Una profunda humanidad anima la obra de Fernando Rosas. La galería de arte Cerrito (San Luis 145) exhibe por estos días una serie de esculturas del artista mendocino como parte de una exhibición mayor en su Feria de Verano, junto a obras de Paco Rodríguez Ortega y Roger Mantegani, entre otros.
Quizá sea la tragedia que viven sus personajes lo que interpela fuertemente al espectador. O una obsesión por la figura humana, por las sensaciones que genera el cuerpo. Definitivamente, sus obras conmueven. Consultado por VOS, el artista reflexiona: "Siempre me pareció que el arte tiene como parte de sus fines mostrar un enfoque, o un ángulo, o una porción del mundo o la realidad que no podría ser vista de otra manera". Desde esa perspectiva, sus obras puedan sugerir "estados de ánimo, o despertar algunas inquietudes". Él siente haber logrado ese deseo.
Rosas adhiere al realismo. Sin embargo aclara que lo hace no como la simple imitación de lo real sino "como excusa para dar una vuelta de tuerca, un guiño, una vía para señalar algo que no esté del todo bien".
Levedad
¿Hay un interés en que la escultura sea un medio para alcanzar lo espiritual? "Siempre lo hay –responde–, la obra es un objeto que sirve para metaforizar una idea, una emoción, una búsqueda". En algunas de sus obras intenta lograr la sensación de levedad, a pesar del peso específico que tiene el material. En esa búsqueda, el artista recurre a la temática de los sueños y, como consecuencia, sus obras "propenden a la espiritualidad". Sin embargo, esto no impide que otros trabajos suyos busquen despertar otras sensaciones.
"La madera me cambió el enfoque"
"Por ahora estoy teniendo un romance con la madera, no hace mucho que la trabajo", asume el escultor que desde hace siete años trabaja con esta materia. "Comencé mi carrera como pintor, mientras coqueteaba con la escultura tanto en metal como en arcilla, pero descubrir la madera me cambió el enfoque y el significado de hacer esculturas", cuenta. No todo termina ahí: "Como suelo ser curioso, ahora también estoy probando la talla en piedra, que si bien comparte con la madera la lógica del desbaste, de la talla, comunica cosas bien diferentes, propone cosas distintas".
¿Cómo es la relación con el dibujo? ¿Es un aliado de la escultura? "Desde chico aprendí que el dibujo es la columna vertebral de todo arte visual, es un primer intento de fijar una idea en un plano y de ese intento se desprenden las demás experiencias plásticas", responde. Y si bien no hace bocetos previos al trabajo en madera o piedra, siempre recurre al dibujo para pensar y ensayar posibilidades.
Sobre si el material opone resistencia, aclara: "Los materiales son la resistencia que ténes para llevar a cabo tu idea, en cada uno hay dificultades y propuestas, siempre trato de aprender los límites y posibilidades de los materiales y, sabiendo eso, intento que digan lo que yo quiero. No creo que el material gane esa lid, pero quizás me equivoque".
Fernando es hijo del gran escultor Roberto Rosas (1938-2015), y cuenta que su formación escultórica fue natural. "Mi padre era escultor, por ende siempre mis juegos eran trabajos manuales de construcción, lo estético me fue surgiendo con el tiempo, el lenguaje y los intereses tuvieron cierta habilidad manual previa que facilitó el desarrollo", relata.
Mirada paterna
Es casi seguro que su padre lo influenció, pero no ejerció presión: "En mi juventud no lo noté, quiero decir, nunca sentí su celebridad y su talento como una presión, él jamás depositó en mí ninguna deuda pendiente ni intereses que debiera cumplir; se dedicó a estar ahí, acompañar, aconsejar y dejarme ser a mi manera". Es clara su admiración: "Él tenía la capacidad de influir positivamente en las personas que tenían contacto con su obra y con él; eso me gustaría lograr a mí también".
Hoy, los artistas que le interesan son muchos, desde escultores hasta ilustradores y fotógrafos. Aprendió de grandes figuras del arte universal como El Bosco, Egon Schiele, Gustav Klimt, Francis Bacon, Lucien Freud. Y también de los contemporáneos, como Bruno Walpoth y Flavia Robalo. Más allá de la escultura, se siente permeable a la diversidad: "De todas las artes visuales aprendo algo", sostiene.
El cuerpo humano, el gran movilizador
Ron Mueck y otros muchos artistas que alcanzan popularidad incluso fuera del arte hacen pensar que hay algo en la representación de la figura humana que aún desvela a los artistas. Rosas está de acuerdo con esta idea: "Creo que el cuerpo humano sigue siendo el gran movilizador de las artes figurativas, no sólo porque es su tema favorito sino porque el cuerpo sigue funcionando como espejo del hombre".
Para Fernando Rosas, el ser humano no ha logrado aún develar los misterios de su psiquis ni de los sentimientos, "y como ambos habitan el cuerpo es ahí donde nuestros interrogantes existenciales se concentran". "Pintar un cuerpo es pensar al ser humano", reflexiona. Y aún más, "quien ve un cuerpo se siente mirado, indagado, desnudo". De allí, piensa, viene "la obsesión con este tema".
La muestra
Esculturas de Fernando Rosas.
Galería de Arte Cerrito (San Luis 145, local C, Nueva Córdoba). Hasta el 30 de abril, la galería exhibe en su Feria de Verano las obras de Fernando Rosas, y también de otros artistas: Paco Rodríguez Ortega, Claudia Perrotta, Martha Chiarlo, Carolina Rogé; Roger Mantegani; Marcela Argañaraz; Rafael Cerrito; Rodolfo Liviero; y Aída Villa Uría. Visitas: hasta el 30 de abril, de lunes a viernes de 10 a 14 y de 17 a 19.30. Entrada gratuita.
Fernando Rosas expone sus esculturas en una muestra de la galería de arte Cerrito. En dialogo con VOS, el artista mendocino dice que sus obras sugieren y "despiertan inquietudes".