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Aquellas sugestivas formas: un homenaje a Budini

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Volver la mirada hacia la obra escultórica de Miguel Ángel Budini (1911-1993), y extraer una reflexión desde la observación y el dibujo. Con estas premisas trabajó un grupo de escultores de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba. El resultado, una obra colectiva, se exhibe por estos días en la Galería de Arte del Colegio de Escribanos (27 de Abril y Obispo Trejo).   Los integrantes del grupo acordaron plasmar el diálogo entre la obra del maestro cordobés y su propia producción. ¿Cómo? En un dibujo de grandes proporciones que los reúne y al mismo tiempo evidencia “la huella personal que dejaba en cada uno la observación de los trabajos de Budini”, cuenta el escultor Migue Ángel Rodríguez, uno de los integrantes del equipo que dirige Olga Argañaraz, y que completan Alejandra Aranguren, Raquel Berta, Otilia Ceballos, Verónica Cuello, Judith Mori, y Gabriela Pérez Guaita.   Diálogo y homenaje   Esta pequeña y activa comunidad de escultores desarrolla formalmente un proyecto de investigación radicado en la Secretaría de Ciencia y Tecnología (Secyt), que hace foco en las poéticas del arte a partir de sus propias prácticas. Desde ese trazado, cuentan, surgió la idea del diálogo como un homenaje al escultor Miguel Ángel Budini, al que definen como un referente de Córdoba en el abordaje del volumen y el modelado.   Como productores activos, su interés fue indagar en los artistas cordobeses. Así, el homenaje vino de la mano de la investigación, un camino que incluye “analizar y debatir lógicas específicas del hacer de los artistas visuales del medio local y relacionarlas desde las estrategias de producción que lleva a cabo cada integrante del equipo desde sus conocimientos teóricos como desde la producción de la propia obra”, señala Rodríguez.   En la piel del escultor   La contemplación de las sugestivas esculturas de Miguel Ángel Budini permitió al grupo descubrir elementos y recursos utilizados por el artista. Como formas, contornos, superficies, planos, técnicas, y épocas, cuenta Rodríguez. Advertir, gracias al contacto directo con su obra, la “calidad” de sus trabajos, y valorar distintos aspectos como la prevaleciente temática femenina, sus movimientos, el tratamiento del volumen, y los rostros. También, el uso de las texturas o el pulido de algunas superficies, la calidez de las formas, las sombras y las luces producidas por el volumen cóncavo o convexo, detalla Rodríguez.   A partir de una activa y minuciosa observación en la galería de Escribanos, cada uno realizó varios dibujos de una serie de obras que pasaron a formar parte de la exposición. Y puertas adentro del taller, realizaron con estos dibujos, pruebas y bocetos para armar el mural colectivo, el resultado final, compuesto por varios dibujos de cada participante. Los artistas sellaron así las subjetividades inspiradas en las esculturas de Budini en una enorme pieza de cuatro metros de ancho por 1,60 metro de alto, y un video, propuesta que se exhibe en la muestra de Escribanos. 

    Los barrios al centro   “Diálogos visuales con Miguel Ángel Budini”, tal el nombre de la muestra, incluirá charlas abiertas. Y actividades educativas paralelas, para enriquecer y sensibilizar a estudiantes de escuelas invitadas, como el colegio Doctor Carlos Tagle Achával de Ciudad de los Cuartetos, y la escuela primaria Norma Quartino de barrio La Floresta Sur. Para destacar: en esta etapa buscan profundizar en el vínculo con todas las áreas del saber, “partiendo que el arte es interpretación de discursos, y un acto de comunicación que da lugar a participar desde distintos roles, en todos los posibles marcos de diálogo”.   Miguel Ángel Budini y el cuerpo femenino   El artista cordobés tuvo una consolidada trayectoria como dibujante, pintor, ceramista, escultor, y también como docente y directivo de espacios del arte y la cultura de Córdoba. A partir de la década de 1960 su producción puso énfasis en la escultura (sea en yeso, terracota, fibrocemento o bronce). La figura humana fue el eje de su obra.   Los desnudos femeninos de voluminosas formas identifican al artista, quien desafiaba las proporciones siguiendo una idea, una imagen, aun en un proceso “lento y progresivo”. A fin de cuentas, “la materia está dentro del artista”, decía Budini.   Para ver   “Diálogos visuales con Miguel Ángel Budini”. Galería de Arte del Colegio de Escribanos (27 de Abril y Obispo Trejo). Homenaje a maestro cordobés. Participan los artistas Olga Argañaraz, Alejandra Aranguren, Raquel Berta, Otilia Ceballos, Verónica Cuello, Judith Mori, Gabriela Pérez Guaita, y Miguel Ángel Rodríguez.  Hasta el 19 de julio, de lunes a viernes de 10 a 18. Entrada gratuita.
Mural colectivo. Aquí, el dibujo es el lenguaje elegido por los artistas para dialogar con Budini.
"Mujer del collar". La figura femenina, clave en la obra de Budini.
Miguel Ángel Budini. Un referente de la escultura de Córdoba, eje de estudio en la galería de arte de Escribanos.
"Mujer del collar". La figura femenina, clave en la obra de Budini.
Diálogo. Artistas dialogan desde el dibujo con la obra de Budini.
Mural colectivo. Aquí, el dibujo es el lenguaje elegido por los artistas para dialogar con Budini.

Inaugura la exposición "Aún pintura"

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Los artistas cordobeses Silvia Sosa y Alejandro Niz presentan la muestra Aún Pintura el miércoles 10 de julio en la Alianza Francesa de Córdoba (Ayacucho 46). 

La exposición no sólo reúne las obras de los artistas sino que además busca expresar su visión del mundo. 

“Aún indica que algo se produce también en la situación que se expresa, aunque ello sorprenda o se espere que no fuera así…”, reza la gacetilla de la muestra que se podrá ver en la sala Arte Espacio 46 de la Alianza.

"La intención en la unidad de sus trabajos se produce por la dinámica expresionista, si se quiere, de los colores que vibran, de las composiciones dinámicas y el ruido que da vueltas para llegar a un silencio netamente pictórico", agrega.

Los artistas

Tanto Silvia Sosa como Alejandro Niz son reconocidos artistas de la ciudad de Córdoba, que en esta oportunidad ponen a dialogar su trabajo en un mismo espacio. 

"La obra de Silvia Sosa se origina por medio de acciones y gestos pictóricos espontáneos e improvisados sobre el  blanco del espacio. En ese proceso, la artista va descubriendo las interrelaciones que se establecen según las características de las manchas, las líneas, formas, y el color, donde vislumbra asociaciones intuitivas entre los elementos surgidos", adelanta la gacetilla.

Y luego se explaya sobre el trabajo de Alejandro Niz: "Su obra se constituye mediante la selección de imágenes de obras clásicas, las cuales son intervenidas digitalmente repetidas veces con la intención de descomponerlas hasta agotar la pulsión. Incorpora la fotografía para capturar la imagen. Luego, por medio de la pintura, incorpora el color a la obra". 

En la muestra expondrá además el artista invitado Roman Dassi.

Para ver

Aún Pintura. En la sala Arte Espacio 46 de la Alianza Francesa de Córdoba (Ayacucho 46). Inauguración: miércoles 10 de julio a las 18.30. Se podrá visitar hasta el 1 de agosto, de 9 a 21.30.

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Suspendidos en el espacio: tres artistas que

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 Color, línea, forma, pero sobre todo espacio. "No podría concebir la obra de arte sin considerar al espacio como parte de ésta", dice Teresa Maluf, autora de la enorme estructura de anillos azules que tienta a los niños a treparse como si fuera un árbol en el Parque del Chateau.

La artista expone por estos días en la galería de arte Nodo940 (9 de Julio 40, peatonal) un conjunto de esculturas que cuelgan del techo de la sala y que ha bautizado Llegaré a puerto, zarparé mañana. En la misma sala, se arriesga al desafiante espacio de la lucera Alejandra Daoiz, con Eu quero um novo mundo, una propuesta lanzada al espacio y a través de dos plantas del edificio.

En lel Museo Caraffa (Poeta Lugones 411), Ramiro González Etchagüe despliega Spectrum con el mandato del “color como experiencia”. Sus obras también cuelgan del techo como racimos jugosos.

Maluf, Daoiz y González Etchagüe trabajan sus obras en composiciones geométricas, suspendiendo en el aire formas y colores.

Ramiro González Etchagüe: vibración en línea

En "Transpainting", la muestra de Ramiro González Echagüe en el Caraffa, la pintura busca abandonar su sentido representativo y ocupar el espacio real. Superar la bidimensionalidad para confluir en Spectrum, una instalación pensada y elaborada específicamente para esta sala, dice el artista santafesino, que invita al espectador a sumergirse en una experiencia estética.

Detalla Ramiro sobre Spectrum: "Es una instalación de 100 metros de tela de algodón intervenida con pintura acrílica en 25 tonos del espectro de la luz y direccionada en tiras suspendidas de parrillas de MDF". Spectrum representa el concepto que le da nombre a su muestra en la sala 4 del museo: "Transpainting" (a través de la pintura), nueva serie de obras en las que busca trascender el formato convencional en pinturas tridimensionales, espaciales, "donde el paisaje es una excusa para ofrecer nuevas experiencias al espectador, más interactivas que contemplativas. Y una vía para la experiencia directa con el color". En su obra, el dibujo se confunde con la pintura y se vuelve objeto, paisaje.

Ramiro considera la elasticidad tanto del cuerpo de las personas (donde "se producen experiencias") como del espacio: ambos "se conjugan a través de lo sensible como motor creador de nuevas sensaciones, vivencias, experiencias y memorias". El artista retoma una constante de su obra: la idea de vacío, no como ausencia de materia sino como posibilidad de ser interpretado. "Su elasticidad posibilita múltiples construcciones y desplazamientos, recorridos", dice.

En una pared Ramiro recupera ideas propias donde se identifica con los sentidos de su obra: "Recorro el espacio, me expando. Soy como punto y como línea.  Soy luz, sonido, pulso, latido. Soy Trans, trans-drawing, trans-painting, trans-space. Soy lleno y vacío. Soy expansión y contracción. Soy binomio, bipolar. Soy azul y magenta".

Hasta el 1° de setiembre, de martes a domingos de 10 a 20.

Alejandra Daoiz y Teresa Maluf: otro mundo es posible

En la galería Nodo940, Teresa Maluf exhibe esculturas geométricas abstractas. Y en la lucera del edificio donde funciona Nodo940, Alejandra Daoiz dispone un mapamundi geométrico a modo de móvil aéreo (curaduría de Claudio Cassia).

Alejandra construye desde el dibujo y la escultura. Y lanza una pregunta: ¿cómo habitamos el mundo que vivimos? Su obra está compuesta por módulos geométricos suspendidos en el vacío. Los planos cortan el espacio, la línea que irrumpe y el color simbólico de cada continente para darle una nueva forma al planisferio, una utopía que Alejandra llama Eu quero um novo mundo: habitar el espacio, habitar el mundo.

La lucera le permitió trabajar con grandes volúmenes, dice la artista. Y dar batalla con ideas, que se corporizan en formas y ciertos colores.

Teresa Maluf hizo un gradual pasaje de la pintura a la escultura, y en un comienzo líneas en ángulo definían sus piezas geométricas. Hoy, en Nodo940, el círculo se impone. "Trabajo con la abstracción, concretamente con la abstracción geométrica, porque me da la posibilidad de alejarme de la presión cotidiana del mundo híper informado e híper acelerado en el que vivimos", reflexiona la artista. La obra, con su presencia y su gramática visual, dice Teresa, interrumpe el "enajenante caos de la vida cotidiana".

Llegaré a puerto, zarparé mañana exhibe Maluf en la misma galería donde tres años atrás fue invitada a intervenir la lucera. A partir de allí, recuerda, el espacio comenzó a jugar un papel importante en su producción, como continente y como sujeto activo de diálogo: "Un punto de inflexión o curva en el camino, un hoy seguro, un mañana tal vez, algunas constantes, inciertas variables", es la traducción que hace, de la vida al arte.

Hasta el 18 de julio, en 9 de Julio 40, de martes a viernes de 10.30 a 17.30.

Inmersos en "Spectrum". Detalle de la obra de González Etchagüe en el Caraffa. Fotografía: Gonzalo Viramonte.
Un nuevo mundo. El deseo de Alejandra Daoiz que traduce en escultura lanzada al vacío. Fotografía: Jorge Ramacciotti.
Círculo flotante. La obra de Teresa Maluf en Nodo940, contra el caos. Fotografía: Jorge Ramacciotti.
"Llegaré a puerto, zarparé mañana". Escultura flotante de Maluf. Fotografía: Jorge Ramacciotti.
"Spectrum". Instalación de Ramiro González Etchagüe en el Museo Caraffa. Fotografía: Gonzalo Viramonte.
Inmersos en "Spectrum". Detalle de la obra de González Etchagüe en el Caraffa. Fotografía: Gonzalo Viramonte.
Círculo flotante. La obra de Teresa Maluf en Nodo940, contra el caos. Fotografía: Jorge Ramacciotti.
"Llegaré a puerto, zarparé mañana". Escultura flotante de Maluf. Fotografía: Jorge Ramacciotti.
Un nuevo mundo. El deseo de Alejandra Daoiz que traduce en escultura lanzada al vacío. Fotografía: Jorge Ramacciotti.

Suspendidos en el espacio: tres muestras "geométricas"

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Color, línea, forma, pero sobre todo espacio. "No podría concebir la obra de arte sin considerar al espacio como parte de ésta", dice Teresa Maluf, autora de la enorme estructura de anillos azules que tienta a los niños a treparse como si fuera un árbol en el Parque del Chateau.

La artista expone por estos días en la galería de arte Nodo940 (9 de Julio 40, peatonal) un conjunto de esculturas que cuelgan del techo de la sala y que ha bautizado Llegaré a puerto, zarparé mañana. En la misma sala, se arriesga al desafiante espacio de la lucera Alejandra Daoiz, con Eu quero um novo mundo, una propuesta lanzada al espacio y a través de dos plantas del edificio.

En lel Museo Caraffa (Poeta Lugones 411), Ramiro González Etchagüe despliega Spectrum con el mandato del “color como experiencia”. Sus obras también cuelgan del techo como racimos jugosos.

Maluf, Daoiz y González Etchagüe trabajan sus obras en composiciones geométricas, suspendiendo en el aire formas y colores.

Ramiro González Etchagüe: vibración en línea

En "Transpainting", la muestra de Ramiro González Echagüe en el Caraffa, la pintura busca abandonar su sentido representativo y ocupar el espacio real. Superar la bidimensionalidad para confluir en Spectrum, una instalación pensada y elaborada específicamente para esta sala, dice el artista santafesino, que invita al espectador a sumergirse en una experiencia estética.

Detalla Ramiro sobre Spectrum: "Es una instalación de 100 metros de tela de algodón intervenida con pintura acrílica en 25 tonos del espectro de la luz y direccionada en tiras suspendidas de parrillas de MDF". Spectrum representa el concepto que le da nombre a su muestra en la sala 4 del museo: "Transpainting" (a través de la pintura), nueva serie de obras en las que busca trascender el formato convencional en pinturas tridimensionales, espaciales, "donde el paisaje es una excusa para ofrecer nuevas experiencias al espectador, más interactivas que contemplativas. Y una vía para la experiencia directa con el color". En su obra, el dibujo se confunde con la pintura y se vuelve objeto, paisaje.

Ramiro considera la elasticidad tanto del cuerpo de las personas (donde "se producen experiencias") como del espacio: ambos "se conjugan a través de lo sensible como motor creador de nuevas sensaciones, vivencias, experiencias y memorias". El artista retoma una constante de su obra: la idea de vacío, no como ausencia de materia sino como posibilidad de ser interpretado. "Su elasticidad posibilita múltiples construcciones y desplazamientos, recorridos", dice.

