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Los mundos dentro de mí

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Al entrar en la muestra sorprenden los cuadros de Roger Mantegani, grandes lienzos en los que el formalismo clásico de su obra ha mutado a unos trazos explosivos y enmarañados que desconciertan en un primer momento, porque si bien tienen rasgos reconocibles de su obra, se plantean claras diferencias con su trayectoria. 

Como si el pintor hubiera entrado en una búsqueda diferente de desentrañamiento de la pintura, un desovillado que deja ver un dibujo con trazos nerviosos y descontracturados.

En la exposición se destaca el paso del academicismo a una búsqueda diferente, en la que el dibujo emerge como singular, planificado e imperfecto al mismo tiempo. 

“No hay que buscar la perfección -asegura-. Me ha gustado el realismo, la figuración me encanta, pero cuando no puedo más trabajar empiezo a disfrutar. Todo lo que he pintado siempre lo hice desde la realidad, el modelo vivo, y ahora al desprenderme de eso, empiezo con esa foto casual, callejera, encontrando imágenes mientras observo y esta cosa de lo anónimo es una búsqueda de personajes que no tienen nombre y apellido, somos todos”. 

A Mantegani le gusta hablar de “ramificaciones” cuando se refiere a su carrera. “Es como un mundo que se empieza a abrir, pasar de estar muy contenido a expandirme. He pasado a lo largo de mi vida por etapas en las que encuentro en que hay algo que no me está cerrando, que no hay adrenalina en lo que estoy haciendo, que no está pasando algo que me ofrezca conflicto. No me gusta y trato de ir para otro lado, de moverme permanentemente. Ahora estoy intenso con el dibujo, pero también ya me dan ganas de volver a la pintura. He pintado toda mi vida, y la experiencia del dibujo ha sido parte fundamental, porque para que haya buena pintura debe haber buen dibujo. En esta etapa lo que hice fue sacar, desnudé la pintura, en un proceso hacia adentro, sacando todo para que quede el dibujo”.

Dibujar es como ir a la base, asegura, mirar para afuera, aunque el cambio está dentro suyo. “Esa es la forma de encontrar. Se trata de rascar y encontrar cosas que están ahí y que uno no había visto. Terminé sintiendo que lo que yo estaba buscando era mi esencia, ser yo mismo”. 

Romper las estructuras

En esos nuevos mundos que aparecieron están los animales, que son parte de su vida y pensó que debía incorporarlos a su pintura. Por eso aparecen tantos perros en sus nuevas obras, como parte de los personajes del artista. 

Mantegani dice que rompe con la estructura, porque viene de un academicismo al que le agradece todo, pero busca romper con las convenciones formales y la composición barroca. “Pasé por todas las formas, del barroco me fui al minimalismo, pero ahí me pregunté si soy yo. Como no me sentía, entonces volví renovado. Mi experiencia la veo por ese lado, todas las búsquedas ayudan a encontrarse”. 

Mantegani agrega que fundamentalmente necesita ser honesto consigo mismo. “Tengo que asumir eso que me hace sentir bien y aceptar la plenitud de la fibra de la que uno está hecho. El público lo interpreta y lo comprende y por eso se entusiasma porque ven que soy auténtico. Que no hago cosas porque estén de moda o las tenga que hacer. Yo dejé lo formal y lo académico en el momento en que mejor estaba, con un público que gustaba de eso. Pero me dije que tenía que ampliar, buscar otras cosas. Por eso vuelvo a los elementos fundamentales de un artista plástico: la pintura y el dibujo, y me gusta, lo asumo y lo disfruto”. 

Eso no significa que ya no disfrute pintar lo académico. “Pero no se pinta por placer puro, sino que tiene que estar el placer con conflicto, con intriga, con drama, con pasión. Porque ahí es cuando hay un replanteo que permite crecer. Hay mucho placer en dispersarse de la cuestión formal. ¿Sabés dónde está el disfrute? En que no me importa. No tengo que demostrar nada. La buena experiencia que tuve es empezar a dibujar mal, a hacer todo diferente. A mí me gusta el buen dibujo. Pero el mal dibujo también es bueno”, dice. 

Roger Mantegani está feliz con volver a exponer en Córdoba, en una muestra de la curadora Verónica Molas que le permitió incorporar otros artistas. “Somos totalmente distintos, pero encontramos una armonía saliendo de la comodidad de hacer sólo pintura. La idea de incorporar a Sofia Torres Kosiba, Javier Bellomo y Carolina Undiano me dio un estímulo que potenciaba las obras, que juegan con las figuras, el clima, el montaje. Y esta muestra se fue modificando, cambiando. Como la etapa en la que estoy”, asegura. 

Para ver

En el Centro de Arte Contemporáneo Chateau CAC (Av. Cárcano 1750). "Lo que traen las sombras", de Roger Mantegani, con obras de Javier Bellomo Coria, Sofía Torres Kosiba y Carolina Undiano. Curaduría de Verónica Molas. La exposición se puede visitar hasta el  27 de julio, de martes a domingo de 12 a 19. El Centro de Arte Contemporáneo cuenta con estacionamiento propio y gratuito destinado a sus visitantes.

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Roger Mantegani (Javier Ferreyra)
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