Como un mosaico de citas o un juego de referencias se mira la Colección José Luis Lorenzo en "Álbum#3: Poética de las Relaciones", la muestra que inauguró el segundo año de Espacio Colón, con curaduría de Florencia Battiti (Buenos Aires), y diseño de montaje de Daniel Fisher.
"La práctica artística contemporánea puede pensarse como una gran conversación, un diálogo plagado de confidencias y complicidades entre los artistas y la tradición de la historia del arte", señala Battiti. En "Álbum#3" las jerarquías, épocas y estilos "se entrometen unos con otros".
Entre las 76 obras seleccionadas de la colección, Battiti (crítica de arte, curadora del Parque de la Memoria de Buenos Aires y de Bienalsur) destaca las ocho de Nicola Costantino, en una sala pintada de azul donde la artista comparte espacio con otros dos rosarinos como Román Vitali y Claudia del Río. Battiti es consciente de que Costantino es una de las pocas artistas que Lorenzo ha coleccionado en profundidad.
La Colección Lorenzo acumula numerosos abordajes curatoriales, y está claro que cada nueva mirada aporta un nuevo sentido para sus obras. "Cuando la colección es buena eso es posible, cada curador articula una narración", sostiene Battiti y advierte que en "Álbum#3" muchas obras se exponen por primera vez.
Azul para Rosario
A veces los ecos de la historia del arte en algunas obras son "muy explícitos" dice Florencia Battiti, como el de Nicola Costantino y Lección de anatomía del Dr. Nicola Costantino, en clara alusión a La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp, de Rembrandt, de 1632. "Ella quiere que reconozcas esa cita lo más rápido posible –observa–, después hay una segunda capa, no sé si todo el mundo se da cuenta que está el robot María de la película Metrópolis de Fritz Lang".
En esta fotografía, la artista replica su imagen en todos los médicos del cuadro de Rembrandt. Otras obras de Nicola dialogan con René Magritte (Esto no es un culo); y Man Ray (Lágrimas de cristal, según Man Ray). Battiti señala aquí un sesgo performático de Costantino, "construyendo personajes actorales y puestas", donde ella es su propia modelo. "No es una espontaneidad inocente, los artistas piensan, construyen", reflexiona.
Al lado de esta relectura de Rembrand por Costantino se ubica en una mesa "la inquietante belleza", de la instalación de Román Vitali, tejida con cuentas de acrílico facetadas, suerte de naturaleza muerta (género muy cultivado por la ascendente burguesía flamenca del siglo XVII), enfoque que para Battiti "no invalida las lecturas en clave de género que estas mismas obras proponen".
"¿Cuánto de pasado habita en lo contemporáneo?" se pregunta Battiti. Bastante más de lo que a simple vista parece. Ciertos géneros del arte clásico "allí están, presentes en muchas de las producciones actuales con mayor o menor grado de evidencia, pero latentes y vivos, como fantasmas (como ecos) que campean sobre la escena del arte del presente".
Negro Malévich
Una sala de diseño sobrio reúne, entre otras, dos obras que citan a Cuadrado negro sobre fondo blanco de Kasimir Malévich. Explica Battiti que una es de Martín Legón, quien se sintió profundamente impresionado por las fotos del funeral de Malévich, particularmente por el modo en que Cuadrado negro sobre fondo blanco fue colocado entre otras obras del artista ruso sobre su ataúd. A Legón esto lo llevó a pensar cómo la muerte es la abstracción absoluta. Síntesis a la que alude en el mármol de estética funeraria y la pintura, "en un escultura de piso que respeta el tamaño original del cuadro suprematista, una suerte de obra-monumento", entiende Battiti.
Índigo para el retrato
En otra sala, un muro de profundo color índigo sostiene un mosaico en el que los artistas son retratados (fotografiados) por otros artistas. Dice la curadora: "No es cualquiera el que está en el fuera de campo, hay otro artista, ahí está la complicidad a la que refiere el título de la muestra. Todos son artistas, el que cita, el que se apropia, el que retrata, el que es retratado". Y señala los ejemplos que encontró en este acervo privado y ahora se exhiben: "El que fotografía a Oscar Bony, Pablo Suárez, Pablo Siquier y Alberto Heredia es Gian Paolo Minelli, también artista". Allí también está el retrato que Susana Pérez hace de su papá, Anselmo Pérez, prócer de la fotografía local. O Marcos López retratando a Elba Bairon. Y Anatole Saderman a Rogelio Polesello, Ernesto Deira y Jorge de la Vega.
"Una estrategia abierta"
Quizás uno de los aspectos más interesantes del arte que llamamos contemporáneo sea su radical redefinición del concepto de creación, afirma Battiti: "Es una estrategia, es una forma de trabajar, existió siempre pero ahora es una estrategia abierta, una operación que los artistas utilizan".
Y analiza que el arte contemporáneo redefinió el concepto de creación marcando una gran diferencia con la Modernidad, donde la creación debía ser lo original, lo nuevo y nunca visto. Para la contemporaneidad se puede crear a partir de algo ya hecho. La estrategia ahora está planteada, insiste Battiti, recordando que este cambio de paradigma tiene que ver con Marcel Duchamp, y con la estela que él deja a lo largo del siglo 20 y 21: generar algo nuevo a partir de lo existente.
José Luis Lorenzo: "El fin de una colección es que se exhiba"
En un año de mucho protagonismo de su colección en muestras en la que es eje o participa, y a dos años de la apertura de Espacio Colón, el coleccionista José Luis Lorenzo dice que la mirada del curador "abre la cabeza": "¡Cuántos relatos puede tener una colección!" se admira. "Otra mirada encuentra nexos", subraya. "Son pequeños lujos que puedo disfrutar, y si los demás no disfrutan no sirve, el fin de una colección es que se exhiba", remarca. Y declara: "Para mí el coleccionista tiene el deber moral de compartir su colección, de exhibirla, por los artistas y por el público".
Para visitar
Con cita previa al correo coleccionjoseluislorenzo@gmail.com; o escribiendo al Facebook "José Luis Lorenzo (Colección de Arte)".
La muestra "Álbum#3: Poética de las Relaciones" indaga en complicidades entre las obras de la Colección José Luis Lorenzo, que pone en diálogo la curadora porteña Florencia Battiti.