En una pared Ramiro recupera ideas propias donde se identifica con los sentidos de su obra: "Recorro el espacio, me expando. Soy como punto y como línea.  Soy luz, sonido, pulso, latido. Soy Trans, trans-drawing, trans-painting, trans-space. Soy lleno y vacío. Soy expansión y contracción. Soy binomio, bipolar. Soy azul y magenta".

Hasta el 1° de setiembre, de martes a domingos de 10 a 20.

Alejandra Daoiz y Teresa Maluf: otro mundo es posible

En la galería Nodo940, Teresa Maluf exhibe esculturas geométricas abstractas. Y en la lucera del edificio donde funciona Nodo940, Alejandra Daoiz dispone un mapamundi geométrico a modo de móvil aéreo (curaduría de Claudio Cassia).

Alejandra construye desde el dibujo y la escultura. Y lanza una pregunta: ¿cómo habitamos el mundo que vivimos? Su obra está compuesta por módulos geométricos suspendidos en el vacío. Los planos cortan el espacio, la línea que irrumpe y el color simbólico de cada continente para darle una nueva forma al planisferio, una utopía que Alejandra llama Eu quero um novo mundo: habitar el espacio, habitar el mundo.

La lucera le permitió trabajar con grandes volúmenes, dice la artista. Y dar batalla con ideas, que se corporizan en formas y ciertos colores.

Teresa Maluf hizo un gradual pasaje de la pintura a la escultura, y en un comienzo líneas en ángulo definían sus piezas geométricas. Hoy, en Nodo940, el círculo se impone. "Trabajo con la abstracción, concretamente con la abstracción geométrica, porque me da la posibilidad de alejarme de la presión cotidiana del mundo híper informado e híper acelerado en el que vivimos", reflexiona la artista. La obra, con su presencia y su gramática visual, dice Teresa, interrumpe el "enajenante caos de la vida cotidiana".

Llegaré a puerto, zarparé mañana exhibe Maluf en la misma galería donde tres años atrás fue invitada a intervenir la lucera. A partir de allí, recuerda, el espacio comenzó a jugar un papel importante en su producción, como continente y como sujeto activo de diálogo: "Un punto de inflexión o curva en el camino, un hoy seguro, un mañana tal vez, algunas constantes, inciertas variables", es la traducción que hace, de la vida al arte.

Hasta el 18 de julio, en 9 de Julio 40, de martes a viernes de 10.30 a 17.30.

Inmersos en "Spectrum". Detalle de la obra de González Etchagüe en el Caraffa. Fotografía: Gonzalo Viramonte.
Un nuevo mundo. El deseo de Alejandra Daoiz que traduce en escultura lanzada al vacío. Fotografía: Jorge Ramacciotti.
Círculo flotante. La obra de Teresa Maluf en Nodo940, contra el caos. Fotografía: Jorge Ramacciotti.
"Llegaré a puerto, zarparé mañana". Escultura flotante de Maluf. Fotografía: Jorge Ramacciotti.
"Spectrum". Instalación de Ramiro González Etchagüe en el Museo Caraffa. Fotografía: Gonzalo Viramonte.
Inmersos en "Spectrum". Detalle de la obra de González Etchagüe en el Caraffa. Fotografía: Gonzalo Viramonte.
Círculo flotante. La obra de Teresa Maluf en Nodo940, contra el caos. Fotografía: Jorge Ramacciotti.
"Llegaré a puerto, zarparé mañana". Escultura flotante de Maluf. Fotografía: Jorge Ramacciotti.
Un nuevo mundo. El deseo de Alejandra Daoiz que traduce en escultura lanzada al vacío. Fotografía: Jorge Ramacciotti.

Muestra "El club de los artistas ingenuos y otros socios": un encuentro de sensibilidades

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En la peluquería de Ana Sokol pasaban las cosas que pasan en cualquier establecimiento del  rubro. Se cortaba el pelo a mujeres, hombres y niños según las normas de moda o el capricho del día. Se hablaba de bueyes perdidos o de la vecina de la otra cuadra. Seguramente se conversaba sobre las portadas y los chismes de las revistas que, según el mandamiento de la profesión, se disponen para quienes aguardan su turno. La diferencia entre la peluquería de Ana Sokol y otros locales era que funcionaba también como improvisada sala de exposición del arte que su dueña elaboraba cuando no estaba asesinando flequillos o criando chicos.  

Nacida en 1902, en Ucrania, llegó a Buenos Aires en 1922, con marido y dos criaturas. Peluquera de profesión, artista en sus “ratos libres”, Sokol compuso durante décadas un corpus de obra que hasta poco no figuraba ni en las notas al pie de la historia del arte.

El catálogo de un premio de "pintura ingenua" y un texto de Manuel Mujica Lainez sobre esa corriente artística están entre las huellas que daban cuenta de su existencia y su trabajo, apenas advertidos por los amantes de los archivos o los testimonios orales sobre creadoras olvidadas. Fue Paola Vega, artista e historiadora, quien se dedicó con obsesión de arqueóloga a reunir los pedazos dispersos y a sacar de las sombras la persistente pasión de Sokol de hacer arte sin reglas. En 2016 logró reunir un importante conjunto de obra y armó la primera retrospectiva de la artista, que ya llevaba más de 25 años muerta. La pintora peluquera resucitaba y revertía la maldición de los artistas ingenuos. Esos que el crítico Claudio Iglesias rescata y mima con el nombre de “talentos indisciplinados”.

De creadores más o menos enrolados en lo naif y de sus aires de familia con algunas expresiones del arte contemporáneo habla “El club de los artistas ingenuos y otros socios”, una muestra con curaduría de Paola Vega y Gustavo Piñero. La exposición, que se presenta en el Museo Genaro Pérez, hace convivir la obra de Sokol con un amplio repertorio de imaginería a la que podrían caberle adjetivos como “inocente”, “espontánea”, “torpe”, “infantil”. Un arte “menor”, de formas toscas y acabados desprolijos. Un arte de tema libre.

Lo de “artistas ingenuos y otros socios” tiene su razón de ser en el sistema de afinidades que construye la muestra, donde se juntan, se mezclan y dialogan los que hacen sin saber con los que se hacen los que no saben, los que pintaban por pintar, los que dibujaban pero trabajaban de otra cosa, los que se arreglan con cualquier material y atacan cualquier superficie, los que se miran en el espejo del arte como debería ser y no se ven. O ven que algo que no encaja y entonces deciden hacer su camino. El camino ingenuo.

El club imaginado por los curadores tiene algo de experimento, ya que construye una saga un poco insolente y caprichosa, amparada en la libertad con la que entienden la noción de ingenuidad. En uno de los textos curatoriales, Piñero precisa: “Esta muestra no es sobre arte ingenuo, sino sobre los artistas que se acercaron al arte ingenuo como un insecto hacia la luz, atraídos por una energía cálida y desconocida. Algunos son artistas contemporáneos que no se sienten dentro de esta denominación, pero fueron elegidos como parte de un diálogo para entender un contexto”.

Serás lo que debas ser o serás artista

Sokol atendía su peluquería y en sus momentos de ocio, por llamarlos de alguna manera, bordaba, tejía alfombras, hacía flores de papel y pintaba. José Luis Menghi, otro socio de este club artistas sentimentales, se ganaba la vida como herrero, y cuando dejaba los fierros y la soldadora pintaba flores, naturalezas muertas y escenas de interiores. Valerio Ledesma trabaja de mozo.

Junto a ellos, Leonor Vassena, Juan Otero, Dinorah Pastorello, Ileana Rabin, Nicolás Olivari, Líbero Badíi, Héctor Basaldúa, Manuel Mujica Lainez, Enrique de Larrañaga, Augusto Schiavoni  y Leónidas Gambartes completan el lote de los socios “históricos”.

Se suman los cordobeses Enrique Américo Gandolfo, Carlos Crespo y el siempre sorprendente y refrescante Oscar Curtino, cuya obra se enciende en el montaje al rozarse con la imaginación extravagante y el desparpajo técnico de Diego de Aduriz.   

Temáticas que podrían ser catalogadas como poco “serias”, criaturas y objetos tomados de los universos infantiles, animales que parecen garabatos, pinturitas, obras que están más cerca del juguete primitivo que de las piezas de arte que se creen lo del rigor formal, fantasías de pieza adolescente e incluso una pizca de talante surrealista componen esta suerte de enciclopedia visual de la espontaneidad y la franqueza. Un arte que funda su propia idea sin atender demasiado a nada que no sea su propia pulsión.

Se incluyen trabajos de Claudia del Río, fundadora del Club de Dibujo (plataforma que indudablemente influyó en el nombre de la muestra), de quien además se puede leer, ploteada, una frase que da pistas sobre la combinación de libertad y deseo que hizo de guía a la selección: “Más de dos hacen un CLUB, les digo, así fundas todo lo que te importa”.

El trabajo de asociación libre que hicieron los curadores va de Marcelo Pombo a Cecilia Candia, pasando por Amalia Amoedo, Marcelo Alzetta, Oscar Benedectti, Inés Beninca, Max Cachimba, Estela Capdevila, Tamara Domenech, María Guerrieri, Fernanda Laguna, Jorge Gumier Maier, Mónica Mórtola, Andrés Müller, Anita Olivari, Fabio Risso Pino, Cristina Schiavi, Ramiro Vázquez y Ana Wandzik.

Un encuentro de sensibilidades. Una reunión de imágenes que no se conocían pero se reconocen. Un limbo donde la inocencia habla varias lenguas. “El club de los artistas ingenuos y otros socios” es una apuesta vibrante y audaz. Una pinturita.

Para ver“El Club de los artistas ingenuos y otros socios” se puede visitar en el Museo Genaro Pérez (avenida General Paz 33) de martes a domingos de 10 a 20. Entrada gratuita.

Fragmento de obra de Amalia Amoedo (Prensa Museo Genaro Pérez)
Fragmento de obra de Ana Wandzik (Prensa Museo Genaro Pérez)
Fragmento de obra de Marcelo Alzetta (Prensa Museo Genaro Pérez)
Fragmento de obra de Cristina Schiavi (Prensa Museo Genaro Pérez)
Fragmento de obra de Ana Sokol (Prensa Museo Genaro Pérez)
Fragmento de obra de Amalia Amoedo (Prensa Museo Genaro Pérez)
Fragmento de obra de Ana Wandzik (Prensa Museo Genaro Pérez)
Fragmento de obra de Cristina Schiavi (Prensa Museo Genaro Pérez)
Fragmento de obra de Marcelo Alzetta (Prensa Museo Genaro Pérez)

Una tragedia anunciada: la muestra "Cuando el polvo empiece a cubrirte"

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 La nostalgia de una hermosa pradera que ya no existe, y una rabiosa imagen con animales de granja: una escena en dos actos propone “Cuando el polvo empiece a cubrirte”, en las salas de la galería de arte Piccadilly de Alta Córdoba (Cervantes 422). Las artistas Jimena Losada y Samanta Rched y el curador Joaquín Barrera proponen una ficción situada en un futuro negro donde el humano se ha extinguido. Aquí la pintura mantiene su poder testimonial y desborda el espacio.

Al ingresar a Piccadilly una ventana adelanta en su recuadro lo que vendrá. Una gran pintura de Samanta Rched recibe en la muestra “Cuando el polvo empiece a cubrirte” sobre el césped, y en medio de paredes negras. Primer acto de una escena que continua en la obra de Jimena Losada.

En la pintura de Samanta, los animales son metáforas de la condición humana: “Es mi bestiario utilizado en el peor futuro, el apocalipsis de la autodestrucción”, enfatiza la artista.  La escena es trágica, un gran panorama convulsionado por el juego de pinceladas.

Samanta Rched: “Una parábola de la sociedad”

Los animales de granja domesticados dominan la pintura de Samanta. Por primera vez incorpora crías dice la artista, y describe: “El personaje principal es el chancho que come del charco con displicencia en un fango con rosas que en vez de perfume huele a carne muerta, una gloria que no fue”.  Por detrás de él, continúa Samanta, aparece una “abrumadora montaña de cuerpos, de especies que se mezclan y confunden, indiferentes, coronando toda la composición en pirámide los restos de un cordero muerto por su piedad, en su cruz”. Para la artista, se trata de una escena que “pesa, abruma, y se desmorona hacia el suelo, donde los gallos siguen de riña mientras todo se termina”.  

Su interés por estos animales surgió la primera vez que visitó un corral. Su propio relato es imagen: “Con mi cámara de foto, estuve un día entero observándolos, corrían en círculos, sin mirar más que su trayectoria circular alrededor del corral; cuando les tiraban comida cambiaban su recorrido, se chocaban confundidos, peleaban y desesperaban”. En sus “gestos bobos”, Samanta observó sus carúnculas colgando de los picos como pedazos de bulbas o mucosas secas con una estética escatológica: “A algunos les tapaba los ojos, esperaba un movimiento zigzagueante que les permitiera liberarse de esas excrecencias, pero no, insistían ciegos esmerándose por la dádiva”. Por otra parte, estaban los gansos, “con su postura prepotente y erguida, con el pico en punta marcando una verticalidad con el cielo que remataba con su patita en la tierra, inflando su pecho por nada”. En esa vista del corral se cruzó con una gallina (y sus pollitos) que la “increpó” cuenta la artista. Sintió que interrumpía ese pequeño mundo de corral de patio trasero.

Pintar los animales fue para Samanta llevar a imagen una “parábola de la sociedad”. En su obra, el curador Joaquín Barrera encontró una forma de producir inspirada en la historia del arte para referirse a problemáticas contemporáneas.

Joaquín Barrera: “La pintura sigue siendo una gran arma”

En la propuesta de Joaquín, la muestra se presenta como una ficción en la que el futuro tiene mucho de presente. Un dramatismo cuya referencia está en las imágenes de la dupla de artistas. El curador de la muestra convocó a Jimena Losada (artista mendocina) que, como Samanta, cargaba con una historia “postapocalíptica” en muchas de sus producciones.   

En esta muestra, la pintura se impuso como un puente extendido hacia el espacio expositivo, “como si la pintura necesitara salirse de la pared”. De esta manera, “que la obra tome el espacio y lo transforme en su territorio hace que el espectador se sienta parte de ese escenario ideal”, sostiene Barrera. 

Aquí, la importancia de la pintura está dada porque “más allá del paso del tiempo, de los nuevos lenguajes visuales, y de toda la desmaterialización y reformulación que vivió, sigue demostrándonos su vigente rol en la memorización ahistórica de los procesos artísticos y creo que todavía tiene mucho para contar del hoy en su tiempo”. La pintura, sostiene Barrera, “sigue siendo una gran arma que relata el presente y que acompaña la guerra”.  

“La ficción que las pinturas expresan y que el texto ensalza, habla de un tiempo político que vivimos en el hoy”, remarca el curador, una sensación que ponen en evidencia las redes sociales, por ejemplo, donde abundan denuncias de “problemáticas como el fracking, el maltrato animal, la megaminería, la destrucción de la tierra, entre otras cosas, y la premisa de que ‘ojalá nos extingamos’". Todo eso, dice Joaquín, lo llevó a pensar en que pasaría si ese deseo fuese real. “Si, como en un cuento apocalíptico, eso sucediese de verdad”. Barrera conecta las problemáticas con la necesidad del humano en ordenarlo todo, “lo que nos lleva directamente a la idea del poder”. Entonces se preguntó “¿qué pasaría si desapareciésemos? ¿en quién recaería todo ese poder?”. 

En la obra de Jimena, un paisaje que ha desaparecido a causa del daño ambiental es rememorado. Se sabe, recuerda Barrera, que la resistencia política para que eso se frene es sistemáticamente silenciada por los medios y el sistema de poderes. 

