"Actor, constructor, cómico, soldado, artista, productor, payaso, ceramista". Así presenta a Negro Coy la curadora Vanina Seguí, de espacio NODO 940 (9 de Julio 40), como un intento de abarcar la inquieta personalidad de Coy, que en el ciclo Otoño 2017 se manifiesta en objetos escultóricos hechos en cerámica, adobe y otros materiales ligados a la tierra, con el título de "Cosa de Negro".
Un Negro Coy "cincuentón" que, cuenta, se dedica también a otras prácticas. "Estoy enviciado con el tango, bailándolo, me vengo a la plaza San Martín los sábados, y a la plaza de la Casa Radical los domingos", cuenta él. No sólo baila. Tiene una orquesta que se llama Tangorriado, en la que "atanguea" temas que vienen del rock y viceversa. A los tangos clásicos les cambia el género. A Cambalache lo lleva al rap y vuelve "fiestero" a Los Mareados.
Como nunca fue al gimnasio, dice, bailar le da esa cuota de movimiento. Además, bailar es otra cosa, "tan básico como cagarse de risa, el medio más potente que tiene el hombre a mano". Le gusta el tango porque es un baile que conserva el abrazo, "un abrazo franco, todos bailan con todos".
Uno de los Triciclosclos
"Soy cómico", se reconoce Negro Coy, que hizo televisión y muchos shows. "En un momento fui el único maestro de payasos que había en Córdoba, soy maestro de los Circo Da Vinci y de todos los payasos grosos de ahora, fui payaso callejero muchos años", cuenta quien integró los Triciclosclos: "Éramos los nenes mimados de Norman Briski, grabamos discos, en Buenos Aires somos una banda de culto, nuestros CD's son de colección".
Sobre Los Triciclosclos, explica Coy: "Éramos un grupo de cómicos que empezamos a hacer rock y nos empezamos a sofisticar. Estaban Los Cadillacs, venían a vernos pendejitos que después resultaron ser los Illya Kuryaki, los Attaque '77, de pronto venía Charly (García), ahí estábamos con Daniel Aráoz, que después se fue porque explotó en la televisión en ese momento con Gasalla, y nosotros seguimos con los Triciclosclos. Fue una época gloriosa".
Así recuerda Negro Coy el under porteño de los '80, como un acto de inconsciencia en el que hacían espectáculos en los que salían escupiendo fuego, cortaban maniquíes, "y otras cosas que hoy no se podrían hacer". Algo muy singular era que tocaban en las fechas patrias vestidos con uniformes "militarosos pero cómicos, muy divertidos".
–¿Extrañás hacer teatro, tele, humor?
–Sí, soy hijo de la televisión, aprendí mucho con las cámaras, me gusta dirigir. Pero estoy peleado con las grandes urbes.
–¿Modelar es lo que más deseás hoy?
–Puedo laburar horas en silencio absoluto o escuchando música, estar solo trabajando.
Aquellas tallas
–¿Cómo llegás a la escultura?
–Siempre había tenido habilidad en mis manos. Mirando cómo trabaja alguien aprendo. Hago por deducción y soy habilidoso. A los 5 años tallaba en los lápices estas mismas caras que ahora hago en Los Coyos, seres que simbolizan la fertilidad y la abundancia. De chiquito convertía los lápices en un tótem y, con los años, cuando empecé a trabajar con cerámica me salió naturalmente. Son formas que hago con las manos.
–¿Hiciste muestras?
–No, me dediqué a vender en forma particular, hace 10 años que digo este año voy a exponer.
Estos seres, Los Coyos están exhibidos dentro de cajas que funcionan como pequeños altares. Ha trabajado esta figuras huecas con el mismo método con el que se hace el ladrillo cerámico en Córdoba: "Me gusta trabajar con cosas bien nuestras, y está cocinado de diferentes formas, al humeo, por ejemplo, como cocinaban los comenchingones".
–¿De dónde salen las imágenes?
–No diseño nada, voy haciendo la pieza hasta que termino. Los murales que se ven en esta muestra son como mandalas, los soles son calados para que tengas dos vistas, dos iluminaciones, de día y de noche, tienen una curvatura para que el sol irradie con sus rayos y dibuje. Tuve un bar, Cruz Diablo, en Mendiolaza, y lo iluminé con soles calados, todo lo hacía yo.
"Somos hijos de la tierra y del sol que nos hace florecer, transformarnos –nos recuerda Negro Coy–. Olvidamos que somos mamíferos, necesitamos tierra para limpiarnos, vamos perdiendo eso y lo quiero recuperar".
Domina la muestra uno de sus diablitos. Lo que tiene para decir Negro Coy: "La moralidad es inventada para vivir en sociedad, el arte debe ser amoral, no porque algo sea malo no debe ser representado en el arte".
–¿Qué significan para vos tus diablitos?
–Este diablito es el segundo. Al primero lo hice para el Camino de los Artesanos como un guardián de las sierras. Y la idea es seguir haciéndolo con materiales de la zona. Con este diablito, la idea es ir sembrándolo en los campos que están desmontando. Amasé la tierra con romero, ruda, yerba buena, peperina, yuyos curativos que forman parte de nuestra cultura.
Negro Coy espera que los diablitos produzcan algún efecto. Después de vivir muchos años en Buenos Aires, vuelve a Córdoba y es testigo de la fuerte disminución del bosque nativo, la falta de una "cultura política de nuestros paisajes". Dice que en Traslasierra, donde tiene un campo, se pelea con los paisanos que no tienen conciencia.
–¿Tu obra evoca esa fuerza de la naturaleza?
–Agrega un granito de arena. Trabajo con lo que trae el río, o uso la leña de la poda, no rompo nada. Mi forma de despotricar es hacer algo de arte, volver a amasar la tierra. Estar con barro y tierra es salud pura, es estar como nuestra madre, vivo así. Tengo 54 años, y hace 44 que no voy al médico, me curo con la tierra y tés de yuyos, no tomo remedios.
Para verlo
NODO Otoño 2017. NODO 940 (9 de Julio 40, Nuevo Pasaje Muñoz). El espacio que dirige Gabriela Barrionuevo, a quien acompaña Vanina Seguí en la curaduría, presenta hasta el 2 de junio dos proyectos que integran las obras de siete artistas en la modalidad de artistas invitados y sus apadrinados. Así, Negro Coy fue invitado a exponer "Cosa de Negro", con Los Coyos y Recuerdos Lemurianos, junto a su apadrinada Laura Ciámpoli, con las fotografías de Emanar.
Por otra parte, gran cantidad de obra concentra el proyecto Mar de Fondo: "La última ola", instalación en lucera de Juan Canavesi, más exhibición de su proceso y las esculturas de "Abisales" de su apadrinado, Cristian Tula; y por otra parte, "Golondrinas sin sal y lágrimas sin alas", instalaciones escultóricas de Violeta Lemme, junto a esculturas de Cristina Figueroa, "¿De dónde vienen?"; y "El ser mar sin vos", de Alejandro Niz. Horario comercial. Hasta el 2 de junio. Gratis.
Negro Coy expone en el ciclo Otoño 2017 del espacio NODO 940. Después de la tele, el teatro y el humor, la escultura es para una vuelta al contacto con la naturaleza y la infancia.