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Murió el pintor Pablo Baena: pesar en el mundo artístico cordobés

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El artista Pablo Baena murió este jueves a los 62 años. Fue uno de los referentes del gran impulso que tomó la pintura en Córdoba en la década de 1980. Además, trabajó durante mucho tiempo en el despacho de alumnos de la Escuela de Artes de la UNC, ámbito en el que se desempeñó también como docente de dibujo y pintura. 

Colegas y alumnos que pasaron por sus clases manifestaron su dolor en redes sociales. En numerosos muros de Facebook se postearon imágenes de sus obras, mensajes que lamentaban su fallecimiento y otros que recordaban anécdotas o algún hecho entrañable.

La última etapa de su vida estuvo marcada por la enfermedad. Desde 2017, Baena sufrió una serie de accidentes cerebro vasculares (ACV) que le produjeron un marcado deterioro. 

Era una figura muy apreciada en el ambiente artístico. “Chau Pablo Baena, que nunca te falten pinceles ni colores”, escribió el fotógrafo Gabriel Orge.

“Voy a extrañar los sábados que nos veíamos, los de charla agitada, los de silencio absoluto, los de recuerdos interminables, los de lamentos por lo mal que juega Belgrano, los de abrazos, los de risas, los de pebetes de salame, los de escuchar Spineta o Piazzolla, los que dormías de cansancio, los de acompañarnos... Gracias por todo viejito... Hasta siempre querido amigo”, se despidió el escultor Gabriel Mosconi.

El artista Ramiro Vázquez posteó en su muro de Facebook: "El arte argentino esta de luto. Se fue mi gran maestro Pablo Baena".

El actor, dramaturgo y director de teatro Fernando Berreta expresó: "Cuantas noches juntos, cuantas momentos vividos, cuantas charlas entre los dos. Cuanto me has influenciado y creo que yo a vos también. Pocos te conocen como te conozco yo. Honor que me brinda la vida. Aún recuerdo cuando diseñaste, para una obra mía, la luz de la pintura tenebrista de Goya. Conservo hace más de 25 años el loco retrato que me hiciste en tu taller de la calle Belgrano ese lugar mitológico que compartías con José Landoni. Fue un honor que me permitieras, como a muy pocos otros, verte manejar los pinceles mientras tomábamos una cervecita y me contabas historias sobre el destino deportivo de Independiente o de Belgrano. Todo esto y mucho más. Jamás podrás morir, Baena, amigo perenne. Vivirás en mi y en muchos otros que aprendieron de tu pintura".

Su obra conjugaba libremente diversas tendencias. Hay rastros post impresionistas, huellas del expresionismo abstracto y del informalismo europeo, de la nueva figuración argentina y hasta del neoexpresionismo, señalaba el fotógrafo Res en un texto escrito en ocasión de la muestra “Viaje de ida”, que Baena exhibió en 2011 en el Museo Caraffa. 

“Pequeños personajes, aparentemente ‘naives’, están ambientados en lo informe, que, de algún modo, parece reflejar algo siniestro o conflictivo”, añadía Res.

El gesto y un singular manejo del color se destacaban en su trabajo. “Baena es uno de los actores de la renovación plástica de los 80, activo participante de un clima en el que el arte fue puesto al servicio de desoír los límites de lo convencional, de liberarse de cánones de todo tipo, de incorporar el lenguaje existencialista de los neoexpresionismos e informalismos  internacionales imprimiendo en ellos, más allá de toda intencionalidad, el sello propio e ineludible de la historia local reciente”, publicó en 2011 La Voz del Interior a propósito de la inauguración de “Viaje de ida”, la última exhibición de esa envergadura que realizó el artista.

Baena fue un artista clave de una generación que se volcó con fuerza al arte pictórico, junto a nombres como Rubén Menas, Roque Fraticelli, Oscar Páez, Mario Grinberg, Oscar Suárez, Ana Gallici y Rosa González.

“Fue uno de los tantos casos de gente que se dedica a esto y le cuesta mucho integrarse y le cuesta hacer algo con su obra. Por las características de la cultura de acá. Considero que es uno de los mejores pintores de esa generación. Por lo que hacía con el color, sobre todo”, expresó el escultor Tulio Romano.

Gran parte del trabajo de Baena puede enrolarse en la llamada bad painting (mala pintura). “Hacía una pintura anti comercial, un feísmo muy tierno”, describe su colega y amigo Juan Longhini.

“Pablo siempre le dio muy poca bola a la idea de construir su carrera. Se cagaba de risa de todo, tenía una ironía muy fina”, añade Longhini, quien hace unos días alcanzó a despedirse de su compañero de ruta. 

Junto a Dante Montich y Manuel Quiroga, quienes estuvieron muy cerca del pintor en los últimos tiempos, un grupo artistas amigos impulsan la realización de una muestra-homenaje. El Museo Genaro Pérez manejaba desde hace un tiempo la idea de dedicarle una exposición a Baena, aunque el lugar elegido sería el Chateau CAC. Juan Pagano, director del centro de arte contemporáneo provincial, confirmó la iniactiva, aunque la fecha todavía no está definida.

Los restos del artista serán despedidos desde este jueves a las 19 en la sala velatoria de Bv. San Juan 537.

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