Artistas y curador proyectaron qué pasaría si en esa disputa por el poder, los animales, por tener sistema sensitivo a diferencia del mundo vegetal, también fueran a extinguirse. “La respuesta, en un gesto pictórico, llegó rápido: la supremacía del paisaje siempre gana”, señala Joaquín. 

“En definitiva, tratamos de retratar un tiempo que no es el hoy, pero que de seguir así será un tiempo presente en la proximidad”, observa. “Claramente (aunque de manera solapada), se trata de una muestra política y denunciante”, concluye el curador. 

Para ver

“Cuando el polvo empiece a cubrirte”. Piccadilly Galería (Cervantes 422, Alta Córdoba). Muestra de Jimena Losada y Samanta Rched. Curaduría: Joaquín Barrera. Cierre: miércoles 14 de agosto a las 19. Por visitas, llamar al 0351-153302697.

Mirada apocalíptica. Samanta Rched imagina el peor futuro y lo representa en una batalla animal. Foto: Pablo Martínez.
Paisaje perdido. Jimena Losada rememora la montaña que ya no existe. Foto: Pablo Martínez.
Cápsula de tiempo. El paisaje según Jimena Losada. Foto: Pablo Martínez.
Escena dramática. Detalle de la gran pintura de Samanta Rched en Piccadilly. Foto: Pablo Martínez.
Mirada apocalíptica. Samanta Rched imagina el peor futuro y lo representa en una batalla animal. Foto: Pablo Martínez.
Paisaje perdido. Jimena Losada rememora la montaña que ya no existe. Foto: Pablo Martínez.
Cápsula de tiempo. El paisaje según Jimena Losada. Foto: Pablo Martínez.

Muere Carlos Cruz-Diez, uno de los grandes artistas geométricos de Latinoamérica

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El venezolano Carlos Cruz-Diez, maestro del arte cinético y considerado uno los principales artistas vanguardistas latinoamericanos de todos los tiempos, falleció en París a los 95 años. No se especificó la causa del deceso, pero según el diario El Nacional y otros medios venezolanos, el artista murió de causas naturales.

La obra de Cruz-Diez es ampliamente conocida por sus experimentos con el color, la forma y los efectos ópticos, representados a través de enormes instalaciones, así como murales grandes y pequeños. En sus trabajos dejó muestras de que el color, al interactuar con el observador, se convierte en un acontecimiento que trabaja por cuenta propia y es capaz de irrumpir con fuerza en el espacio sin la ayuda de la forma, sin necesidad de relatos, anécdotas o símbolos."Yo no me inspiro, yo reflexiono. Reflexiono sobre la vida, sobre el arte, sobre cuál debería ser mi papel en el tiempo. Yo quiero ser de mi tiempo, no soy del pasado; soy de hoy", dijo el artista en una entrevista.

"¡Siempre estarás entre nosotros, maestro!", expresó en su cuenta de Twitter el mandatario Nicolás Maduro al recordar al artista y agradecerle por dejar un "hermoso legado que embellece ciudades de Venezuela y del mundo". Por su parte, el líder opositor y presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, también lamentó la muerte del artista. "Tu obra ha trascendido fronteras y nos ha llenado de orgullo como venezolanos", afirmó Guaidó en la misma red social. Las obras de Cruz-Diez, saturadas de luz, color y movimiento, engalanan el desenfrenado ritmo de varias ciudades del mundo. En Venezuela forman parte del ornato de aeropuertos, puertos, plazas, estaciones del tren metropolitano, teatros, calles y avenidas.

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Con el eje puesto en el público, se prepara el séptimo Mercado de Arte Contemporáneo

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La ciudad vuelve a celebrar su gran feria de arte anual: Mercado de Arte Contemporáneo (MAC) llega a su séptima edición con otro gran despliegue en Cabildo y Plaza San Martín. El evento libre y gratuito que organizan la Municipalidad de Córdoba, Fundación Pro Arte, la Provincia de Córdoba y la Universidad Nacional de Córdoba se desarrollará del 16 al 18 de agosto y contará con 65 galerías locales, con Chile como país invitado. 

La curaduría estará a cargo de la museóloga Celina Hafford y el énfasis se pondrá en el público, actor clave para pensar el lugar, alcance y recepción del arte contemporáneo. “Mirada Situada” se denomina el eje global, que tendrá como propósito pensar los recorridos, el encuentro y la participación del arte contemporáneo cordobés, sus características en relación al contexto latinoamericano y el papel del público en el esquema. 

Para ello habrán debates en el foro de Plaza San Martín. Natalia Albanese, directora general de Cooperación y Desarrollo Cultural de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Córdoba, definió así la iniciativa para Télam: “El lugar de las charlas será una plataforma abierta como un modo de desacralizar el arte contemporáneo, salir de lo solemne y ofrecer algo más accesible”.  El público es el lema de esta edición, como protagonista y generador de sentido.

El MAC refuerza su trama neurálgica de galerías con espacios de Córdoba, Santa Fe, Tucumán, Neuquén, Catamarca, Salta, San Luis, Santiago del Estero, Buenos Aires, Mendoza y Chile. “La feria exhibirá un pantallazo de la escena artística federal, proyectos, procesos y producciones de diversas provincias que no siempre llegan a Buenos Aires y que se están construyendo y creciendo con fuerza”, señaló Albanese. Las 65 galerías se distribuyen en las zonas Crespo, Bonino y Frontera Abierta, dedicado a Chile. 

La central Zona Crespo reunirá entre otras a las galerías Aninat (Chile), Ankara (Colonia Caroya), Diego Obligado (Rosario, Santa Fe), El Gran Vidrio (Córdoba), El Taller (San Miguel de Tucumán), The White Lodge (Córdoba), Loca de Atar (Neuquén) y ESAA (Unquillo); también estarán Gachi Prieto, Hache, Isla Flotante, Pasto y Ruth Benzacar de Buenos Aires. 

La más experimental e independiente Zona Bonino albergará por su lado propuestas como La Arte (Salta), Fuga (Santa Fe), Mantera (La Banda, Santiago del Estero), Astronotus (Córdoba), Casa de Piedra (Catamarca) y NN (La Plata).

Pantallazo federal

El MAC funciona como vidriera para acercarse a las últimas tendencias del arte contemporáneo argentino, con una gama variada de soportes y estilos que incluyen pinturas, dibujos, fotografías, videos y obras que cruzan disciplinas.

Albanese define al contenido que reunirá el MAC como el “arte argentino producido en distintos puntos del país, desde algunos espacios muy emergentes hasta otros verdaderamente consolidados, con la idea de trabajar otra centralidad que no sea Buenos Aires, y que a su vez envíe un mensaje constructivo”. La mira del evento se focaliza en “el fortalecimiento del mercado, la producción y divulgación del arte argentino y sus regiones limítrofes”, en palabras del comunicado oficial.

Asimismo la feria se distribuye en Zona Germinal, con propuestas expositivas para público infanto-juvenil; Zona Liberada –espacio experimental para duplas de artistas–; Zona Editada, con publicaciones sobre artes visuales, artistas y relatos experimentales; el espacio de reflexión e intercambio AGORA/Auditorio; y la exhibición para jóvenes artistas NUTRE. 

En Zona Expandida se agruparán propuestas que sucedan en simultáneo y por fuera del nodo central, como las de los museos Genaro Pérez y Casona Municipal y el cineclub municipal Hugo del Carril, junto a la Zona Red que dará visibilidad a proyectos, artistas, creadores y gestores del interior provincial, y el Diálogo de Colecciones.

Finalmente, la feria será ámbito del Premio Adquisición-Zona Crespo, el Premio Argentino de Arte Público y el Programa de Mediación coorganizado con la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional de Córdoba y Mercado Nación.

Los datos claves del evento, con sus actividades y “zonas”

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La séptima edición de Mercado de Arte Contemporáneo se desarrolla del 16 al 18 de agosto, con entrada libre y gratuita, en Plaza San Martín y Cabildo Histórico (Independencia 50). La curadora es la museóloga Celina Hafford y el eje del evento es el público, bajo el lema “Mirada Situada”. Organizan Municipalidad de Córdoba, Fundación Pro Arte, Provincia de Córdoba y Universidad Nacional de Córdoba.

Galerías

Participan 65 galerías del país y Chile, que es el país invitado. Se dividirán en los espacios Zona Crespo (galerías consolidadas), Zona Bonino (galerías y espacios emergentes) y Frontera Abierta, dedicada a Chile.

Zona Germinal

Reúne obra de ilustradores, ediciones para niños y una muestra homenaje a Ayax Barnes. Se proyectan películas animadas de Norman McLaren y Lotte Reiniger. Propone talleres para niños y familias. Curadora: Cecilia Afonso Estéves.

Zona Editada

Selección de libros y ediciones artísticas locales y extranjeras, con taller de ilustración. Curador: Javier Folco.

Zona Liberada

Performances de dúos de artistas en espacio físico y virtual. Cura: José Halac.

Zona Expandida

Ramificaciones del evento en espacios de la ciudad, con recorridos y exposiciones.

Una postal característica del Mercado de Arte en Plaza San Martín.
Celina Hafford, curadora de este año.

"Artistas tomando revancha": una muestra feminista de ilustradoras

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Casa de Pepino inaugura hasta diciembre un ciclo de muestras, talleres y ferias de ilustradoras mujeres y otras identidades disidentes.

El próximo jueves 8 de agosto se inaugura en el centro cultural el ciclo de muestras "Artistas tomando revancha" organizada por la ilustradora Maca Torres, quien comenta que la idea era compensar la falta de artistas mujeres y otras identidades disidentes en los espacios de circulación del arte.

Ese también es el origen del nombre de la muestra. "Tomamos revancha de la idea de la mujer con un papel pasivo en el arte, alguien que se la ha puesto en el lugar de musa y que se le ha negado el papel de creadora del arte. Lo mismo con identidades disidentes", explica Maca Torres, que también participará en la exposición y actúa como curadora.

"Por otro lado, buscábamos generar un espacio donde la ilustración fuera la protagonista", agrega.

 

Además, cada mes la o el artista de la muestra dictará un taller. El de agosto se va a realizar el miércoles 28. También va a haber ferias con producciones de las artistas.

La muestra durará de agosto hasta diciembre y cada mes se renovará la artista o el artista expositor. Este mes comienza con las ilustraciones de Reina Membrilla, cuya muestra se titula "Imaginaria".

"Muestra un mundo imaginario donde las mujeres disfrutamos de cosas que pueden parecer sencillas pero que no tenemos, como caminar tranquilas por la calle", relata Macarena.

Agrega: "Su idea es que las personas que vayan a la muestra contrasten esas diferencias entre ese mundo imaginario y el mundo en que vivimos, y se pregunten qué podemos hacer para llegar a ese otro mundo".

La exposición de Reina Membrilla constará de un mural y de obras impresas de ilustración digital.

Para noviembre, está confirmada la ilustradora rosarina Jazmín Varela.

Las muestras se van a alojar en la planta baja de Casa de Pepino, ubicada en Fructoso Rivera 287. 

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Reina Membrilla inaugura la muestra
Ilustraciones de Maca Torres
Reina Membrilla inaugura la muestra

Se realiza un encuentro audiovisual feminista en el Cineclub Hugo del Carril

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El cineclub presentará en función extraordinaria  el ciclo El Detonar Preciso: Encuentro audiovisual feminista, que mostrará diferentes producciones de directoras locales e internacionales.

El ciclo está pensado por las organizaciones Diverses Audiovisuales Córdoba y el Festival Internacional de Cine de Terror y Fantástico, junto con la Municipalidad de Córdoba.

Desde la organización explicaron: "Es un encuentro audiovisual feminista y un espacio de debate y formación sobre distintas problemáticas que nos atraviesan como mujeres, lesbianas, travas, trans y personas no binarias en el ámbito de los medios audiovisuales".

Además habrá charlas y capacitaciones específicas. El ciclo también se desarrollará en espacios del Centro Cultural España Córdoba y el Museo de las Mujeres.

"Consideramos fundamental generar y sostener redes de intercambio que permitan pensarnos y proyectarnos dentro de nuestros espacios de trabajo desde una lógica antipatriarcal", transmitieron los organizadores del ciclo.

Programación

La programación será la siguiente:

Día 1

Spot MuMa Bariloche, animado (1’24”)

Trailer Madres. Dir: Josefina Cordera. Córdoba. 2018 (1’51”)

Trailer De nuevo otra vez. Dir: Romina Paula. Buenos Aires. 2019 (1’08”)

Cuestión de tiempo: comentario de "De nuevo otra vez"

Presentación de la programación Día 1 (5’)

La cosmovisión andina a través del tejido. Dir: Mariana Tschudi. Perú. 2017 (4’)

Se dice ellas. Dir: Ana Belén Barragan. Villa María. Córdoba. 2018 (27’)

Ugly. Dir: Anna Ginsburg. Reino Unido. 2019 (1’40”)

Naranjita. Dir: Carla Gutiérrez Yáñez. Córdoba. 2017 (13’20”)

Dios te salve, María. Dir: Edlyn Castellanos. México. 2018 (1’)

Quinotos al rhum. Dir: Paula Compagnucci. Córdoba. 2015 (35’)

Feminista Anima Game. Dir: Estefanía Clotti. Rosario. 2018 (1’)

Mostras. Dir: Virginia Ferreyra. Tucumán. 2018 (22’41”)

Diálogo con realizadorxs

Día 2

Spot MuMa Bariloche (1’57”)

Trailer El agua nunca dolió. Dir: Ana Clara Bustelo. San Juan. 2018 (1’31”)

Trailer La vida es corta. Dir: Florencia Bastida. Córdoba. 2019 (1’)

Trailer Joven y alocada. Dir: Marialy Rivas. Chile. 2012 (1’31”)

Trailer La cama. Dir: Mónica Lairana. Buenos Aires. 2018 (1’36”)

Presentación de la programación Día 2 (5’)

Matter Puta (Teaser) Dir: Paula Compagnucci. Córdoba. 2019 (9’)

Transmuta. Dir: María Belén Tagliabue y Miriana Bazán. Buenos Aires. 2018 (2’)

Elena Universo. Dir: Marga Almirall Rotés. España. 2018 (17’44”)

No hagan ruido. Diverses Audiovisuales Córdoba. Córdoba. 2018 (4’31”)

Soy Sofía. Dir: Raquel Martínez. Salta. 2017 (12’12”)

Somos resistencia. Dir: Luna Gherscovici e Irupé Muñoz. Córdoba. 2018 (2’20”)

Mi gorra brilla. Dir: Celeste Onaindia. Córdoba. 2018 (7’42”)

Se trepa se arrastra. Dir: Guadalupe Martínez Loza. Córdoba. 2018 (27’)

Diálogo con realizadorxs

Fotograma de "De nuevo otra vez", de la directora Romina Paula
Imagan de "De nuevo otra vez", de la directora Romina Paula

Candelaria Traverso realiza una muestra individual en Herlitzka + Faria

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La artista cordobesa Candelaria Traverso, una de las revelaciones de ArteBA 2019, realizará su primera muestra individual en Herlitzka + Faria, galería porteña especializada en arte conceptual y contemporáneo latinoamericano.

Chakana, tal el nombre de la exposición, podrá contemplarse allí entre el 8 de agosto (el jueves) y el 18 de septiembre. 

“Traverso resultó una de las grandes sorpresas de la última edición de la feria ArteBA cuando el museo Reina Sofía de Madrid eligió sumar a su notable colección la instalación Periferia exhibida en el stand de la galería. Con Chakana, la artista propone ocupar el espacio expositivo de la galería de arte contemporáneo con las estrategias visuales de las ferias ambulantes y los mercados de ropa populares, un linde entre la transacción global y la precariedad tercermundista”, dice el comunicado oficial de la muestra. 

