La imagen del muro se quiebra. Es controlada de un lado, y gestualidad pura hasta chorrear al suelo en su reverso. La instalación de Valeria Maggi se planta en el ingreso de la muestra del Premio Andreani en el Museo Caraffa (Poeta Lugones 411), una presencia bífida que abre dos caminos.
Rafael Cippolini, Mercedes Casanegra, Eva Grinstein, Laura Buccellato y Karina Peisajovich componen el jurado que seleccionó entre más de 800 obras las 31 finalistas de esta muestra.
Max Gómez Canle obtuvo el primero premio por ¿hmm?, donde el propio marco es la pintura; el segundo premio, un collage de pintura y espejos con referencias al arte islámico y tibetano (y citas al músico Franz West) es la obra sin título de Federico Lanzi. El premio revelación es para Dan Flavin, Radiografía de la Pampa, obra de Valentín Demarco, donde otra vez aparece una referencia a un artista de otra década.
Represa en el valle (mención de honor), un video que la artista salteña Soledad Dahbar (mención de honor) filmó en Angastaco y que se refleja en un espejo, muestra la transformación del paisaje por la explotación minera. Alejandro Moreyra y Delfina Estrada también recibieron menciones de honor.
La cuarta edición del premio incluye obras de las artistas cordobesas Julia Romano y Paola Sferco. Qué pena es la obra de Sferco que se proyecta en la sala 5, donde también se exhibe una obra de Romano (fotografía y collage digital) de la serie Estudios sobre el paisaje, en este caso, una imperceptible fusión de la pintura española de Carlos De Haes del siglo 19, con tomas fotográficas de Guarda do Embaú (Brasil). La imagen de otro tiempo instala su poder evocador. Otras obras de la muestra están atravesadas por este mecanismo.
El video de Nicolás Martella superpone al filme Psicosis de Alfred Hitchcock, de 1960, a la versión que lo recrea, de Gus Van Sant, de 1998.
Amadeo Azar es otro ejemplo: en The Black Future (acuarela sobre papel calado) traslada con sus formas triangulares al arte Madí de los años ‘40, y otros movimientos modernos. “Mi trabajo revisita las grandes utopías del siglo 20 y cómo éstas se transformaron en miedos, el escepticismo y no future de la vida contemporánea”, afirma. Algo de los concretos heredó Marcolina Diperri y su obra encastrada en ángulo donde dobla la sala 6 a la 7.
Agustín Fernández recrea tipologías habitacionales con un complejo dispositivo modernista que incluye fotografías antiguas. La fotografía en blanco y negro de Rosalba Mirabella alimenta el clima retro en Viaje de egresados a Chapadmalal, a partir de imágenes de un álbum familiar.
En Kayak, de Daniel Basso, convergen arquitectura, automovilismo, náutica, y la decoración hogareña. Su escultura es un híbrido en pos de un género fantástico, sostiene el artista.
Radio Nacional Córdoba, de Estela Izuel, aporta la excentricidad del moderno diseño interior del auditorio.
El pasado, que se cuela en imágenes de la cultura popular en las fotos de las remiserías de Paola Fontana, abona la lista de composiciones que borran límites temporales en gran parte de las obras de este premio.
Directo a los ojos
Paola Sferco mira a la cámara en Qué pena, su obra finalista en el premio Andreani, que exhibe el Museo Caraffa. En diálogo con VOS, la artista habla sobre esta video-performance que la tiene de regreso delante de cámara: “En un vaivén, mi obra oscila entre mirar a los otros y mirarme”, explica.
Su protagonismo acentúa cierta intimidad, una decisión, afirma, que quizá se produce “en momentos bisagra, de quiebre en la vida personal y por lo tanto en el arte, cuando las intenciones se vuelven más neurálgicas, sin veladuras, más directas”.
“Mi obra habla de acontecimientos que se debaten entre un intenso o un ligero desplazamiento sobre lo habitual, adentrándose en una lógica sin sentido. En los momentos de quiebre ese desplazamiento es más intenso”, agrega Sferco.
El video incorpora la frase de una conocida canción que la artista reafirma en la repetición, “volviéndola absurda”: “Violeta Parra enuncia ‘que pena siente el alma’ en una aceptación del dolor y trasmutación del mismo, es lo que me atrajo y atrae de su obra, quitándole dramatismo y asumiendo la pena hasta con cierto humor”.
Sferco estudió arte en la UNC, y teatro en La Luna. En 2002 se mudó a Aluminé (en la cordillera neuquina), donde desarrolló su obra becada por la fundación Antorchas. En 2008 regreso a Córdoba.
La obra de Sferco puede verse aquí.
Las citas de imágenes y artistas del pasado predominan en las obras del Premio Andreani que exhibe el Museo Caraffa. Julia Romano y Paola Sferco son las artistas cordobesas de la muestra.