La obra se conecta directamente con México. Es el primer dato que José Benito ofrece sobre su muestra en el Museo Caraffa (Poeta Lunes 411). Y la historia marcha hacia atrás. A fines de 2012, el Museo de Arte Moderno lo convocó para presentar una retrospectiva de su obra. Entonces, una perspectiva diferente a lo que venía haciendo apareció a partir de la invitación. Lo que se intensificó en los últimos meses con un trabajo en esculturas en laja brasileña y granito (se vio un adelanto en la última Feria de Artistas en el Centro Cultural Córdoba).
Benito, nacido en Mendoza, artista sigiloso, es uno de los referentes de la escena local. Cuenta que unos años atrás, alguien le señaló que en su obra él cuestionaba el poder. “Eso me quedó dando vueltas en la cabeza”, afirma. Más recientemente, cuando volvió de aquella muestra en Méjico (“que fue una panacea”), aquí recibió un shock. De ahí surge una de las obras más enigmáticas de Benito que se exhibe en una zona de la sala 5 del museo, Los golpeados. En cuanto a la interpretación de los retratos y fragmentos de cuerpos, dice que no hay “alternativa”. Es lo que se ve, “y no es otra cosa”. En cambio, “con los otros trabajos puedo sugerir”.
Como la nave de una iglesia, la muestra es una secuencia de cabezas en cuyo final y como imagen preponderante tiene sólo un cuerpo de brazos abiertos en forma de cruz, pero sin cabeza (la obra mide 3,5 metros por 4 metros). Las imágenes de las paredes (¿dibujos o pinturas?) se relacionan con las esculturas en la composición de fuertes rasgos gráficos. Benito confirma que los dibujos son óleos en los que la “línea pareja se interrumpe”.
De toda la obra que llevó (otro artista mendocino aquerenciado en Córdoba, Oscar Suárez, lo ayudó a definir el montaje) quedó un conjunto de pocas pero enormes piezas en las que el artista desarrolla su imagen del hombre. Imágenes que condensan “una parte intelectual que es muy posterior a lo cotidiano”. La vida, el entorno, lo que pasa, despierta ideas como imágenes, y después, la obra le devuelve otros pensamientos.
El artista cuenta que muchas obras que llevó al museo no llegaron a exponerse, como El infiltrado. No está seguro que vaya a exhibirlas algún día: “Me di cuenta aquí, que trabajo independientemente a si voy a exponer o no”.
Una de las tantas formas de cabezas que ha realizado recuerda a aquellas de las típicas orejas del ratón Mickey, llevadas ahora a una síntesis de gran extrañeza. La trama del dibujo, señala, genera una sensación de tejido.
La “cosa publicitaria”
En conjunto, las imágenes golpean. Advierte Benito que no busca el efecto: “Esencialmente es fácil hacer una cabeza”, ejemplifica. Pero “sin hilo conductor, se puede llegar a ser efectista”. “La imagen por si sola, muchas veces es una cosa publicitaria, de impacto, que se queda ahí”, agrega. Sin embargo, el giro monumental de su obra ha sido dado.
Benito acusa recibo y aclara que hay un origen casi accidental en los tamaños grandes de las obras sobre papel, que partieron “de una cosa muy simple”. Más allá del incidente, el trabajo del taller lo reubicó: “¿A ver, qué es lo más simple que tengo? Papel, óleo y un pincel. Ya está”, fue su conclusión.
En la muestra “el color funciona sólo como un acento, no hay una actitud colorista aquí, para nada”, dice sobre algunas decisiones entre las que se incluyen “la libertad de trabajar de manera abstracta, gráfica”. “Hoy gozo de esa libertad, y de la variedad de temas, eso siempre me ha ayudado mucho”, celebra.
“La obra de José Benito pareciera enlazar todas las etapas agigantadas por el tiempo, en la configuración de un mundo propio... poseído por un lenguaje particular”, escribe sobre estas obras la poeta y artista Mariana Robles.
Y al final de la charla, Benito aporta otra clave: empezó a hacer estas esculturas inspirado en la artesanía mejicana que le encanta, por una cuestión solamente formal, e insiste en la aclaración, “sin nada más que lo complique”. “Eso me relaja, porque no entro desde la escultura y sus preceptos”. Otra vez, liberación.
Para ver.“Todo es otra cosa”. La muestra de José Benito se exhibe en el Museo Caraffa (Poeta Lugones 411) hasta el 16 de julio, de martes a domingos de 10 a 20.
Perfil. El artista mendocino José Benito estudió en la Escuela Figueroa Alcorta, y en la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo. Desde 1984 expone en diferentes galerías, ferias y museos de Argentina y el exterior. El grabado, el dibujo, la escultura, el ensamblaje y la pintura son los ejes principales de su trabajo.
Con un giro monumental que emerge de los elementos y formas simples, José Benito exhibe en el Museo Caraffa su nueva producción.