Patchwork en arpillera sintética. 120 x 144 centímetros. (Candelaria Traverso)  

“Para eso propone revisitar esa estética en cruce con los patrones abstractos del arte andino ancestral a partir de una serie de obras que van desde el dibujo al arte sonoro pasando por los tapices y las instalaciones”, añade sobre una muestra titulada con una expresión quechua de cuatro mil años que “escalera” o “puente”. Y que designa a la “cruz andina” que sigue presente en los diseños textiles del pueblo aymara.

“En sus obras, Traverso se apropia de esa forma y la aplica sobre embalajes que provienen de las factorías textiles asiáticas. Así, su uso de la Chakana establece una relación entre los pueblos originarios de los Andes centrales y las economías informales que florecen en esa misma geografía en el siglo XXI”, concluye el comunicado.

Candelaria Traverso es la artista más joven de nuestro staff y su obra refleja el interés de la galería por dar cuenta de los síntomas culturales propios de Latinoamérica con las herramientas del mejor arte contemporáneo. 

Prendas, 2016-2019. Lápiz sobre papel. 15 x 21 cm c/u (Canderlaria Traverso)

Esto se verifica también “A través del tránsito por las ferias de la ciudad de Montevideo busqué adentrarme en las prácticas y maneras de habitar el mundo que remontan a tiempos primeros. Los resultados son piezas que reflejan historias de intercambios, migraciones y temporalidades múltiples”, explicó Traverso. 

En esta exhibición los materiales de las obras tienen procedencias diversas: desde los puestos ambulantes del barrio de Once y La Salada en Buenos Aires a ferias del norte argentino y Bolivia. 

Traverso los ha recorrido con una mirada que Federico Baeza, en el texto curatorial de la muestra, encuentra “en una bien calculada posición de observación, un lugar intermedio entre la distancia de la mirada etnográfica y la proximidad interesada de la autobiografía”.

Traverso posa en su taller. (Gentileza Herlitzka + Faria)

“Los intereses que atraviesan mi proceso artístico devienen de los múltiples desplazamientos que he experimentado desde niña, los cuales me hicieron apreciar fuertes contrastes culturales”, amplió Traverso, quien a su vez asegura que con el tiempo recuperó la dinámica de dislocación para aplicarla en su producción, generando nuevas configuraciones en el ámbito artístico. 

“La apropiación, tanto de objetos como de prácticas que pertenecen a lo cotidiano son constantes en cuanto procedimientos en mi trabajo, que además se vale de otros recursos como el dibujo, la cerámica, el video, la fotografía, buscando el medio adecuado cada vez. Los vínculos que voy trazando, los lugares por donde transito, y las situaciones que azarosamente ocurren, componen ese tiempo del hacer, de carácter único e irrepetible”, cerró la artista.

Espejo detalle, otra de las obras de "Chakana". (Candelaria Traverso)

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Traverso, durante el montaje de "Chakana". (Gentileza Herlitzka + Faria)

Las obsesiones visuales de Nora Aslan

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Las Alfombras de Nora Aslan se presentan a la vista como un enigma que se revela por aproximación. El deleite visual que provocan de lejos se cancela cuando se mira de cerca. O al menos lo que surge es otro tipo de fascinación, más oscura y potente. A una distancia de un par de metros, las obras se endulzan en una fiesta barroca de tramas y arabescos multicolores. Son, propiamente, las "alfombras" de los títulos. Pero si uno se arrima es capturado por una especie de aleph bastante horroroso, con imágenes en loop de multitudes sufriendo alguna calamidad.

Son tres obras de la serie Alfombras las que integran la muestra "Ese punto", que se presenta en el Museo Caraffa y que suma un abigarrado conjunto que va y viene por las obsesiones visuales de Nora Aslan.

La artista argentina, de 81 años, es una maga experta en las pócimas del collage. Comenzó con fotocopias, cortando y pegando, cuando los trucos digitales estaban en pañales. Actualmente, no se mueve a ningún lado sin su cámara, herramienta que es la compañera perfecta en sus excursiones maníacas que hacen de la realidad un coto de caza de imágenes, que luego son acumuladas en series afines o resignificadas en collages fotográficos digitales.

La sala 2 del museo es un ejemplo cabal de esta práctica de captura y transformación en otra cosa. Las paredes están literalmente tapizadas de fotografías, miles y miles de imágenes ordenadas en tramas según algún motivo: manos, pies, animales embalsamados, muñecos, caras, los puntos de capitón de los sillones viejos que son casi una firma de la artista. En el piso, una instalación que puede ser recorrida utilizando protectores para el calzado invita a caminar sobre una "alfombra" compuesta por cientos de rostros.

La era de la imagen le viene de maravillas a esta artista que en su muro de Facebook saluda cada jornada, sin excepciones, con un "Buenos días" y una foto. Instagram, donde se mueve como pez en el agua, es otra plataforma de sus hallazgos diarios. Aunque la fascinación con las imágenes es tan evidente como su manera de esquivar la mera celebración. "Lo siniestro en lo cotidiano", según la popular teoría de Freud, insiste en la visión de Aslan que combina "belleza y horror, lo sublime y lo deleznable, el caleidoscópico aspecto del mundo, capaz de hacer una flor fulgurante con pedacitos de vidrio roto. Y  ese mundo que compartimos con los animales, ese cohabitar del que no tenemos conciencia muchas veces, cuando miramos sin ver".

Una magia que no se agota

–¿Cuándo empezaste a interesarte en el collage?

–El recurso del collage aparece en la década de los ‘90, luego de incursiones en el diseño y el arte textil en las dos décadas previas. Necesitaba un lenguaje que me permitiera dar cuenta del panorama político social de la época y comencé a coleccionar, clasificar y archivar imágenes de las revistas de actualidad para luego reproducir y multiplicar esos originales por medio de fotocopias que pegaba sobre telas tensadas.

–¿Qué te atrae de esa técnica? ¿Qué buscás?

–El collage permite poner en relaciones no previsibles imágenes que habitualmente se perciben aisladas en contextos que nos son familiares. Al operar de esa manera, esa fricción entre ellas produce "chispas" que enrarecen la escena generando nuevos sentidos. Ese efecto es una magia que no se agota y abre continuamente nuevas lecturas. A veces una imagen hace aparecer ideas y buscar relaciones que la sostengan o la hagan florecer. A veces una idea o una frase conducen a imágenes que entre sí construyen una constelación nueva.

–También incorporás fotos propias. ¿Te pensás como una cazadora de imágenes?

–A partir del momento en que comienzo a incorporar mis propias fotografías, mi proceso se convierte en algo así como "salir de caza". No siempre hay una "presa" predeterminada, algunas veces es la "sorpresa" la que determina la búsqueda, y el hallazgo impensado es lo que le agrega valor a la faena y a veces marca el rumbo a futuro. Algunos títulos de obras aluden a una divisa alquímica que de alguna forma define estos caminos sinuosos de destino incierto: "A lo oscuro por lo más oscuro y a lo desconocido por lo más desconocido".

–En la serie de las alfombras hay por lo menos dos momentos. La obra, de cerca, es un halago a la vista, pero si uno se aproxima se encuentra con cosas tenebrosas, oscuras, violentas. ¿Cómo concebiste este trabajo?

–La serie Alfombras, presentada en el Museo Nacional de Bellas Artes a fines de 1997, inaugura el fin de la etapa textil, paradójicamente tomando la imagen de una pieza decorativa y utilitaria del amoblamiento de una casa: la alfombra, lo que se pisa. Pero la textura sobre la que se transita, en este caso, es gente, son multitudes, y los ornatos y arabescos enmarcan escenas de diásporas, desplazamientos, luchas y miserias. Y algunos seres que miran la escena desde afuera sin articular palabra o apartan la mirada frente a lo que no quieren ver. Si de ver se trata, el conjunto desde cierta distancia tiene un aspecto banal, pero al acercarse se presenta en toda su crudeza y una vez que se ha visto realmente, es imposible recuperar la inocencia de la mirada original. La obra interpela. En todas las series que se suceden a partir de ese momento y con variables y temáticas diversas, se repite esta estrategia. Y son los que miran, "Los testigos", los que dan cuenta de lo que sucede. A veces son animales, insectos, muñecos, estatuas, todos fijan la mirada, no comparten nuestro lenguaje, pero son inapelables. Y luego están, muchas veces marginados, los que no quieren ver.

–"Mantel de cocina" es una obra que alude a la violencia contra las mujeres…

Mantel de cocina (1997) muestra el proceso de deterioro de una relación de pareja, desde el voladito del borde, donde el tipo chamuya a la mina sacándola a pasear en bote tipo cisne por el laguito del parque, hasta el criadero de gallinas que irán al matadero, todas apiñadas y con las luces encendidas para que duerman poco y coman mucho. La cuchilla, que de frente y desde lejos no se ve, aparece desde abajo de la mesa como la visión ominosa de una aleta de tiburón en la superficie calma del mar. Y finalmente, entre las frutas y las rayitas del hule de la mesa, imágenes de cocinas donde algo violento ha sucedido y barrios inofensivos de casitas iguales. Hay una mujer de espaldas sentada en una silla, la imagen se repite: las mujeres golpeadas en esa época se presentaban de espaldas a la cámara o pixeladas o en sombras. El problema subsiste, las mujeres ahora salen a la calle a cara descubierta y luchando de frente. Y tarde o temprano se hará justicia.

–La instalación que satura la sala de collages tiene un conjunto de imágenes en el piso. ¿Cómo la pensaste? ¿Qué buscas con el hecho de invitar al espectador a caminar sobres las imágenes?

–Hay un amago de orden, cientos de fotos registradas con la cámara en mano cada día. Lo que hay, lo que veo, lo que pienso, mi propio punto de vista abierto a los otros para que recreen el suyo a su manera. Y en el centro de la sala, "los testigos", cerrando el círculo como una alfombra de aquellas iniciales, donde eran textura, mirándonos fijo mientras los pisamos. No hablan nuestro idioma pero nos miran, y si somos atentos, nos interpelan. En las mesas y de espaldas están los que no quisieron ver, pero ellos también son mirados, por nosotros y por ellos en un infinito juego de espejos.

Para verMuestra y conversación con la artista"Ese punto", muestra de Nora Aslan con curaduría de María Alejandra Gatti, se puede visitar hasta el 1° de septiembre en el Museo Caraffa (Poeta Lugones 411). De martes a domingos de 10 a 20.Charla. Durante la realización de la feria Mercado de Arte, el sábado 17 de agosto a las 15.30 la artista y el curador Federico Baeza dialogarán con el público.

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Obra de la muestra "Ese punto", en el Caraffa (Museo Emilio Caraffa)
Nora Aslan (Gentileza, Nora Aslan)
Obra de la muestra "Ese punto", en el Caraffa (Museo Emilio Caraffa)
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Por un arte universal: cómo es la muestra de Antonio Pezzino en el Caraffa

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Con la presentación de “Antonio Pezzino, hacia el origen”, el museo Caraffa (Poeta Lugones 411) es punto de partida y de llegada en la historia del artista cordobés nacido en 1921: fue en este edificio donde un joven Pezzino vio las primeras obras que lo motivaron por el arte. El mismo espacio donde hoy, a 15 años de su muerte (ocurrida en 2004, en Montevideo), se presenta una retrospectiva en su homenaje.

La exposición, sostienen los curadores Tomás Bondone y Cristina Rossi, es un merecido reconocimiento para este artista cordobés que fue discípulo directo del maestro uruguayo Joaquín Torres García y uno de los pocos integrantes argentinos de su famoso taller. Esta muestra es el retorno a su ciudad y donde inició su formación artística.

Entre más de un centenar de obras de Pezzino, forman parte del relato de esta exposición un pequeño dibujo de Joaquín Torres García y una pintura de José Gurvich, destacados artistas uruguayos.

La exposición transita los pasos de Antonio Pezzino (Córdoba, 1921- Montevideo, 2004): desde las aulas de la Academia (hoy Escuela) de Bellas Artes “Dr. José Figueroa Alcorta” hacia finales de la década de 1930, hasta su llegada a Montevideo siguiendo las ideas de Joaquín Torres García, previo paso por Buenos Aires y un viaje determinante a Bolivia.

Con aportes de objetos y documentos de archivo y un diseño ágil, la exposición del Caraffa transita momentos claves de la historia de Pezzino: la etapa formativa, el período constructivo, y la búsqueda del propio camino.

La exposición revela de manera clara esas distintas etapas, desde la “asimilación de la lección constructiva hasta la rearticulación de la imagen a partir del encuentro con otras culturas, especialmente las experiencias del budismo Zen que impulsaron el gesto espontáneo”, señalan los curadores. Una última sala exhibe su faceta como diseñador gráfico, donde se descubre más de su potencial visual.

En el Taller Torres García

Atraído por las culturas prehispánicas, Antonio Pezzino viajó a Bolivia donde pasó varios meses.  Por entonces vivía en Buenos Aires. Y en la biblioteca del Museo Nacional de Bellas Artes ya había leído Estructura y Universalismo Constructivo de Joaquín Torres García, libros en los que, como señalan Rossi y Bondone, “resonaban los valores universales de la tradición”. Decidido, Pezzino fue a conocer al maestro uruguayo en 1945. En Montevideo fue directo a una exposición de los integrantes del Taller Torres García (TTG) que habían sido rechazados del salón oficial. “Entusiasmado con las pinturas que vio, Pezzino ingresó a ese Taller, donde fue discípulo directo del maestro”, relatan los curadores.

Lo constructivo y universal de Torres García, se le escucha decir a Pezzino en el documental que se proyecta en el museo, tenía que ver con el conocimiento e intuición de las grandes corrientes que hubo en la humanidad: “Crear nuevos signos, un lenguaje comprensible para todos, lanzar ideas a través del hecho plástico era lo que quería Torres García”.

Aquel viaje iniciático de Pezzino y su amigo a Bolivia (“buscando un arte universal y al mismo tiempo americano” como decía), encontró eco en el Taller Torres García: “En un ambiente que amalgamaba la tradición de raíz indoamericana y la vanguardia, Torres García se proponía formar una escuela de arte anónimo, idea que en las ‘Exposiciones del TTG’ se visualizaba en el conjunto indiferenciado de pinturas alineadas, que ponía el acento en el sentido de pertenencia grupal”, se explica en la exposición. A la vez que los muros del Caraffa retoman aquella impronta del Taller Torres García (la manera de colgar los cuadros): aquí las obras tempranas de Pezzino mantienen una feliz convivencia con las de sus compañeros Manuel Aguiar, Julio Uruguay Alpuy, Leticia Barrán, Walter Deliotti, Josep Collell, Guillermo Fernández, Gonzalo Fonseca, José Gurvich, Francisco Matto, Manuel Otero, Manuel Pailós, Horacio Torres, y Jorge y Rodolfo Visca.

El sesgo constructivo significaba para estos artistas crear un lenguaje universal y simbólico que no imitaba ni representara la realidad. “En el camino hacia la recuperación del lugar que ocupaba el arte en las comunidades primitivas”, observan los curadores, Torres García buscaba integrar a todas las artes sin distinciones y enseñaba a través de la pintura de tema, como paisajes urbanos y portuarios, naturalezas muertas y retratos. Son las imágenes que aporta la exposición hoy, como la vista desde el conventillo del puerto de Montevideo. Pezzino pintó desde el lugar que compartía con sus colegas. Y retrató a sus vecinos del barrio obrero El Cerro de la capital uruguaya, donde también vivó.

Las formas libres

Pezzino reconocía que las lecciones del Torres García proveían una “llave para ver lo esencial que luego cada discípulo podría emplear para continuar sus propias búsquedas”. El documental en el museo lo muestra de viaje por Europa en 1954 con sus compañeros Manuel Aguiar y José Gurvich, yendo a tomar contacto directo con las obras de los maestros del arte occidental que ya admiraba, e incluso acceder a producciones de las culturas orientales.

