Arte en la pared: las cosas tienen movimiento

Los límites entre muralismo, grafitti, arte e ilustración se desdibujaron, dice Lu Yorlano, y desde esa posición, la artista conocida por sus murales de barrio Güemes decidió tomar las paredes de Casa de Pepino (Fructuoso Rivera y Belgrano), el centro cultural de su querido barrio, para la presentación de "Vértigo", la muestra que se puede visitar hasta el domingo 28.

"Empecé a pintar paredes de bares, comercios y luego surgieron los murales en la calle", cuenta a VOS. Su primer mural fue en el Paseo de las Artes.

Con la muestra "Vértigo", lleva ese impulso a tres salas de la planta alta de la emblemática casa. "Güemes es parte de mi historia. Y aunque esté cambiando, su magia sigue aferrándose por los rincones", dice.

Pintar en la calle

Para la artista, hacer una muestra de estas características era a la vez desafío y riesgo. La calle no es igual a una sala cerrada, ya que al cambiar el contexto cambian el público y sus espectativas. De todas maneras, asumió el reto.

Aunque reconoce que pintar en la calle es lo que más le gusta, porque "el arte urbano le otorga voces a la gente, resignifica espacios, motiva desde los espacios públicos que habitamos, que son nuestros".

"Una pintura en la calle irrumpe en nuestra cotidianeidad, generando algo, una sonrisa, una pregunta o simplemente un quiebre en el caos que nos invade, disparando emociones", agrega.

A ella, la calle le permite explorar de manera creativa y continua sus estructuras, sus rendijas. Para Lu, los pilares son la gente y el mensaje, lo que se contagia y transmite.

Luego, hay un detrás de escena complejo: "La planificación es la etapa que más tiempo y trabajo lleva. Es muy importante visitar antes la pared, ver su contexto, tocarla. Dejar que el muro me hable, saber quién se apropia de ese camino todos los días, imaginar cuántas manos pasaron antes por esa pared, quién la hizo, la pintó, la golpeó, la ignoró".

Dice que a la hora de pintar puede suceder que algunas ideas cambien, que la obra mute tomando su propia dirección, y que aparezcan imprevistos que hay que resolver rápidamente.

Para Lu, el arte callejero genera interacciones espontáneas: "El clima, los gritos, las felicitaciones, las preguntas, las charlas compartidas con colegas; y todos los pensamientos que se cruzan por la cabeza en esas largas horas frente a la pared. Es inspiración mutua. Se recibe mucho más de lo que se brinda. El mural puede durar intacto quizás un día o años, pero las anécdotas y lo que te pasa cuando pintás, dura para siempre".

Círculo y naturaleza

En Pepino, la muestra "Vértigo" se desliza por la circularidad.

"Tomo a la circularidad como algo sin principio ni fin, que tiene movimiento propio", dice Lu.

Dice que el círculo es algo infinito, atemporal, donde uno puede circular sin limitaciones, donde el cuerpo se construye y deconstruye y las fantasías transitan sin limitaciones. "Se desafía la gravedad cuando uno circula alrededor de un eje, y a la vez está la seguridad de saber que existe un núcleo, una fuerza que nos atrae y protege", apunta.

La naturaleza es su gran tema: "Suena trillado, pero siento que somos partículas de este gran entramado que es la naturaleza, animales, bacterias, plantas, texturas, formas, olores, colores, tierra, agua, el universo que habitamos y como funcionamos todos en conjunto. La naturaleza me atraviesa, me sorprende, me afecta desde siempre".

De esta motivación tratará su próxima muestra, una mirada íntima acumulada en notas, bocetos, fotos e ideas de donde nacieron los últimos murales y la muestra "Vértigo".

"Plasmaré todo esto en las paredes del Espacio Astronotus a partir del 9 de junio", adelanta.

En cada trazo, Lu busca desintegrarse y reinventarse. Comenzó a pintar murales con lettering, el arte de la letra dibujada. Después surgieron las formas circulares y su reinterpretación de los patrones de la naturaleza.

"Fue algo intuitivo. Quizás mañana dibuje animales, el espectro de opciones es inmenso. Me enamoro y sorprendo fácil de todo lo que me rodea: canciones, formas, plantas, amigos, artistas, una historia, un proyecto, o un color ... mi curiosidad es infinita", concluye.

Entre Los Caligarisy Portugal

Días atrás Los Caligaris la convocaron a hacer un mural (está en bulevar Las Heras 94), para los festejos de los 20 años de la banda cordobesa. Dice que fue otro momento de disfrute, asociándose a una "expresión que tiene como eje la música, pero que también es un híbrido de circo y teatralidad".

Lu se sumó a celebrar: "Ahora están tocando por todo el mundo, llevando esa alegría cordobesa, representándonos".

Suele hacer murales a pedido ("me dedico casi exclusivamente a pintar"). Lo suyo es "trabajo y forma de vida".

Días atrás le confirmaron una invitación al festival de Arte Urbano de Loures, en Portugal. Se lamenta porque no podrá ir por motivos económicos. Sin embargo, decidió compartir la noticia en las redes sociales (@luyorlano en Twitter, Facebook e Instagram) para contagiar a los artistas urbanos locales.

"Agoté las posibilidades que tenía a mi alcance, no creo poder asistir, pero estoy segura que pronto se abrirán nuevos horizontes", confía.

El año pasado hizo muchos viajes, como el de Buenaventura, en Colombia, participando de "Sueño Pacífico", proyecto social cultural para los habitantes de un barrio afectado por el conflicto de los paramilitares. "Fue una experiencia muy intensa que me marcó de por vida", recuerda. Allá colaboró con los Boa Mistura, colectivo español de arte urbano a los que admira: "Quisiera volver pronto a ese lugar donde dejé un pedazo de mi corazón", sueña. No está dicha la última palabra. Quizá vuelva a Colombia y visite Portugal.

"Vértigo". Casa de Pepino (Fructuoso Rivera 287, esquina Belgrano, Güemes). Hasta el 28 se puede visitar la muestra de Lu Yorlano, todos los días de 8 a 21. Entrada gratuita.