Detrás de los rostros y cuerpos que se plantan ante la mirada está Fernando O'Connor, un aliado de la pintura. El artista bonaerense sostiene desde la palabra lo que demuestra en la práctica: que hoy, con su enorme legado, la pintura es un lenguaje que puede profundizar en el arte, "para no ceder al mandato de una época adicta a la novedad y a la inmediatez".
Una selección de su obra que abarca más de dos décadas (1992-2017) se reúne en la muestra "En proceso", que se podrá visitar hasta el 25 de este mes en el museo Caraffa (Poeta Lugones 411.
Los motores de la pintura
"En proceso" condensa una potencia a la vez física (la pintura en sí misma tiene un cuerpo) y espiritual. "La pintura en general tiene mucho de eso, no es que la confluencia de lo físico y lo espiritual alcancen para definir a la pintura en sí, pero probablemente en el caso de mi obra influye el hecho de trabajar tanto sobre la figura humana", dice a VOS O'Connor.
Y agrega que basarse en una pincelada cargada de materia acentúa el carácter físico de su pintura. "En cuanto a lo espiritual, quizás ése sea un terreno más pantanoso", opina. "El tratamiento de la materia y la concepción general de las formas muchas veces responden más a las tensiones que hay entre el pintor y aquello que pinta, que a una formalidad de la representación", explica.
Aun así, concluye: "Ni lo físico ni lo espiritual tienen un lugar excluyente en mi trabajo, también intervienen lo racional, lo inconsciente y, por supuesto, lo cultural. Pero todo, inclusive lo físico y lo espiritual, está al servicio de la pintura, son como los motores que la hacen funcionar".
"En proceso": fluctuaciones en el tiempo
En la muestra del Caraffa no se pudo exhibir todo lo que había previsto, como casi toda su primera etapa expresionista. Lo que sí permite conocer "En proceso" son algunas obras de la década de 1990 que dan cuenta de una búsqueda dentro de una figuración "bastante académica, en la que el expresionismo fue quedando como escondido en la pincelada y en el tratamiento de la materia".
"En los comienzos del año 2000 ingreso en un lenguaje aún más académico debido a una etapa hiperrealista que atravesé por cuestiones puramente de supervivencia, pero hacia 2010 vuelvo sobre mi lenguaje y esta vez aquel expresionismo inicial ya no se circunscribe exclusivamente a la pincelada, sino que alcanza también al color y a la composición sin que esto necesariamente me aleje del realismo", aclara el artista.
Después de este análisis se entiende el nombre de la muestra, "En proceso", "porque lo que puede verse es que el lenguaje fluctúa sin que eso implique una lógica lineal".
Desaprender, desmalezar
O'Connor sostiene que el desarrollo de un lenguaje muchas veces supone desaprender, nutrirse de sí mismo, y algunas pocas veces avanzar. "Es como desmalezar -ejemplifica- para encontrar lo que está abajo, lo que importa es el conjunto, eso que te enfrenta a la verdad de lo que hiciste y de lo que estás haciendo, tu propio proceso".
Sobre eso, Mariana Robles, artista e integrante del equipo de investigación del museo, reflexiona: "O'Connor nos muestra un importante período de su obra pero nos advierte el carácter movedizo y sensible de su temporalidad, en proceso!.
Los amigos del arte
–¿La historia del arte es inspiración, materia de estudio en tu obra?
–La historia del arte es fundamentalmente donde uno aprende, mi formación fue básicamente autodidacta, y en ese sentido la historia del arte siempre ha sido la referencia directa para saber de qué se trata esto de pintar.
O'Connor pintó a muchos de los protagonistas del arte. "Quizás el caso de Ronald Kitaj sea particular -detalla-. Lo he pintado más que a nadie, porque siento que le debo una especie de alivio".