Como les ha sucedido a todos los artistas viajeros, también para Pezzino fue determinante la experiencia, y su obra pronto acusó una flexibilidad en las formas, por ejemplo, “dinamizando la pincelada, profundizando los efectos de la luz y poniendo énfasis en el trabajo del color”, subrayan los curadores. “Buscar otros horizontes, algo más personal” afirmaba el artista en una entrevista. En esa dirección, Pezzino se asomó a las corrientes estéticas orientales, como las ideas que sostenía George Gurdjieff, que impactó en su obra que derivó en abstracción gestual.  Incluso recurrió a la meditación como entrenamiento. Liberar el trazo de las tensiones psicológicas se tradujo en un gesto espontáneo.

El deleite que ofrece el recorrido de la exposición por los estados artísticos de Pezzino remata en el tramo donde se exhiben algunos de los numerosos originales de sus dibujos y composiciones como diseñador gráfico: tapas de libros y discos, folletos de publicidad y sellos postales. Algunos de los lugares donde trabajó fueron el Estudio AS (que compartió con Hermenegildo Sábat), el diario El País de Montevideo, y la publicación Removedor, donde aplicó la caligrafía característica del Taller Torres García.  En la exposición se destaca a Antomio Pezzino como un precursor que logró audaces resoluciones técnicas, e imprimió el carácter sensible de su arte en las piezas gráficas. Llevar las claves visuales de la vanguardia a la vida cotidiana.  

Para ver

“Antonio Pezzino, hacia el origen”. Museo Caraffa (Poeta Lugones 411). La muestra del artista Antonio Pezzino (Córdoba, 1921-Montevideo, 2004), con curaduría de Cristina Rossi y Tomás Bondone se puede visitar hasta el 1º de setiembre, de martes a domingos de 10 a 20. Jueves 8 de agosto a las 18. Recorrido guiado por Tomás Bondone en sala 1 del museo. Entrada gratuita. Viernes 16 de agosto a las 19. Presentación del libro sobre Antonio Pezzino. Escuela de Bellas Artes “Dr. José Figueroa Alcorta”, Facultad de Arte y Diseño, UPC (Ricchieri 1955, Ciudad de las Artes).

"Constructivo, rojo, negro y blanco". Obra de Pezzino en el Caraffa. Año 1956.
El balcón. El paisaje de Montevideo en la pintura de Pezzino. Década de 1950.
La abstracción libre según Antonio Pezzino. Año 1965.
Pezzino joven. Dibujo del artista que se exhibe en pequeñas libretas.
Budismo zen. Pezzino logró liberar el gesto en su pintura. Año: 1964.
El universalismo constructivo de Torres García según Antonio Pezzino.
"Constructivo, rojo, negro y blanco". Obra de Pezzino en el Caraffa. Año 1956.
El balcón. El paisaje de Montevideo en la pintura de Pezzino. Década de 1950.
La abstracción libre según Antonio Pezzino. Año 1965.
Budismo zen. Pezzino logró liberar el gesto en su pintura. Año: 1964.
Pezzino joven. Dibujo del artista que se exhibe en pequeñas libretas.

Inaugura la muestra “Copia adiestrada” en barrio Güemes

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Esta semana abre al público la muestra “Copia adiestrada”, donde jóvenes artistas presentarán obras inéditas, realizadas especialmente con motivo de la muestra y todo a base de lápiz.

 

Desde la organización de la muestra expresaron la idea madre que inspiró el proyecto: “La línea del dibujo como trinchera desde la cual estos artistas bombardean y se apropian, al mismo tiempo, de los discursos institucionales de un espacio de arte contemporáneo, de los discursos de una imagen viral de la represión del Estado y de los discursos pedagógicos de la enseñanza escolar”

 

 En la muestra, la artista Valeria López se apropia de flyers y otras publicaciones sobre el final del MUMU, proyecto que funcionó en el Museo de las Mujeres entre 2012 y 2015. Inés Tillous trabaja sobre plantillas de dibujos escolares y Francisco Menardi sobre una fotografía de Bernardino Avila, fotoperiodista que retrató la manifestación conocida como El Verdurazo. 

 

La curaduría está a cargo de Eugenia Gonzáles Mussano.

“Esta muestra es un suspiro o quizás una súplica a levantar la mirada y a observar con atención las imágenes que se nos muestran como dispositivos de verdad”, afirman desde Espacio Mora.

 

La muestra inaugura a las 20 y se podrá visitar de lunes a viernes de 15 a 19 y los sábados con cita previa hasta el 6 de septiembre. Además, formará parte del circuito de artweekend del Mercado de Arte. 

 

Espacio Mora se encuentra en la calle Laprida 568.

Obras de Inés Tillous y Francisco Menardi
Obras de Valeria López
Obras de Inés Tillous y Francisco Menardi
Obras de Valeria López

Alexis Moyano en Córdoba con "Me aburro rápido"

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Este viernes a las 18 el creador del “Bobby” estará en Quality Espacio con su charla “Me aburro rápido”, donde disertará sobre creatividad, diseño y animación 2D.    Sus videos y viñetas ganaron fama desde el sitio de humor de La Nación “Muy Liebre”, donde hace cuatro años que es colaborador. Especialmente, los del ácido perro el “Bobby”. Es ilustrador, animador y diseñador gráfico.  

  Además de su trabajo en Muy Liebre, desarrolló dos shows propios para el canal Cartoon Network.    En la charla, Moyano tratará temas como el proceso creativo, la inspiración y realizará un demo de animación en vivo.    Las entradas tienen un costo de $165 y pueden adquirirse online o en la escuela La Lumiere, uno de los organizadores del evento junto con "The 48 hour film Project", Radio Gamba y Kiwi Agencia.
El humorista disertará sobre animación 2D. Imagen del Instagram de Alexis Moyano Moyano

Cuqui: todos quieren brillar

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Para Cuqui, en el medio artístico local “hacemos de cuenta que vivimos del arte y eso es mentira”. De esto y otras cosas escribirá en “Tauro y el arte como trabajo", proyecto que ganó el quinto Premio Argentino de Arte Público lanzado por Cultura municipal para la edición 2019 de Mercado de Arte Contemporáneo (MAC) que comienza el próximo viernes en el Cabildo.   La propuesta de la artista visual, escritora y tarotista cordobesa se impuso entre otras 35. En “Tauro y el arte como trabajo”, Cuqui le dará cuerpo a Charlotte von Mess, crítica de arte y uno de los heterónimos bajo los cuales publica. “Charlotte no tiene cuerpo, hay una pintura de su retrato. Mucha gente puede decir ¡ah es Charlotte la que está sentada!, pero no, es Cuqui, soy yo, vayan y díganme Cuqui”.   Durante la feria, ataviada con un vestido de lentejuelas que será su “uniforme de trabajo”, escribirá en tiempo real un texto crítico atravesado por ideas como trabajo, arte, consumo y lo público.   “Si trabajara de barrendera le pediría a mi jefa me deje hacer mi propia ropa” suelta Cuqui ante su nueva propuesta que une performance, escritura y las derivas del arte textil, facetas de su práctica artística. "Tauro y el arte como trabajo" será, entonces, una “escritura performática”. Esta característica decidió al jurado (Carolina Vitas, Dolores De Argentina y José Carlos Balaguer) a otorgarle el premio, consistente en 120 mil pesos.   El Premio Argentino de Arte Público (nacional e interdisciplinario), bajo la coordinación del artista Manuel Coll, cuenta con la financiación del Fondo Nacional de las Artes. Trabajo, Tauro y Leo también Para Cuqui, “Tauro es buenísimo para el trabajo”: “Si bien no soy astróloga y Charlotte von Mess menos, me interesa ver dónde está Tauro en la carta astral del MAC, para que les artistes lo tengamos en cuenta”.   Hay otro “detalle interesante” dice la artista. La feria sucederá bajo el signo de Leo, cuyo regente es el Sol: “todos queriendo brillar”. Por eso, “uno de los desafíos será ser uno mismo, mostrarse como uno es y no como los demás esperan. O no hacer lo que los demás esperan de uno”.    Disparadores y un método Cuqui practicará su escritura performática en el bar de la feria. “Siempre escribo en bares, doy talleres de escritura en bares, leo en bares, me la paso en el bar, no tengo problemas con el ruido, he estado en el Olmos en hora pico corrigiendo textos”, cuenta.   Ya tiene “material de base”, como notas tomadas de documentales sobre mercado de arte y subrayados en revistas como la Ñ, que lee mucho. Escribirá con lápiz negro: “lo de Charlotte es así, no tengo explicación científica, con otros heterónimos lo hago con otros lápices; tendré una hoja con palabras del diccionario sobre este tema, también un libro que me regalaron sobre psiquiatría forense que quiero usar en el momento de la corrección”. Para las palabras que repita, como el Word da muchas opciones, dice, elegirá “una palabra extraña”. Le gusta un lenguaje bien barroco.   –¿Será un manuscrito que después tipearás?–Escribo todo a mano, hay algo en lo visual que me hace ver los errores, tardo mucho en corregir. Lo que más quiero cuidar es el texto, y estar la mayor cantidad de tiempo. Tal vez ponga alrededor de la mesa y la silla sal marina y purpurina para delimitar mi espacio sagrado.   –¿Purpurina por qué? –Porque mi uniforme de trabajo será de todos colores.   –¿Qué forma tomará ese texto? –Será un texto crítico que tendrá el formato de los textos de Charlotte, un ensayo con citas, bibliografía. Charlotte es académica. Yo no. El texto será de crítica, pero accesible. Recién se podrá leer el texto cuando Cuqui lo suelte en las redes sociales. Durante la feria sólo se podrá observar a la artista en la intimidad de su escritura y su percepción del entono: “No muestro mis escritos si no están corregidos. Mis amigos escritores leen mis libros cuando ya están publicados”.   Dos libros son referentes para "Tauro y el arte como trabajo": Kassel no invita a la lógica, de Enrique Vila-Matas; y Carsick, de Baltimore a San Francisco, de John Waters. “Son libros performáticos, Waters firmó un contrato con su editorial para escribir las experiencias de poner el cuerpo, haciendo dedo, para escribir el texto, y Vila-Matas escribió en el bar de la Documenta Kassel”.   El proceso físico de la escritura prevalece en su plan, como Mario Levrero en el “Diario de la beca” de La novela luminosa. Le interesa el registro de todas sus etapas: “sé lo que pienso, los disparadores, pero no sé qué pasará allí (en Mercado de Arte)”.   Maldito dinero   Entre los documentales sobre mercado de arte que revisó está el de la famosa performer Marina Abramovic, donde “ella dice que después de cierto nivel primero se mira el precio y después la obra”. Ahora comprende: “Esa chica sentada ahí con vestido de lentejuelas salió 120 mil pesos”. De las tantas veces que se ha presentado en premios, es la primera vez que gana.   –¿Por qué participaste del premio? –Por la plata. Porque al texto lo iba a escribir igual.   Dos muestras, “Lxs trabajadoxs sexuales ocupan el museo” ( Museo de Antropología), y “Prácticas políticas, poéticas y domésticas” en el Cabildo, donde participó, la movilizaron sobre temas afines al mercado del arte, como lo relacionado al trabajo y al pago, el precio. “Si viéramos como artistas que lo que hacemos es trabajo entonces necesitaríamos tener una obra social”, plantea. Sin embargo, “eso nos bajaría de categoría”, dice, porque “hacemos de cuenta que manejamos millones de dólares”. Lo opuesto a “reclamar como un trabajador”.   En Mercado de Arte quiere ver a los artistas en el momento de la venta de la obra, “si se ponen sumisos con los coleccionistas, si están con miedo”. Comparándolo con el mercado de arte grande, “con el real”, siente que “estamos jugando, haciéndonos los artistas internacionales cuando acá ganas unos pesos con suerte”.  Comportarse “como algo que no sos”.   Cuqui y Charlotte von Mess   Cuqui tiene libros escritos con distintos heterónimos. Lo firmado como "Cuqui" en poesía va de 1998 al 2006. “Esa Cuqui está muerta. O sea, no puedo escribir poesía con ese nombre”, aclara. Sin embargo, “lo firmado como "Cuqui" en narrativa o artes visuales, “es mío actual”, dice. Y “sería algo así como que me llamo igual que la ‘Cuqui poeta’, pero no somos la misma persona”.   Hay más, y cada uno escribe en su línea. Detalla: “Natsuki Miyoshi es una poeta japonesa que ya murió, por eso se han editado sus libros como ‘obras completas’ y no ‘poesía reunida’. Karen Smith es una poeta del sur de Texas y sus textos están en inglés (no quiero editarlos en español). Alma Concepción escribe poesía. Francis Vipond es un chico que actualmente tiene 18 años y está estudiando una carrera como ingeniería o algo así, pero escribió dos libros en su primera adolescencia; ahora eso no le interesa, fue algo de la edad. Charlotte von Mess es crítica de arte. Etcétera”.   En una entrevista reciente publicada en este diario se le escucha decir: “No sé cuál es mi nombre, mis heterónimos son fragmentos de mis distintos ancestros en mí. En mis performances nunca queda claro de quién es mi cuerpo”. Los heterónimos le permiten hacer cosas que ella no haría dice Cuqui. Y Charlotte es su preferida.   Bio   Cuqui (Córdoba, 1977). Su obra visual está íntimamente ligada a la escritura mediante la performance, el dibujo, la fotografía y el arte textil. Lee el Tarot de Marsella y analiza árboles genealógicos. Publicó, entre otros, Cuando explota un globo (Ediciones del Boulevard, 1999), Lavados vaginales (Vox, 2003), Naranja, verde, amarillo/naranja, verde, rojo (Huácala Capirote, 2002), Actriz de reparto (La Creciente, 2004), Masturbación (Eloísa Cartonera, 2005), Fruta fermentada (La Creciente-Huácala Capirote, 2006), Kiki (Huácala Capirote, 2008) y Kiki 2 (Nudista, 2012). Además, escribe bajo los heterónimos Natsuki Miyoshi, Karen Smith, Charlotte von Mess y Alma Concepción.

Cuqui (gentileza Jazmín Centeno).

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Arte, arte, arte grita Córdoba por estos días. Alrededor de los 65 stands de Mercado de Arte Contemporáneo (MAC) en el Cabildo Histórico y la carpa, florecieron atractivos circuitos off.

No sólo las galerías que participan en MAC (algunas más también) abrirán sus propias sedes durante los días que dure la feria, en un recorrido que llamaron Artweekend organizado desde la nueva agrupación FARO que concentra a una veintena de salas de arte cordobesas: varios coleccionistas, como José Luis Lorenzo en Espacio Colón, el trío CLM, y los desarrollistas Bugliotti y Rode, sumaron o se aliaron a muestras efímeras y no tanto. Además, un grupo de artistas abre La Escuelita para recibir visitas.

El platillo de la feria creció tanto que excede el centro y barrios aledaños, para llegar a Unquillo y Colonia Caroya. Tres galerías, las cordobesas Sasha D. y Artis, y la puntana Leche, abrieron nuevas salas en la previa a MAC. Hay mucho para ver y adquirir. Y para observar qué compran los que compran.

  Artweekend: 18 galerías abiertas durante la feria  

 Artweekend, el circuito por las muestras de 18 galerías de arte funcionará en paralelo a Mercado de Arte Contemporáneo, principalmente de 10 a 14.  Lo que sigue es un detalle de cada espacio.

En la zona céntrica, la galería Marchiaro (Belgrano 609) exhibirá “De colección a colección”, con obras de grandes artistas argentinos como Antonio Berni, Carlos Alonso, Remo Bianchedi, Yuyo Noé, Miguel Dávila, Rómulo Maccio, Migue Ángel Budini, Marcelo Bonevardi, y Lino E. Spilimbergo, entre otros.  “La falta de casas de subasta que canalicen el mercado secundario de arte en la ciudad fue uno de los disparadores que nos motivó”, sostiene Víctor Marchiaro.

