“Hace un tiempo, las Abuelas de Plaza de Mayo cordobesas me convidaron para diseñarles un espacio en donde pudieran recibir a jóvenes y niños de las escuelas –cuenta el artista plástico Jorge Cuello–. El lugar era una de las salas situada en el Campo de la Ribera”. El espacio en cuestión está ubicado en un excentro de detención clandestino que funcionó en Córdoba en la última dictadura militar y que fue recuperado como espacio para la memoria.
“Para el que no se ubica todavía –sigue–, esto está en el ‘patio trasero’ de la Ciudad de los Cuartetos. En esta ocasión me pidieron intervenir ese lugar para ‘hermosearlo’”, dice.
Jorge Cuello es reconocido tanto por su talento como por su absoluta entrega para con los proyectos que lo motivan por alguna razón en particular. El artista ha hecho intervenciones en la vía pública y colabora activamente en proyectos orientados a los derechos humanos. De hecho, esta no es la primera acción para Abuelas: en el Comedor Universitario puede verse el mural Mandala a hacer una ronda con los nietos recuperados. La obra fue obsequiada por Abuelas de Plaza de Mayo a la UNC e integra el proyecto Murales por la identidad.
Campo de juego
Cuello quedó impactado por el lugar de Campo la Ribera, pero no sólo por el edificio en cuestión, sino por las inmediaciones del precio. Tanto así es que, además de intervenir la sala designada para Abuelas (un espacio de once por cuatro metros), el artista decidió que quería redoblar la apuesta.
“Me pregunté por qué no alquimizar la basura –señala Cuello–, por qué no transformar los pañales usados, por ejemplo, enroscados en las torres que se utilizaban para sostener la antenas que se usaban para la televisión por aire cuando no existía el cable, y luego cubrirlos con los sachets de leche, y en la altura colocarles una hélice que hasta podría generar energía eólica para iluminar el ingreso”.
La idea de Cuello fue creciendo y se abrió a un proyecto de una superficie mucho más amplia, con una ambición romántica que, de resultar viable, cambiaría el lugar y permitiría refuncionalizar una zona semi abandonada.
Hay más
Cuello pretende también abrir un acceso hasta el río y construir con botellas de plástico y tarimas de madera reciclada un puerto donde los visitantes puedan hacer paseos en balsa hasta una capilla del 1700 que está cerca del lugar. “Ahí está el primer vado que utilizaron los españoles para llegar a lo que seria nuestra ciudad –relata–. Existe también en el margen del frente un murallón donde hay restos arqueológicos de nuestra historia. Con los autos siniestrados me pareció increíble la posibilidad de alinearlos como en el autocine y utilizar un chasis de camión playero como escenario. Los carreros podrían tener su espacio también y convertirse en Mateos para realizar paseos”, resume el artista.
Los ojos de Jorge tienen la extraña capacidad de ver, debajo de los desperdicios, la radiografía de un sueño que para él, además de posible, es necesario. “Frente al espacio que les conté –agrega– hay otra construcción donde funciona un jardín de infantes que necesita inmediatamente la construcción de juegos para esos niños. El río en esta parte es inaccesible, pero se podría transformar seguramente en una huerta comunitaria que pudiera ayudar en la economía de los muchachos del barrio para paliar su situación”.
Mañana a las 20, en Casa Grote, en el marco del festival El Urondo, Cuello dará a conocer públicamente el proyecto con una muestra de dibujos que son covers de la obra del dibujante alemán Heinrich Kley. Es una buena oportunidad para arremangarse. l
El artista plástico Jorge Cuello planea una intervención en uno de los ex centros clandestinos de detención de Córdoba.