"Ya vas a ver cuando le ponga el pelito", advierte a una espectadora Pat Andrea haciendo gestos con las manos, cuando casi ha concluido su primer día de trabajo en un mural que se inserta en el único espacio en blanco que hay entre los cuadros de "Alicia", la muestra que el artista holandés presenta desde el jueves en el Museo Caraffa (Poeta Lugones 411). "El cabello es un símbolo sexual", agrega, y se le recuerda que eso abunda en sus obras. Él asiente, y no dice más nada.
La calurosa tarde del viernes retrasa un poco el arranque del trabajo. Le acercan un andamio. Pero él prefiere la escalera. Llega Pat y sube. Un boceto que apenas se alcanza a ver en una mano, una carbonilla en la otra. La expectativa de los presentes inunda de silencio la sala. Avanza con trazos firmes. Rápidamente aparece un rostro.
Los ojos miran profundo desde la altura. Al consultarle sobre la fuerza de este detalle, Pat anuncia que es la mirada de su madre (la ilustradora Mettí Naezer). "Lo descubrí hace pocos años", dice, mientras no deja de observar lo realizado. A varios les parece que esa cara es el mismísimo Pat ahí retratado, aunque la figura es femenina.
Trabaja durante casi dos horas. Apenas se ha tomado un descanso y algo de agua. Baja y sube calculando distancias, y un fragmento que alargará la figura que ya ha quedado bastante resuelta. Se podría pensar que ya está listo, pero no. Él dice: "ya verán".
Como en muchos de los dibujos que rodean esta escena, la representación de los cuerpos descoloca. Siempre sucede algo en sus cuadros que hay que investigar. Con el dibujo en la pared está sucediendo exactamente lo mismo.
Pat Andrea nació en 1942 en la Haya (Holanda). Desciende de tres generaciones de pintores y litógrafos. Su padre es el pintor Kees Andrea. Córdoba lo recibe por segunda vez, la primera fue en 1992, cuando expuso en el Centro de Arte Contemporáneo Chateau Carreras.
Este sábado y el domingo 15, a partir de las 18, Pat continuará la tarea en la sala 2 del museo. Cuando se le pregunta si no le molesta que otros estén ahí mientras él trabaja, cuenta divertidas anécdotas de sus hijos atravesando su taller en patines, o de una pelota cayendo en un cubo de aceite. Cómo iba a molestarle el público presente entonces, dice. Y su mirada es sincera.
El reconocido artista holandés presenta en el Museo Caraffa su muestra "Alicia", inspirada en el personaje de Lewis Carroll, y trabaja en un mural. Este sábado y el domingo se lo puede ver dibujando en vivo.