Cerrito (San Luis 145, sólo el 16 y 17) muestra “Cinco Identidades”, de los artistas Marcela Argañaraz, Claudia Arguello, Claudia Perrotta, Roberto Sáez, y José Pérez Ansorena.  Espacio 130 (bulevar Illia 130) pone una colectiva que incluye a contemporáneos y firmas célebres como Horacio Álvarez, y Carlos Crespo.  María Wonda (San Jerónimo 243, con horario expandido de 10 a 22) propone la muestra “Ficcionidades”, de Eliseo Miciu, Emanuel Céliz, y Gracia Finochietti. Curador: Pedro David Cufré.

Por la peatonal, Artweekend sigue por Bitácora de Vuelo (9 de Julio 53, cuarto piso, La Glorieta, el 16 de 12 a 20, y el 17 de 10 a 14) y su “Monocromo”, con obras de Claudio Bogino, Luis Wells, Carlos Alonso, Oscar Suárez, Eduardo Lascano, Ariel Martínez Archina, Fabio Egea, Rafael Sucari, Luciano Carbajo, Daniel Pito Campos, y otros (curaduría de Inés Darwich). NODO 940 (9 de Julio 40, sólo viernes y sábado) exhibirá la recientemente inaugurada “Entrecruzados” que reúne a Gonzalo Cascón, Javier Larrecochea, Sofía Rosset, Antuco Aldape, Marcela Millicay, Betina Polliotto, Carolina Rodríguez. Curaduría: Nöel Loeschbor, Claudio Cassia, Gabriela Barrionuevo.

The White Lodge (Olmos 15, cuarto piso N), mantendrá “Deslinde”, individual de Manuel Coll sobre el paisaje desde una perspectiva social y cultural. En la cuadra siguiente, inaugura la galería Leche (avenida Colón 36, quinto piso, los tres días de 9 a 23) con muestra debut “Derecho de piso” de los artistas Federico Galará, Rodrigo Schiavoni, Pablo Bisio, Indira Montoya, Natalia Depaola, Esteban Bondone, Ül, Sebastián Pereyra, Manuel Quiroga, Ramiro González Etchagüe, Cruz Vázquez, Mariano Cuestas, Florencia Scauso, Noel Toledo Gonzo, y Matías Factorovich. Leche Córdoba, dice Celestine Bazán, directora y curadora de la muestra, serpa puente hacia la sede de la galería en San Luis, vinculando ambos proyectos a través de intercambios.

Vía Margutta (Sucre 180, sólo el 16 y 17 de 10 a 14) tendrá en exhibición "El Misterio que corre por mis venas", pinturas, dibujos e instalaciones de Renata Morini. El Gran Vidrio (Humberto Primo 497) exhibe “Silencio”, individual del artista Hernán Camoletto.  Y Mora (Laprida 568, Güemes). Sólo el 16 y 17, exhibirá "Copia Adiestrada", de Valeria López, Francisco Menardi, Inés Tillous. Curaduría: Eugenia González Mussano.

 En Alta Córdoba, Piccadilly (Cervantes 422), sólo el 16 y 17 mostrará “Cuando el polvo empiece a cubrirte", de Samanta Rched y Jimena Lozada, con curaduría de Joaquín Barrera.

 Hay un par de estrenos de salas por zona norte. Recta Martinoli arriba, Artis (Roberto Barany 6075) inaugura nuevo espacio con obras de Luis González Palma, Marcos Goymil, Diego Villarruel, Gabriel Páez Pena, Noelia Farías, Gerardo Oberto, Luis Bernardi, Gaspar Luna, Florencia Walter, Lux Linder, y Amadeo Azar. También Sasha D. estrena, en una casona en Casaffousth 1566, barrio Providencia, donde se anticipó a MAC inaugurando allí la muestra “Desterritorios”, con obras de Eduardo Medici, Lucas Jalowski (foto), y Félix Eleazar Rodríguez, y curaduría de Marta Rivero.

En Unquillo, la galería Esaa (calle Rosario 96, sábado 17 de 11 a 13.30, o contactando en a esaa.unquillo@gmail.com, @esaa.unquillo en Instagram, o por Facebook a esaa arte/esaa unquillo, 3516367983 y 3515372085) cobijó a productores culturales de la región sur, mientras artistas locales invitados  toman el patio de la galería: Ciro Del Barco, Luis Bernardi, Iván González, y Gisella Scotta.

“Feat”, que inauguraron y repiten el 17, alude al featuring de las colaboraciones de los músicos, para hablar de cruces de artistas de distintas procedencias: Relieve Contemporáneo; Isabel Croxatto Galería, Ambos Mundos, y los chilenos Sergio Soto Maulén, Tárix Sepúlveda, Adrián Aldecoa Billoni, Juvenal Barría, María Villanueva, Matthew Neary, y Carlos Leppe.

Por otra parte, la galería de Unquillo gestiona en esta ciudad el proyecto Residencia Alberdi (Dr. Ángel Roca Suárez 163, barrio Alberdi). Los tres días de 10 a 14, allí se podrá ver trabajando a Natacha Voliakovsky, Leonardo Sánchez, Juvenal Barría y Tarix Sepúlveda.

Arte U Box (Camino a Los Quebrachitos, KM 5,5, los tres días de 11 a 18). "La Tychè" reunirá a Diego Arrascaeta, Sol Lala, y Pancho Sarria.

En Colonia Caroya, Ankara (San Martín 2281) exhibe “La desaparición de la frontera entre el arte y la vida”, pinturas y collages de Ernesto Berra, y “Liviana Danza” del escultor Rodolfo González del Solar.

Los coleccionistas exhiben

Colección CLM y una “Historia particular ”. El viernes a las 19 inaugura la muestra “Historia particular”, de la colección CLM, con obras de los artistas Lucrecia Lionti, Valeria López y Santiago Villanueva y curaduría de Carla Barbero, en la sede temporaria de Marcelo T. de Alvear 241 (sigue sábado 17 y domingo 18, de 15 a 20). Es la primera exposición de la colección privada y colectiva de Marcos Comamala, Alejandro Londero y Pablo Martinazzo.

“Historia particular” reúne las primeras adquisiciones de CLM, obras de artistas contemporáneos argentinos. Cada artista cuenta una historia: Lionti, (Tucumán, 1985) a través de un muestrario de ideas, texturas, operaciones dentro de un armazón de bastidores; López (Cipolletti, 1988), investiga prácticas artísticas locales; mientras que las narrativas del arte argentino aparecen en la obra de Villanueva (Azul, 1990).

 Espacio Colón y “otra exposición sobre feminismo”. Abierta desde la mañana del viernes, el espacio expositivo del coleccionista José Luis Lorenzo inaugura en una semana intensa su Álbum#4 “¿Qué cuerpos? ¿Qué lenguajes? Otra exposición sobre feminismo y género”, con curaduría de Carina Cagnolo y Fernando Allievi. Se trata de un ensayo visual sobre ideas presentes en los discursos sobre feminismo, género y teoría queer.

La selección es reveladora en cuanto a “la cantidad de mujeres activas en el arte contemporáneo”, afirman los curadores, que evitan tematizar de modo estático la problemática de la mujer, para sostener una lectura crítica en base a debates teóricos, y acciones de lucha, y no por nociones estáticas. Visitas: en el Facebook de José Luis Lorenzo (Colección de Arte).

“Operaciones Afectivas” en el Abasto. “En este viejo taller mecánico de camiones las obras exhibidas actúan con una naturalidad propia de su origen, aparece con una fuerza arrolladora la voluntad del artista”, reflexiona Joaquín Barrera, curador de la muestra “Operaciones Afectivas”, producida por el colectivo Intemperie (Córdoba/Buenos Aires), que se puede visitar desde el jueves (hasta el domingo) en pasaje Agustín Pérez 130 (Abasto). Y en la que participan Alejandra Mizrahi, Malcon D’Stefano, Julia Rossetti, Ulises Mazzuca, Benjamín Felice, Iumi Kataoka, Lihuel González, Damián Santacruz, Eugenia González Mussano, Gisella Scotta, Julia Levstein, Francisco Vázquez Murillo, Constanza Chiappini y Gonzalo Maggi.

“La feria es un momento del año es una gran oportunidad para llevar a artistas que no habían estado nunca en Córdoba y que se encuentran produciendo en sus escenas locales o de forma itinerante”, dicen los artistas de Intemperie, que se acercaron a coleccionistas cordobeses para pensar una propuesta más cercana a los procesos de obra: “Contactamos a Atilio Bugliotti quien nos facilitó un galpón perteneciente a Habugliotti Arquitectos y Rode Constructora. Visitas: www.enlaintemperie.com/Instagram: @enlaintemperie.

La Escuelita: talleres abiertos de artistas

Cerca de la Cañada, La Escuelita es una vieja casona donde funcionan los talleres individuales de un grupo de artistas: Elián Chali, Sofía Sartori, Eugenia González Mussano, Gustavo Piñero, Dianela Paloque, Manuel Coll, Lucas Jalowski, El Pelele, Victoria Ulrich, Lucía von Sprecher, Sofía Torres Kosiba, Colectivo DNT y Mateo Grossi. Ellos recibirán visitas los días 15, 16 y 17 de agosto de 11 a 15, dirección mensaje vía Instagram de los artistas.

 

 

 

 

 

Leche. Otra galería nueva en la ciudad. Leche y una obra de Matías Factorovich.
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Sasha D. de estreno. La galería de Alejandro Dávila estrenó sala. Lucas Jalowski, uno de los artistas exhibidos.
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"La Escuelita". Un grupo de artistas reciben en sus talleres abiertos.
"Operaciones Afectivas". El colectivo Intemperie armó esta propuesta en un viejo galpón del Abasto. Fotografías de Facundo Luque.
"Operaciones Afectivas". El colectivo Intemperie armó esta propuesta en un viejo galpón del Abasto. Fotografías de Facundo Luque.
"Operaciones Afectivas". El colectivo Intemperie armó esta propuesta en un viejo galpón del Abasto. Fotografías de Facundo Luque.
"La Escuelita". Un grupo de artistas reciben en sus talleres abiertos.
Sasha D. de estreno. La galería de Alejandro Dávila estrenó sala. Lucas Jalowski, uno de los artistas exhibidos.
Leche. Otra galería nueva en la ciudad. Leche y una obra de Matías Factorovich.
Colección CLM. Un grupo de coleccionistas exhibe entre otras obras, la de Valeria López.

Arte a pesar de todo

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“No sabemos si quien llega a la feria lo hace por primera vez. Nos tenemos que asegurar que no sea la última”, dice la museóloga Celina Hafford, curadora general de Mercado de Arte Contemporáneo (MAC), el evento que le pone su sello al calendario cultural de la ciudad a mediados de agosto. 

La séptima edición de la feria de arte que organiza la Municipalidad de Córdoba, con epicentro en el Cabildo y en la plaza San Martín, comienza a rodar este viernes y se extenderá hasta el domingo.

Este año MAC cuenta con la presencia de 65 galerías repartidas entre la Zona Crespo (el sector de carpas donde conviven los espacios consolidados) y la Zona Bonino (destinada a proyectos más alternativos o de carácter emergente, en el primer piso del Cabildo), una nutrida agenda de actividades gratuitas que incluye un auditorio de conferencias, un segmento especialmente dedicado a los más chicos denominado Zona Germinal  y, como uno de sus ejes centrales, una fuerte apuesta destinada a contener y estimular al público.

“El arte no es sólo una experiencia contemplativa –señala Hafford–. Hay mucho de físico, de poner el cuerpo: estar parado, caminar varias horas, agacharse, correrse, buscar el mejor ángulo para ver entre la multitud. Muchas veces, la sola idea de proponer un recorrido en estas condiciones resulta agobiante. En museos denominamos ‘fatiga del visitante’ a esta experiencia, que no sólo es una experiencia corporal sino que genera una memoria negativa en quien la atravesó”. 

Para evitar la fatiga del visitante y acompañar al público en una feria tan cargada de propuestas que se desarrollan en apenas tres días, MAC 2019 posee nueva señalética y panelería informativa, habrá “anfitriones” en los accesos y patios para invitar o responder preguntas y orientar al público, y se dispondrá de espacios de descanso y servicios.

A los habituales desafíos de acercar públicos al arte contemporáneo se suma en esta edición un contexto lastimado por la crisis. “Cuando la gente llega a MAC, desmitifica la feria, se da cuenta de que no es un evento para millonarios sino para todo el mundo”, propone Hafford a modo de invitación.

Mirada al contexto

Bajo el lema de “La mirada situada”, a través de su programa de conferencias y presentaciones MAC 2019 hará hincapié en pensar el lugar que ocupa la región en un campo artístico desigual. Precisa Hafford: “Hay un abordaje teórico que apela a reflexionar, poner en cuestión, avanzar en búsquedas que tienen que ver con reconocer cuáles son las condiciones del arte latinoamericano, y cuáles son los nuevos cánones que podríamos proponer por fuera de una historia del arte que nos margina a las periferias”.

En los días previos a la apertura, la organización ha venido trabajando para que los galeristas pesifiquen los precios de las obras, que normalmente están en dólares. 

La turbulencia económica y las emociones dolarizadas de los argentinos se cuelan y su vuelven dolorosamente actuales en la propuesta de Juan Pablo Liboá, quien presenta en el stand de la galería Esaa de Unquillo una instalación que sacude por su violencia visual. Una serie de pinturas se ubican montadas sobre un tejido de alambre; por encima, se ven enormes billetes de cien dólares  y una pizarra electrónica como las que por estas horas se prenden fuego en las casas de cambio. Rollos de alambre de púa coronan la intervención, que en conjunto es una fuerte alusión a los muros de exclusión y a los poderes que los sostienen.

Esaa suma el trabajo que la artista y performer Natacha Voliakovsky lleva a cabo en el marco de las marchas feministas, elaborando banderas de lucha, junto a piezas de Pablo Curutchet, Juan Martín Juares, María Storni y Leonardo Sánchez.

Hay, como otros años, una importante presencia de galerías cordobesas. El Gran Vidrio propone un solo show dedicado a Marisol San Jorge. Arte Cerca reparte su stand entre las nuevas pinturas de Fabio Egea y obras de José Benito, Tulio Romano y Sergio Blatto. 

Marchiaro apuesta por Remo Bianchedi, Roger Mantegani, Luis Felipe Noé, José Correa, Cristina Macías y Pablo Fracchia. En el stand de Nodo 940 se podrán ver trabajos de Juan Canavesi, Sara Goldman, Gonzalo Cascón, Mariquita Quiroga y Ana Luisa Bondone Fernández. En Picadilly, Samanta Rched Abugauch y Javier Gutiérrez Orrico. 

Artis propone a Luis González Palma, Gabriel H. Páez Pena, Marcos Goymil, Gerardo Oberto y Luis Bernardi. Ankara, galería de Colonia Caroya, presenta en la feria obra de Eugenia Guevara, Silvia Martín del Campo y Alejandro Romanutti. Mientras que Flores hace su apuesta con Samantha Ferro y Damián Santa Cruz.

En el stand de Sasha D se podrán ver las impresiones en tela de Javier Bellomo, junto a obras de Luciano Colman, Gastón Goulu, Marta Rivero, Leonardo Herrera y Miguel Ángel Rodríguez. 

Via Margutta juega fuerte con Carlos Alonso, Rómulo Maccio y Raúl Díaz, junto a Nubar Doulgerian y Walter Formia. 

Elian Chali, Pablo Peisino, Majo Arrigoni, Gerardo Repetto y Andrés Felipe Castaño integran la propuesta de este año de The White Lodge. Tierra va con Cecilia Candia, Beto Ortellado y Valeria López.

Espacio Poética, en Zona Bonino, acoge el trabajo cautivante de Constanza Ruibal con su proyecto Desarmario, realizado con prendas de vestir, piezas textiles y objetos utilizados en la confección de vestidos.  

