Dar vueltas por las calles Belgrano y 25 de Mayo de La Cumbre, salir de ese centro, hacia la avenida San Martín y calle Benitz, pasando el arroyo. Esa fue la aventura que propuso la Noche de Arte el pasado sábado en La Cumbre. Un clima amigable despidió al sol y los paseantes empezaron a multiplicarse, siguiendo las indicaciones de un mapa que sugería recorrer 17 espacios en unas pocas horas.
La recepción en cada lugar fue muy cálida, con aperitivos, para mejor disposición de una degustación más compleja, la de apreciar arte. Como en una fiesta, la gente se congregó en las veredas y patios de los distintos lugares. Eso tienen las noches de arte en La Cumbre, una convivencia que inunda las calles.
La tarde del sábado se hizo larga, y desde la Estación de Arte salían en varias direcciones distintas propuestas. La más próxima, la Compañía de Arte (Belgrano 280) concentró la muy diversa obra de Carlos Martín desde la mismísima vidriera. Como en una tienda, allí la mirada no tiene descanso.
Del Bianco Martelotto, Júpiter y Café Escondido dan forma a uno de los refugios de este recorrido, con pequeñas escenas para detenerse. Una de las propuestas de mayor expansión fue la que mostró Alejandro Bovo Theiler en Júpiter (Belgrano 337, todos los días excepto el martes, de 10.30 a 13 y de 18 a 21), una pequeña instalación con textiles bidimensionales y esculturas de tela y cerámica recubiertas en grafito, su producción más reciente.
En Cerámica + Arte (25 de Mayo 216), Emma Gargiulo exhibió, además de sus pinturas y cerámicas excelsas, fotografías blanco y negro de Bibiana Fulchieri, en las que el cactus es dueño y señor de la imagen.
Casas de puertas abiertas
Si algunos años atrás un mapa serrano invitaba en La Cumbre a un recorrido por talleres de artistas, hoy otro mapa, más urbano, convoca a recorrer espacios de exhibición. Algo similar ha quedado en el camino: muchos de esos lugares son espacios de trabajo que los artistas abren en esta ocasión (o todo el año), como lo hizo Marta Fernández con su Casa Objeto (Benitz 25).
Hasta mediados de febrero, la artista mantendrá abierta su "casa obra": dibujos, pinturas, esculturas de su autoría toman cada rincón, a los que se suman las pinturas de Silvina Valesini y joyería de Karina Cortés, en otras habitaciones de esa vivienda encantada.
En la otra punta de La Cumbre está Parada Manantiales (San Martín 298). Santiago Dartiguelongue es uno de los promotores de esta esquina luminosa que abre todos los días del año. Desde una tienda, el espacio invita a sumergirse, primero, en un sótano plagado de obras y objetos de diseño, y de nuevo en superficie, a un extenso patio con taller a la vista, y hasta una chacarita en el fondo del jardín.
Para no perderse
La Sala Cochinoca de Remo Bianchedi y la Sala Ocampo, de Miguel Ocampo, que representan respectivamente rusticidad y líneas puras, antigua y nueva arquitectura, son otros dos espacios, ideales para conocer a fondo la obra de estos reconocidos artistas de Buenos Aires que hace décadas viven en Cruz Chica y La Cumbre.
La Sala Cochinoca (camino a los filtros) en enero abre todos los días, previa cita al teléfono (011) 155-1788723. Y la Sala Ocampo (José Hernández 630) abre de 11 a 13 y de 16 a 19, con una muestra especial de las pinturas del artista que inauguró hace un mes.
La décima edición de la Noche de Arte en La Cumbre abrió la temporada veraniega y mostró una estimulante producción artística en distintos espacios que se pueden visitar este mes y en febrero.