Vive entre las sierras de Córdoba y Buenos Aires. Y su obra da cuenta de sus desplazamientos. Nora Dobarro es una de las artistas más singulares que despuntó en la escena porteña en la década de 1980. La muestra "Dibujos en el piso", que exhibe en el Museo Caraffa (Poeta Lugones 411) es apenas un puñado de piezas que cita a su numerosa obra. El año próximo presentará una muestra mayor en el mismo museo. Cree necesario exponer. "En principio me hace falta a mí", dice.
La muestra revela secretamente cómo de la década de 1980 y 1990, que "fueron la pintura y el dibujo", pasa al video, fotografía, instalaciones, proyectos con artistas, movidas dentro y fuera del país. "Fui muy pintora, después empecé con la fotografía amateur, me vine a Tanti, me subí a una casa rodante y ya no pude pintar", cuenta. Eso fue hace 30 años. En las sierras de Córdoba armó su taller, aunque conserva su estudio en Buenos Aires. "En esa casa rodante, la única relación que tenía eran los cuatro puntos cardinales, entonces empecé a hacer dibujos de lo que son desplazamientos en el piso, como nos movemos en nuestra casa", añade.
Produjo mucha obra en Tanti, adonde llegó a comienzos de 1990: "Fue una decisión, política-ideológica y de vida, era una época en la que los artistas empezamos a ser yuppies. Me agoté de Buenos Aires en ese momento. Si bien no soy partidista, tenemos un lugar público que debe ser cuidado".
Los desplazamientos en su vida se vuelven imagen, "múltiples identidades". Piensa que sin identidad no hay vida ni obra. Porque "la obra es una construcción permanente".
Brasil
Algunas de las obras que presenta en esta muestra se relacionan con uno de los proyectos más movilizadores que hizo, Arte Concreto en la Calle, viajando a Feira de Santana, en Brasil, a 100 km de Bahía, donde registró con su cámara puertas y portones diseñados por herreros de allí. Una obra de este proyecto integra la colección del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba). Durante la entrevista con VOS, Nora abre el libro de Arte concreto... y cae un dibujo, un retrato que le hizo el famoso coleccionista Gustavo Bruzzone cuando era su alumno.
"Me interesa la perspectiva documental, la magia del arte, el mundo como obra y aquel sesgo de la escena plástica contemporánea en que el paradigma erudito intencionalmente no se despega de los estímulos populares", afirma. Y los ecos de su pensamiento son reconocibles, interpreta, en las "construcciones visuales de techos, paredes y pisos, en dibujos, pinturas, videos, video, foto objetos, instalaciones y textos relacionados".
Una importante muestra individual la llevó después de Feira de Santana a la Pinacoteca de San Pablo. Su obra hoy está también en museos de Río de janeiro y San Pablo.
Pisadas
En el Caraffa, la muestra nace en el pasillo que conecta las dos salas de video, allí están sus Dibujos en el piso. No hay una cronología, más bien saltos (se reconoce "disruptiva"), un artificio con un fin: "Observo mucho a la gente cuando entra a una muestra, cuando hay regularidad pasa de largo".
Una instalación domina una sala con una obra a la que Marta Minujín al entrar definió como "una obra con alma" ("tiene un gesto único", dice Nora). Es un dibujo sobre una forma acanalada de bordes irregulares; al lado hay un banquito "para no sentarse" con una fotografía donde se posó un caracol, foto de la serie "La caída de los techos"; y "Construcciones", que "no son dibujos, son pinturas".
Lo político-ideológico es fundante en Dobarro tanto como lo estético: "Por eso traje esa pintura de 2001 donde hay tres pilares. Es una desolación, hay nubarrones, es la posibilidad de construir, pero sin terminar. Hoy hablamos mucho del 2001, por circunstancias muy similares desgraciadamente. A esta pintura no la había mostrado antes".
En la sala de enfrente una enorme pintura roja ("esplendorosa"), se convierte en objeto, sostiene otra cosa, señala. Aquí hay fotos analógicas de paisajes serranos como Homenaje a Kurosawa, que se miran mientras se oye el sonido del agua de un video de 2008 donde una pelota de colores se mueve en los vaivenes de una pileta de natación. Nora asegura que no le puso viento: "Danza, me la encontré casualmente".
Entre las puertas, techos, y piso, Nora reconoce que metafóricamente construyó su casa interior.
Nora y los otros
Se define como "yo y lxs otrxs". Es la curadora de la muestra de Julio Hirsch Chávez que se exhibe al lado de la suya, y su modalidad es hacer "clínica antes de la curaduría": "No sigo una tendencia. En Córdoba he trabajado con varios artistas". Aquí creó la Residencia del Interior. Como curadora escribe "como artista", en lo que la obra le provoca: "Le escribí mucho a Julio. Me gusta reflexionar y que la gente reflexione a partir de la imagen. Creo que soy una colega que disfruta con la obra del otro".
Para ver
"Dibujos en el piso". Muestra de Nora Dobarro. Museo Caraffa (Poeta Lugones 411). Hasta el 2 de agosto, de martes a domingos de 10 a 20.
Encuentros. Jueves 12 y 19 de julio de 17 a 20. El 12, Dobarro presentará su obra curadurías; y el 19, abrirá el espacio a los participantes y sus proyectos, promoviendo intercambios. Dirigido a artistas visuales. Gratis, cupo limitado. Informes e inscripciones: comunicación@museocaraffa.org.ar.
Nora Dobarro en el Museo Caraffa presenta hitos de su intensa producción artística como un arte que nace en los desplazamientos. Por estos días, abre la jugada a dos encuentros gratuitos con artistas, el 12 y 19 de julio.