Arde, 852 UNQ (Unquillo) y Colectivo Desorden son otros espacios cordobeses cuyas propuestas se pueden ver en Zona Bonino.

Chile presente

Esta edición de MAC, que tiene a Chile como país invitado, abre una ventana al campo artístico trasandino con apuestas de gran nivel. La galería Espora tiene entre sus artistas al cordobés Tomás Alzogaray. 

Se destaca Isabel Croxatto Galería, que desembarca desde Santiago de Chile sin guardarse nada. En uno de los stands más deslumbrantes de la feria conviven Cecilia Avendaño, Andrea Wolf y el joven argentino Ulises Mazucca. 

La propuesta suma además a dos figuras de la escena chilena. De Carlos Gallardo se exhibe un conjunto de obras de la serie Pixel Terror, autorretratos en modo selfie con grandes piezas de la historia del arte de fondo, realizadas en 1982 durante una acción performática que consistió en infiltrarse en un museo de París con una cámara oculta en su mochila. También se pueden ver fotografías de Juvenal Barría, un artista y performer oriundo de Chiloé que trabaja con temáticas de género, etnias y clases sociales. Su alter ego en el plano performático es la Martuca, una nana en la que Barría se trasviste para realizar acciones en el espacio público.  

Barría está por estos días en Córdoba desarrollando un proyecto en Alberdi Residencia.

De todos lados

A la presencia de la escena artística rosarina, con la que MAC viene construyendo un fuerte lazo, se le añaden espacios de todo el país.

Casa de Piedra es un proyecto colectivo y colaborativo que reúne a artistas y gestores. Radicado en el Valle de Yokavil, en el departamento Santa María de Catamarca, funciona como  galería, residencia, biblioteca, escuela y hogar. El trabajo que realizan y que ahora se puede ver en Zona Bonino está basado en la utilización de técnicas tradicionales como la cerámica.

Mantera Galería recaló en Zona Bonino con el colectivo Ossobuco y sus trabajos en textil. Llegan desde Santiago del Estero, con un proyecto que busca cruzar el arte contemporáneo con la realidad del comercio en negro y la vida precarizada de los trabajadores de la zona de la que provienen. La galería tiene su espacio en una feria boliviana que se realiza en La Banda, donde la mayoría de los puestos son atendidos por mujeres. 

El stand tendrá un altar dedicado a la siesta y a la fiesta. “Queremos acercar lo popular a un espacio como MAC”, dice María Rocha, directora de Mantera. Y promete que no va a faltar la cumbia.

MAC 2019. La feria Mercado de Arte Contemporáneo se podrá visitar desde este viernes hasta el domingo, en el Cabildo (Independencia 30) y plaza San Martín. De 14 a 21. Gratis.

Zona Germinal, el espacio dedicado a los más chicos, donde el jueves se ofreció una merienda a modo de vernissage. / Facundo Luque
El jueves, en las acciones previas a la apertura, se realizó en el Cabildo una performance a cargo de Pablo Fermani, junto al dj Rodri Vacis y la Banda Sinfónica Municipal / Facundo Luque
Obra de Juan Pablo Liboá.
El Gran Vidrio apuesta un pleno a la obra de Marisol San Jorge.
Obras de la serie "Pixel Terrror", del chileno Carlos Gallardo.
Casa de Piedra llega con su propuesta a la Zona Bonino.
Desde La Banda, Santiago del Estero, llega Mantera Galería. / Facundo Luque
Instalación de Juan Pablo Liboá, en el stand de la galería Esaa. / Facundo Luque
Desde La Banda, Santiago del Estero, llega Mantera Galería. / Facundo Luque
El jueves, en las acciones previas a la apertura, se realizó en el Cabildo una performance a cargo de Pablo Fermani, junto al dj Rodri Vacis y la Banda Sinfónica Municipal / Facundo Luque
Zona Germinal, el espacio dedicado a los más chicos, donde el jueves se ofreció una merienda a modo de vernissage. / Facundo Luque
Obras de la serie "Pixel Terrror", del chileno Carlos Gallardo.
Casa de Piedra llega con su propuesta a la Zona Bonino.
El Gran Vidrio apuesta un pleno a la obra de Marisol San Jorge.
Obra de Juan Pablo Liboá.

El arte en carne viva de Natacha Voliakovsky: “Me considero una sobreviviente”

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Masticar noticias. Elaborar una máscara utilizando como material su grasa corporal. Someterse a intervenciones quirúrgicas que tienen a su rostro como territorio. Extraer su propia sangre, beberla y darla a beber. 

Algunas de las acciones de Natacha Voliakovsky ponen a prueba los límites de su cuerpo, y en simultáneo llevan a un lugar de máxima tensión la resistencia de los espectadores y su capacidad de verse impresionados. El objetivo, sin embargo, no es en sí mismo morboso. No busca escandalizar ni asustar, sino activar conciencias. Sacudir las emociones y la mente para producir una reflexión sobre lo que ella denomina el cuerpo social. 

Cuenta que se considera una sobreviviente. Detrás de ese concepto de haber zafado hay varias historias, algunas un poco espeluznantes. Como los castigos físicos que recibía de su padre y los episodios de encierro en la cámara frigorífica de la peletería familiar, donde, a los 5 años, la metían junto a los animales a medio despellejar y las pieles que colgaban de ganchos. De esa autobiografía turbulenta provienen, reelaborados, algunos ejes de su práctica artística, sobre todo aquellos vinculados a ejercitar el dolor en carne propia.

“La base de mi trabajo es la deconstrucción del cuerpo social. El cuerpo social no es algo matérico. Es, por el contrario, algo conceptual, filosófico, moral, ético, que se va construyendo en cada cultura y en cada época. Y dentro de estos límites de la construcción del cuerpo social, hay muchos de mis trabajos que tienen que ver con lo que está dentro del cuerpo humano, que muchas veces es concebido como algo abyecto”, explica la performer argentina, quien participará en la nueva edición de la feria Mercado de Arte Contemporáneo (MAC) de la mano de la galería Esaa de Unquillo y de la flamante Alberdi Residencia, donde instaló su base de operaciones desde hace unos días.

En el marco del MAC, Natacha Voliakovsky planea llevar a cabo Reflejo diario, una performance que consiste en romper, meterse en la boca y masticar noticias seleccionadas de los diarios locales. El domingo y el lunes planea asimismo activar una serie de acciones en la residencia.

“La primera vez que realicé Reflejo diario hice foco en la cuestión de los inmigrantes y el aborto. Ahora tengo que hacer una investigación para ver cuáles son las cosas que están impactando en los diarios”, anticipa.

Otras acciones han tenido un componente revulsivo mucho más intenso, de altísimo impacto, como la performance Algo de mí, vuelve a mí, realizada en la apertura de la muestra “Para todes, tode”, en el Centro Cultural Haroldo Conti de Buenos Aires, que generó polémica y sufrió un acto de censura por la obra que se conoció como la “Virgen abortera”, una imagen religiosa ataviada con el pañuelo verde. Allí Voliakovsky procedió a hacerse una extracción de sangre, la puso en una copa y se tomó la mitad. El resto de la sangre fue bebido por alguien que estaba entre el público.

Tragarse las noticias

–¿Por qué elegiste una performance como “Reflejo diario” para Mac? ¿Qué problemáticas locales pensás abordar en este caso?

–Es una acción que se adapta al lugar y al territorio donde me encuentro. Tiene su génesis en Nueva York, donde trabajé con el diario The New York Times. Tiene mucho que ver con el reflejo no sólo de lo que está pasando, sino con el modo en que cada sociedad decide mostrar lo que pasa. Porque lo que aparece en el diario muchas veces no tiene que ver con lo que pasa, sino con el recorte que el poder legitimador puede mostrar de lo que está pasando. En general hago un recorte de noticias en las cuales entidades gubernamentales o no gubernamentales, de poder, estén vulnerando diferentes tipos de corporalidades. Que en general siempre son las mismas, las corporalidades más frágiles, la de los pueblos originarios, la de mujeres, identidades no binarias, feminidades, menores de edad, inmigrantes, gente en condiciones de precariedad laboral. Voy a seleccionar noticias de estos días. Mucho tiene que ver también con lo del dólar. Es una acción que tiene varios abordajes. Una de ellas es intentar digerir lo que está pasando, porque el papel de diario no se digiere. 

–¿En qué consiste la acción?

–En la acción intento masticar y tragar, y no se puede. Es una acción que al mismo tiempo genera una empatía muy directa con el espectador, porque se le está hablando de algo que conoce y de su propio contexto. Esa empatía me interesa muchísimo. Siempre es una acción que me deja muy satisfecha. La hice dos veces en Nueva York. También tiene fuerza el hecho del tamaño de las noticias publicadas, que suelen ser muy grandes, entonces no entran en la boca. Hay algo relativo al tamaño de las noticias, cuánto lugar ocupa la información que se está brindando. Y a su vez el residuo que queda. El bolo que mastico y no puedo procesar queda en el piso. Me queda toda la boca negra por la tinta que empiezo a absorber y quedo eructando con gusto a tinta de diario durante unas dos horas. Hay algo ahí también sobre las noticias que se elige imprimir. En el caso de Estados Unidos es mucho más evidente cuáles son las noticias que se imprimen y cuáles van en la edición digital. Allí hay toda una postura sobre qué se elige contar, cómo, cuándo, dónde y a quién. Y esa información es lo que en algún punto nos constituye como sociedad.

–¿Pensaste específicamente cuestiones vinculadas a Córdoba?

–A partir de las últimas elecciones, revisé esta propuesta pensando que Córdoba es la única provincia en la que triunfó el macrismo. No lo digo en un sentido partidista, porque no es ese el sentido de la acción, sino en cuanto a qué pasa en una provincia que tiene tan instaurada la religión y elige gobiernos de derecha. Hay muchas cuestiones de derechos humanos que no son contempladas en los gobiernos de derecha. Se podría decir que mastico el propio reflejo de lo que la mayoría está eligiendo.

Dolor político

–¿Cómo concebiste la performance “Algo de mí, vuelve a mí”? 

–Fue la acción de mayor impacto a nivel social, y eso que llevo 15 años trabajando. Inclusive más allá de les presentes, porque hubo una transmisión en vivo. Tuvo muchísima audiencia y hubo gente que me escribió desde todas partes del mundo. En general latines que estuvieron viendo la transmisión en vivo y que se sintieron identificados con lo que estaba proponiendo. El contexto fue la muestra “Para todes, tode”. Yo trabajo con diferentes límites sobre cómo se va construyendo el concepto de humano. En ese caso decidí trabajar con la sangre como elemento de identidad, y también como elemento de territorio. Todavía se estaba discutiendo fuertemente el tema del aborto, que es algo por lo que yo milito activamente, y entonces trazaba muchos ejes acerca de cómo los gobiernos intentan tener jurisdicción sobre nuestras corporalidades. La sangre como identidad, dentro de las comunidades marginadas, tiene que ver con las enfermedades, su transmisión, quienes podemos donar y quienes no. Yo, por ejemplo, no puedo donar, por la cantidad de intervenciones que tengo en el cuerpo, por mis tatuajes, también por no llevar una sexualidad cristiana o tradicional. Existe una policía que actúa sobre nuestros cuerpos. 

–¿Cómo se desarrolló la performance?

–Como parte de la acción, comenté que iba a subir a las redes mis análisis de sangre actualizados, exhibiendo que mi sangre estaba limpia según conceptos de la medicina alopática y gubernamental. Es decir que no tiene hepatitis, que no tiene sida, y por ende se podría considerar limpia. Para esta acción me preparé muchísimo. Puse una pequeña mesa, traje un médico, caminé en círculos, hablé un poco. Avisé que iba a hacer algo que podía impresionar a algunas personas, de modo que aquel que no quisiera participar o se sintiera vulnerado era libre de salir. El médico procedió a extraerme una gran cantidad de sangre, me la entregó y luego la puse en una copa. Bebí la mitad del contenido e invité a beberla a quien quisiera. Aclaré que no había riesgo médico, salvo que la sangre es irritativa para el estómago. Y que cada cual podía elegir hasta dónde participar. Empecé a caminar, e instantáneamente un chico tomó la copa y se bebió lo que quedaba de sangre. Ahí empezó una cadena de reacciones. Yo dije que eso había sido un acto de reclamación, que estábamos todos decidiendo. Les dije que me podían consultar si tenían dudas sobre el hecho de beber sangre. Hubo gente que quiso tomar y no pudo, porque el chico se tomó todo lo que quedaba. La gente empezó a interpretar. Y después apareció la novia del chico que se había tomado la sangre. Me escribió, en estado de shock, un texto de ocho páginas, impresionante. Allí, ella comenta los diferentes estados y las dudas por las que transitó en relación a entender que su pareja había tomado sangre humana de otra persona.

–Muchas acciones suponen algún grado de dolor, o por lo menos el sometimiento de tu cuerpo a una incomodidad, una presión, un trastorno. Hay toda una tradición performática que va por ese lado. ¿En tu caso, por qué elegís esa veta?

–Es algo que se fue resignificando en mi trabajo a lo largo de los años. No diría que es una fascinación, ni una obsesión ni algo que me atrae estar en esos lugares. Puedo responder esta pregunta de dos maneras que conviven al mismo tiempo. Por un lado tiene que ver con una génesis autobiográfica, con lo que a mí me tocó vivir. Siempre me consideré una sobreviviente, en primer lugar porque mis familiares escaparon del Holocausto. Y después, soy una sobreviviente de mi familia. Mi padre era un agresivo psicópata. Tengo una hermana, y de esto me enteré de grande, que fue abandonada en un internado porque nació discapacitada. Yo tuve ingresos a sanatorios y clínicas médicas por los golpes recibidos. Eso hizo que tenga una conciencia sobre mi propia corporalidad y un entendimiento que hacen que yo tome posición sobre mi cuerpo y pueda decir: esta vez al dolor no me lo va a generar otro y al poder lo voy a tener yo. Es mi propia manera de reclamar el poder generarme un golpe o  decidir yo misma hacerme algo. Y por otro lado, al considerarme una sobreviviente en varios aspectos, hay como un sentir de que sos capaz de sobrevivir de nuevo. Como si me dijera: si me vuelve a pasar, necesito saber que puedo sobrevivir. Hay algo de mostrarle al otro, también, que si le pasa algo así va a poder sobrevivir.

–Mencionaste dos maneras de responder esta pregunta…

–Por otro lado, está el tema del cuerpo con dolor, que tiene mucho de una postura política. Es un activismo que practico, que tiene que ver con el modo en que la sociedad pone todo el tiempo al cuerpo bajo la idea de que tiene que disfrutar, que tiene que ser feliz. El capitalismo te induce a tomarte vacaciones, a consumir esto o aquello para ser feliz o mejor, a tomarte una medicina para no sentir dolor. Todo el tiempo se trata de adormecer el cuerpo, de calmarlo, y en simultáneo se entiende que en la búsqueda del dolor hay como una desviación social. Frente a eso yo tengo una postura política que tiene que ver con aceptar el cuerpo presente, acoger el dolor, acoger tu herida. Por eso muchas veces exhibo los procesos de recuperación y no el resultado. Exhibo el dolor, y no es que yo tenga ninguna capacidad especial para soportar nada, sino que me preparo. Hay también algo del orden de procesar los momentos de tristeza o angustia. Si te lastimaste, te heriste o te extirparon algo, en vez de ocultarlo, hay que exhibirlo y vivir a través de eso. Que el cuerpo esté presente involucra hacerse cargo de un montón de cuestiones que el ser humano en general, y me incluyo, no tiene ganas de afrontar. Porque es un trabajo gigante. Medicamentos, vacaciones, series, compras, son las maneras de escapar a la vida que nos da miedo vivir porque sabemos que la vamos a perder.

–Tu familia tenía una peletería, y vos sufrías castigos vinculados a eso. ¿Hay algo de ese momento de tu infancia en lo que hacés ahora?

