El equilibrio se compone de contrastes, combinaciones y desajustes, y eso cuenta tanto para fórmulas químicas como para construcciones arquitectónicas o composiciones visuales. Esa armonía secretamente tirante de múltiples capas es la que Romina Castiñeira sintetiza en una despojada superficie transitable en Te regalo la luz de este viaje hacia el centro, primera obra de sitio específico (intervención de un espacio) del Programa de Artes Visuales del Centro Cultural Córdoba (CCC) que cura Carla Barbero.
Habituada a desentrañar las propiedades físicas y simbólicas del plástico, Castiñeira deconstruyó el policloruro de vinilo (PVC) en sus sustancias naturales esenciales, la sal y el petróleo, que esparció a modo de cuadro abstracto en el suelo del museo jugando con el blanco y el negro de los materiales y la cualidad geométrica del lugar.
Así despliega un recorrido cuadrangular a gran escala con chances de profanación: las huellas que dejan los visitantes en la sal a la manera de una playa afable le dan potencia visual a la obra, contraste vital con la opaca, cromada y pedregosa textura del asfalto, reminiscente del principio y el fin de los tiempos. Las franjas de plástico transparente que rodean el lugar desde las gruesas columnas del CCC suman un tercer componente (siempre que no se cuente el cemento, hierro y cristal del edificio) que convoca y filtra la luz, el elemento inmaterial, cambiante y ópticamente decisivo presente en el título de la instalación como una ofrenda.
“Buscamos junto a Carla Barbero un título abierto que permita imaginar, como la parte de una canción o la frase de algún libro. Intentamos escapar de esos títulos que designan, que nombran o ponen límites. La obra es un regalo porque lo hice para que los visitantes la disfruten, la recorran, para que vivan una experiencia”, señala Castiñeira.
Y sigue: “El énfasis en la luz tiene doble sentido. Por un lado, refiere al caudal luminoso que tiene el espacio durante el día, al sol que entra por sus paredes de vidrio e inunda todo. Por otro lado tiene que ver con la idea de luz como mirada positiva, como algo lindo, un estado de paz, como un descubrimiento y, por qué no, como un apoyo en la oscuridad”.
Paisaje de opuestos
La instalación se completa con un paisaje sonoro que evoca la selva amazónica y sus cantos chamánicos, acaso el exterior exuberante y mágico de un interior científicamente neutro, y con ocasionales performances de danza que asocian al plástico con una lámina fina de tirantez epidérmica.
Adentro/afuera, claro/oscuro, material/inmaterial o natural/artificial son algunos de los contrastes que amortiza Te regalo la luz de este viaje hacia el centro.
“Pienso en los opuestos como la posibilidad de comprender los intersticios, los grises. Además no existe uno sin el otro, no existe el afuera sin el adentro, ni el positivo sin el negativo, ni el blanco sin el negro. Lo utópico es que se equilibren. En la combinación ocurren todas las cosas de nuestra realidad, todos esos espacios son de transición”, dice la artista.
La clave entre esas oposiciones recae en buena medida en los materiales manipulados, en sus orígenes, usos y significados. Castiñeira: “El plástico me interesa y también me preocupa. Me interesa por su capacidad de transformarse y de reutilizarse, es muy resistente y parte absoluta de nuestra vida. Casi todo lo que nos rodea es de plástico. También me parece interesante su condición de artificio, de producto y creación del ser humano. Por el contrario, la sal y el asfalto son elementos naturales, productos de la naturaleza. La sal se encuentra en las salinas y en el mar, es un recurso casi inagotable que permite la existencia de la vida en el planeta y, como dicen muchos, es un fenómeno milagroso. El asfalto es un derivado del petróleo, uno de los productos mas pesados que se consiguen en la torre de destilación. Con el asfalto se hacen nuestros caminos, por donde transitamos la ciudad y a través de los cuales podemos conocer el mundo. Por otro lado, el petróleo es un recurso que provoca tantas crisis, su oscuridad me interesa”.
En última instancia, la fisicidad de los elementos componen una poética, una imagen espacial tan distante como interactiva que confía en la ingeniería del arte. “Estos elementos conforman una poética y una estética, sin duda. El plástico transparente en el espacio deja pasar la luz, genera imágenes difusas y de alta velocidad, es como una membrana. La sal es el elemento que permite la vida adentro. Y el asfalto es lo negativo que necesita toda existencia para ser”, cierra Castiñeira.
Te regalo la luz de este viaje hacia el centro. En Centro Cultural Córdoba (Av. Poeta Lugones 401), de martes a domingos de 10 a 20. Curaduría: Carla Barbero. Hasta el 31 de julio. Entrada libre y gratuita.
Te regalo la luz de este viaje hacia el centro de Romina Castiñeira abre el ciclo de sitio específico del Centro Cultural Córdoba. La instalación contiene plástico, sal y asfalto e invita a ser recorrido por sus visitantes.
sS