Y amplía: "Suelo mirar mucho a la llamada Escuela de Londres, y cuando la influencia de pintores como Francis Bacon o Lucien Freud tienden a hacerte sentir que ya está todo hecho, que cerraron y apagaron la luz, Kitaj te demuestra que no, que se puede dialogar con Degas, con Munch, con Goya y hasta con Giotto sin dejar de lado tu lenguaje, lo cual es un verdadero alivio".
Pincelada liberada
O'Connor pinta grandes retratos o cuerpos en primerísimo primer plano: "Supongo que es una exacerbación típica de pintor figurativo, tiendo a ver la pintura en la figura en sí, no tengo mucha inclinación a meterme en planteos narrativos, a contar historias o buscar climas. El hecho pictórico me aparece en la figura misma y suelo quedarme con eso y muchas veces a ocupar todo el plano con esa imagen. Para sentirme libre con la pincelada".
En las grandes escalas, dice, las figuras se le van un poco encima. "A veces me gustaría quitarle un poco de protagonismo a la figura para abrir el juego en la composición", piensa en voz alta.
En estos rostros y cuerpos, "O'Connor insiste sobre el misterio exuberante de la carne, el horizonte despejado de la mirada, la geografía poderosa del retrato y la potencia magnifica del espacio", escribe Mariana Robles. Y refuerza: "Pinta como si quisiera arrancar a los cuerpos vivientes un secreto. Pinta y afirma su persistente fascinación por el hombre".
¿Qué otra cosa podría ser la pintura? Para O'Connor, es su campo de acción: "Soy pintor, soy el que hace, y creo que hacer pintura hoy es todo un desafío". He aquí las razones: "El arte contemporáneo se ha vuelto una especie de océano de experiencias en el que la pintura es casi una rareza".
Por eso, sostiene, pintar en el presente significa, por un lado, la responsabilidad de asumir el legado de quienes lo precedieron y ser digno de él, y por otro lado, el temple para no ceder al mandato de una época adicta a la novedad y a la inmediatez. Porque "la pintura contemporánea tiene la posibilidad de profundizar, y mucho, en sus estéticas, pero es necesario entender que los tiempos del arte, y sobre todo de la pintura, son largos".
"El espíritu de época (ya que empezamos hablando del espíritu) no lo marcan ni las ferias, ni los medios. Creo que los pintores seguimos parados sobre los hombros de Velázquez y eso sigue siendo un asunto tan serio como lo fue siempre", agrega O'Connor.
Perfil
Fernando O'Connor (Buenos Aires, 1966) comienza su formación en 1986 en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón donde cursa algunos meses. Ese mismo año ingresa en la Sociedad de Estímulo de Bellas Artes donde encuentra un espacio para completar su formación académica de modo autodidacta. En 1997 expone en el Centro Cultural Recoleta y el mismo año en Canadá representa a la Argentina en el 15º Symposium International de la Nouvelle Peinture au Canadá. Realiza su primera exposición internacional en la galería Observatoire 4 de Montreal. La Galería VYP de Buenos Aires expone sus series Muybridge y Retratos del Cuerpo en 1999 y 2002, respectivamente. Entre otros recibió el premio "Eduardo Sívori y Matea Vidich de Sívori" del LXXXV Salón Nacional, el premio Fondo Nacional de las Artes del XX Salón Nacional de Córdoba y el subsidio a las artes otorgado por la Fundación Antorchas. Hacia 2003 trabaja con las galerías Daniel Maman Fine Arts de Buenos Ares y Plus One Gallery de Londres. En 2012 expone en el Palacio Duhau de Buenos Aires. En los últimos años suele exponer en Fundación Mundo Nuevo.
Para ver
"En Proceso". La selección de pinturas (1992-2017) de Fernando O'Connor se puede recorrer en el museo Caraffa (Poeta Lugones 411), de martes a domingos de 10 a 20. Hasta el 25 de este mes.
Fernando O’Connor presenta sus enormes retratos en el museo Caraffa. Dice que volver a la pintura s todo un gesto en épocas en las que sólo pareciera imperar la novedad. Y explica por qué hace retratos de artistas que admira.