–Mi papá tenía una peletería, que fue una herencia familiar, y había un frigorífico donde se guardaban todos los animales y las pieles que todavía no estaban del todo curtidas. Yo tenía alrededor de 5 años. Él muchas veces me encerraba ahí. Eso, y otros castigos, obviamente marcaron mi crecimiento. Y delimitaron mis ejes de producción y también el cómo y el qué. Mis inicios fueron bastante tradicionales, con dibujo, pintura, mucho grabado. Seguí con instalación, y después todo me llevó al cuerpo. La inminencia del cuerpo presente tenía un mensaje que jamás lo iba a tener el cuerpo representado.

–¿Prevés hechos como que alguien del público beba tu sangre? ¿Dejás que las cosas sucedan? ¿Tenés algún tipo de protocolo de seguridad?

–Varía mucho en función de la acción. Algunas tiene mayor protocolo, otras tienen menos. Lo que siempre está es la relevancia de mi investigación previa y el asesoramiento sobre las acciones en las que mi cuerpo va a estar bajo uno o muchos riesgos. Eso diferencia a mi práctica de alguien que sería como un loco, alguien que no evalúa esas cuestiones. Yo me siento más como una deportista, o un cirujano, alguien que asume los riesgos y la responsabilidad. Pero para asumir los riesgos tenés que conocerlos y entenderlos. En general lo que hago es proteger mi cuerpo, mi salud y mi vida, pero son más bien acciones previas a la acción en sí. Me preparo antes, y después me expongo bastante a lo que suceda. Quizá la palabra protocolo me confunde. Yo me entreno, para un montón de circunstancias, y después genero sistemas de recuperación. Cuando diseño la pieza que voy a ejecutar, también me encargo de diseñar el sistema de entrenamiento para llegar a eso y luego también intento llegar a las conclusiones para entender cuál es el sistema de recuperación. Por eso desarrollé también mi método de entrenamiento en performance, que lo vengo haciendo hace 8 años y tiene su propia web. Doy charlas sobre eso y preparo performers alrededor de todo el mundo. Con respecto a la acción de beber sangre: cuando hice el entrenamiento, la primera vez que bebí, con los médicos le pusimos heparina sódica, que es un anticoagulante, y eso me hizo muy mal, fue terrible. La conclusión fue que si a mí me dañaba, seguramente le podría hacer daño a otra persona, entonces decidí utilizar la sangre pura.

MAC y Alberdi Residencia. En el stand de la galería Esaa, Natacha Voliakovsky presenta una instalación vinculada a las banderas con las que participa en las marchas feministas. Además, la performer argentina realizará acciones en el marco del MAC y en Alberdi Residencia (Doctor Ángel Roque Suárez 163), este domingo a partir de las 11 hasta las 21 y el lunes desde las 17. 

"Procedimiento 5" incluyó una intervención quirúrgica.
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Natacha Voliakovsky presenta obra en el stand de la galería Esaa y realizará acciones en MAC 2019. / Facundo Luque
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"Reflejo diario", acción de la artista argentina. / Foto: Ludmila Kreichman
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"Procedimiento 5" incluyó una intervención quirúrgica.
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Mari Carmen Ramírez: “No hay nadie que resuma qué es un artista latinoamericano”

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La legitimación que el arte latinoamericano ha obtenido en el escenario internacional, junto a la permanente construcción de interrogantes sobre ese campo cada vez más complejo, son dos instancias en las que Mari Carmen Ramírez se ha destacado en las últimas décadas. La curadora, historiadora del arte e investigadora nacida en San Juan de Puerto Rico es una voz potente y un agente cultural clave en las discusiones y en los proyectos expositivos que contribuyeron a darle visibilidad a un vasto segmento de producción, que incluye tanto la creación pasada y presente en Latinoamérica como al arte realizado por nuevos inmigrantes o surgido de las comunidades latinas radicadas en Estados Unidos.

Algunos artículos periodísticos la han presentado como la “defensora del arte latino”, un título que le hace justicia a una labor de enorme compromiso. Mari Carmen Ramírez ha tenido un rol fundamental en la tarea crítica de cuestionar una idea de lo latinoamericano fundada en el exotismo, cierto primitivismo y una suerte de conexión natural con “lo fantástico”, que predominó a partir de la década de 1980 en conexión con el interés del mercado y grandes exposiciones que afianzaron ese estereotipo. Frida Kahlo (y una simultánea “fridamanía todavía activa), más allá de la importancia de su obra, funcionó como una serte de mascarón de proa de esa concepción reductora del arte hecho en Latinoamérica.

Su trabajo intelectual y su práctica curatorial han consistido en romper esa visión limitante, anclada en una mirada colonialista, y en trabajar en muestras que materializaron la enorme variedad y complejidad de las constelaciones creativas latinoamericanas, construyendo una cartografía más amplia y abriendo nuevas preguntas.  

Curadora Wortham de Arte Latinoamericano y Directora del Centro Internacional de Arte de las Américas en el Museo de Bellas Artes de Houston, Ramírez es una de las figuras invitadas a la nueva edición de Mercado de Arte Contemporáneo. Este sábado a las 18.30, junto a la curadora chilena Alexia Tala, se presentará en el domo ubicado en la plaza San Martín para referirse a  su trabajo en exposiciones y proponer perspectivas.

“Voy a hablar sobre dos exposiciones que organicé en los últimos dos años –adelanta en una conversación telefónica–. Una se llama ‘Home- So Different, So Appealing: Art from the Americas since 1957”, que se realizó en Los Ángeles en 2017 y luego viajó a Houston, donde yo trabajo. Reúne a una serie de artistas que surgieron a partir de los años ’50 y ’60. Combina a artistas latinoamericanos con los denominados artistas latinos. Entre ellos hay algunos argentinos. Es interesante ver el rol del arte argentino en estas nuevas configuraciones que se están realizando desde los Estados Unidos”. 

“La otra exposición se está realizando actualmente en el Museo de Houston y se llama ‘Between Play and Grief’ –señala la curadora puertorriqueña–. Es una selección de obras de la colección permanente de arte latinoamericano que combina a artistas argentinos muy importantes con artistas latinos. Quiero utilizar ambas muestras para plantear una serie de problemas en relación al arte latinoamericano tal como se lo entiende actualmente en Estados Unidos. Mi argumento va básicamente en la dirección de abogar por un escrutinio mucho más profundo de estas categorías, encaminados a determinar afinidades y diferencias dentro del contexto de una sociedad que está experimentando cambios demográficos muy profundos y cuál sería la función que cumplen el arte latinoamericano y el arte latino en este tiempo y en las próximas décadas”.

El arte latinoamericano, precisa Ramírez, es el arte producido en y desde Latinoamérica. Mientras que la denominación de arte latino tradicionalmente se ha utilizado para el arte producido en Estados Unidos por las comunidades de origen hispano, que comprende a chicanos, puertorriqueños, nuyoricans, cubanos y dominicanos principalmente. “Esas eran las categorías tradicionales del arte latino –advierte la curadora–, pero hoy en día ha sido tanta la inmigración desde el sur que se ha convertido en una comunidad mucho más compleja, que incluye a argentinos, brasileños, colombianos, todos los artistas de la diáspora, lo que plantea una serie de nuevos problemas tanto de producción como de recepción”.

Pionera

–Al principio, su trabajo en el campo del arte latinoamericano fue pionero y bastante solitario…

–Yo empecé en este campo hace ya 40 años. En ese momento no había nadie que enseñara arte latinoamericano en Estados Unidos. En las últimas tres o cuatro décadas ha habido un interés ascendente en el campo del arte latinoamericano y el arte latino. Hoy en día estamos ante un fenómeno de mercado que se ha vuelto mainstream, incluye al coleccionismo y a instituciones que están interesadas en realizar exposiciones o crear departamentos dedicados al arte latinoamericano. La situación ha cambiado radicalmente. Aunque eso no implica que se hayan resuelto todos los problemas. 

–¿Cuáles son esos problemas? ¿Existe un centro de poder legitimador, respecto del cual el arte latinoamericano es una periferia? 

–La situación es mucho más compleja, porque ya no podemos hablar estrictamente de centros y periferias. Los procesos son mucho más horizontales. Eso se ha creado a partir de la irrupción del fenómeno de lo contemporáneo, que incluye al mercado y a un conjunto de circuitos. Se ha nivelado ese campo estableciendo ejes mucho más horizontales. Sin embargo, los problemas de la marginalidad siguen existiendo. Hay ciertos artistas latinoamericanos que nunca entran a ese tipo de circuitos. Hay muchos temas para investigar. Cosas que apenas estamos empezando a entender. A los artistas latinoamericanos, por ejemplo, todavía no se les reconoce su rol en haber sido pioneros, en haber planteado por primera vez determinados problemas desde Latinoamérica. Se reconoce que hay muy buenos artistas, pero desde los centros que detentan el poder es este campo no se los reconoce como los primeros que abordaron ciertos problemas a nivel teórico. 

–Hay entonces una estructura de poder que sigue funcionando. ¿Es posible imaginar circuitos de legitimación distintos, desde otros lugares?

–Hay cierta legitimación a partir de otros lugares, pero América latina sigue estando relegada. El día que Buenos Aires pueda legitimar a artistas de Europa y de Estados Unidos, entonces habrá cambiado la situación. Cuando San Pablo o Ciudad de México tengan el poder de legitimar, estaríamos frente a otro panorama. Pero no hemos llegado a eso todavía.

–El curador cubano Gerardo Mosquera se ha referido a la “neurosis de la identidad” en el arte y en la cultura latinoamericana en general, y al impacto de esa obsesión en ciertas búsquedas plásticas y visuales. ¿Ese es un rasgo que persiste?

–Creo que, por suerte, ya se ha sobrepasado esa discusión como la única relevante en torno al arte latinoamericano. Pero evidentemente ese tema siempre está presente de una manera u otra en la producción de la región. Afortunadamente ya no estamos en la temática de los estereotipos, que yo he denunciado, y desde los centros se entiende un poco más la gran complejidad de América latina. No se trata ya de encajonarla en una categoría específica, o en un estereotipo específico. Pero siempre está presente de alguna manera esa búsqueda, que se manifiesta en el arte, en pos de ver dónde nos situamos, desde dónde hablamos, por qué hablamos.

Fantasías reductoras

–Usted ha sido muy crítica del paradigma de lo fantástico. ¿Es una visión del arte latinoamericano que ya no tiene peso?

–Hoy es muy difícil que curadores o críticos de Europa o Estados Unidos se refieran a nosotros en términos de productores de lo fantástico. En ese sentido sí hemos avanzado. Hay una comprensión más aguda sobre la complejidad que plantea América latina. 

–¿Cómo fue utilizada la obra de Frida Kahlo en esa visión?

–En torno a Frida se configuró todo un fenómeno de mercado, de branding. Eso hizo que en ese momento se pensara, desde los centros, que todo el arte latinoamericano era como el de Frida Kahlo. Y eso era un grave error, porque ella en todo caso fue una excepción, ni siquiera creó escuela, no tuvo seguidores. Era una figura aislada. Alguien con una vida muy sufrida y muy trágica, que logró expresar y manifestar su condición humana a través de una iconografía muy potente. Pero fue un caso absolutamente solitario y no se puede tomar como un paradigma para el arte latinoamericano. Del mismo modo que no se puede tomar a ninguna otra figura porque no hay nadie que resuma qué es un artista latinoamericano. Es un campo absolutamente plural, heterogéneo, que no se puede encasillar en ninguna categoría en particular.

–¿No existen rasgos estilísticos o ciertas características de la producción en Latinoamérica?

–Hay lugares comunes en torno a una experiencia histórica y cultural, que ha sido compartida básicamente por todos los países. El colonialismo, la experiencia bajo la influencia de las culturas española y portuguesa, está también el hecho de que gran parte del hemisferio comparte una lengua y tienen una religión común, pero no hay características estilísticas que permitan reducir todo a eso. No hay un lenguaje plástico o visual específico.

–¿La cuestión de género está perforando las discusiones? ¿El feminismo, las nuevas sexualidades, las reconfiguraciones del deseo y nuevas corporalidades forman parte de sus estudios y enfoques?

–Por supuesto, todo eso es algo que actualmente tomamos en consideración. Son cuestiones que han salido fuertemente a la luz a partir de la exposición que organizó Andrea Giunta y Cecilia Fajardo Gil, "Mujeres radicales: arte latinoamericano, 1960-1985". Esa muestra ha traído a la mesa de discusión la producción de un gran número de mujeres, algunas ya conocidas, pero nunca se las había visto en toda su profundidad. Esto se suma a toda otra serie de discusiones que están teniendo lugar en Estados Unidos y en Europa en torno al rol de las mujeres, el feminismo y la crítica a la sociedad dominada por los hombres. Esto ya es parte de cualquier tipo de discusión que tenga lugar en relación al arte latinoamericano y al arte latino. Yo particularmente, en mi práctica curatorial, lo tomo en consideración, trato de integrar al mayor número de mujeres posibles y verlas en sus realidades, pero no me considero una especialista en arte feminista. 

Mercado total

–¿Qué rol juega hoy el mercado? ¿Es un actor imprescindible?

–El problema es que el mercado no es solamente un actor imprescindible del sistema, sino que hoy el mercado es todo el sistema. Estamos viviendo un momento en el que el mercado copa todas las expresiones artísticas. Es muy difícil para los artistas mantenerse fuera del mercado, porque básicamente no existirían sin él. De hecho es el caso de muchos artistas que no existen en la consideración de los críticos, historiadores o curadores porque no tienen esa presencia en el mercado. Es un tema muy complejo, ya que tiene que ver únicamente con el sistema tradicional de galerías, que históricamente daban la entrada a los artistas al mercado. Hay un sistema mucho más complejo de dinero oscuro que está circulando, en manos de inversionistas y especuladores. Ese sistema incluso está dejando fuera a las galerías, que en este momento están en una crisis muy seria. Hay algunas megagalerías que están copando todo, inversionistas que van por artistas específicos y crean una tendencia de mercado y los llevan a un valor que no tienen. En este momento, la labor de los curadores que realmente tienen interés en abogar por los artistas es resistir y denunciar esas maniobras y mecanismos desbocados. Pero para eso primero hay que entender cómo están sucediendo hoy en día las cosas en un sistema que ya no es el sistema tradicional.

–¿Los museos pueden funcionar como contrapeso de esa lógica por momentos tan salvaje?

–Bueno, deberían hacerlo, pero no estoy segura de que todos lo hagan. Se trata de una lucha que hay que dar desde adentro, porque los museos también están luchando por su sobrevivencia, y eso implica a donantes o patrocinadores que muchas veces están involucrados en este tipo de especulación. Estamos viendo ahora mismo que museos como el Whitney tienen a miembros del pool y donantes forzados a renunciar luego que protestas de artistas que denuncian su vínculo con la industria armamentista, o fabricantes de productos químicos que son usados en guerras y en actos de represión. Hay un movimiento de activismo político en contra de que estas figuras tengan un lobby dentro de los museos. Y los museos, aunque sean muy poderosos, lo están discutiendo porque es justamente la gente que les da la plata. Es una situación compleja que se ha generado y que saca a luz el nivel de corrupción de los sistemas artísticos. 

Presentación. Este sábado a las 18.30 en el domo de plaza San Martín: Alexia Tala (Chile) y Maricarmen Ramírez (EE.UU.) en diálogo. Tala es curadora independiente, directora artística de Plataforma Atacama, proyecto enfocado en la relación entre arte y lugar, con base en el desierto de Atacama y próxima curadora de la bienal de Guatemala. Ramírez es directora del Centro Internacional de Arte de las Américas en el Museo de Bellas Artes de Houston. Coordina: Andrea Ruiz.

Mari Carmen Ramírez, un agente cultural clave para pensar el arte latinoamericano.
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