un tropiezo. Rodeando el cubo se deduce que se debe ingresar descalzo e iniciar un recorrido que, de esa manera, se revelará. Como en otras propuestas, Towemalmi introduce literalmente al espectador en la obra y en una ambientación audiovisual donde predomina el blanco y negro: una habitación con un circuito cerrado de televisión permitía ver a las palomas que de otro modo eran invisibles, aunque se sabía de su existencia, en la obra con la cual el colectivo participó en el festival “Afuera!”, en 2010. Ahora, nuevamente parten de documentos. Pero esta vez, viajan lejos en el tiempo y el espacio: en Estratos los artistas trabajan con los diarios de viaje a la Patagonia Austral de Francisco Pascasio Moreno, conocido como el Perito Moreno (1852-1919).

La idea de sedimentos, capas, impregna la propuesta inspirada en el libro del científico, naturalista y político. Entre las imágenes, que se miran delicadamente como joyas preciosas, y otros indicios, se puede rastrear el espíritu y las intenciones del colectivo, que explora un territorio alejado del arte para tratarlo como tal.

Romper el plano

De la perfección, de Lucas Despósito, rompe de plano la composición arquitectónica de la sala y, como se explica en el catálogo, “aunque se trace un plan, es la relación de fuerzas físicas la que determina la forma”. Si a primera vista parecía que se podía estar atrapado en una obra en construcción, descolocado, muy pronto las que parecían pistas dejan de serlo para abrirse como posibilidades de experimentar la espacialidad que se ha transformado sustancialmente.

Lo opuesto a la rusticidad de los materiales de Lucas Despósito (madera, hierro) es lo que se puede avistar en la sala más cercana: la sensualidad del dibujo recortado en papel, como si estuviera inflado, como si pudiera respirar. Estamos frente a un solo plano, casi en tres dimensiones, de la obra Aunque no quiero verla, de Nicolás Monsú Castiñeira. Es su modo de dibujar en el aire formas orgánicas, modelando el espacio.

Otra de las salas contiguas a De la perfección conduce a Son sólo cosas que pasaron, de Sebastián Zelaya. El artista trabaja sus fotografías usando el archivo de un banco de pueblo de provincia (la suya, Santa Fe). Son documentos añejos fotografiados en una imagen purificada; esos documentos también se presentan a la vista, tangibles, en las fichas de cartón verde (imposible no completar la imagen con los ficheros metálicos), que Zelaya usa como base de sus dibujos meticulosos.

Al final de todo, el sonido y la meditación imponen su orden. Otra vez hay que “meterse” en la obra para poder apreciarla: Los bombásticos y repetitivos sonidos de los Budas de Tashi Ling en Pokhara, Nepal, de Pablo Picco, están llamando detrás de la puerta.