La potencia arrebatadora del negro, la fuerza gráfica del contraste, la fragilidad como poética y la aventura de acoplar obras de distinto autor son los ejes compartidos por los trabajos de “Las otras partes”, muestra que integra a Marcelo Babini, Guillermo Mena y Flo Cossutta, artistas a su vez vinculados a una misma región: el sur cordobés.
La exhibición es así también una carta de presentación territorial a través del dibujo, la posibilidad de intervenir la Sala Farina con obras de “otras partes”, no sólo el lugar de origen sino el imaginado, el formulado en el papel y las paredes.
Una espesura afín a lo pictórico enlaza los dibujos de Babini y Mena, en el primer caso collages de sensibilidad ecléctica donde conviven la figura humana y la naturaleza, la línea y la mancha, la figuración y la abstracción, la liebre y el sombrero (en referencia risueña a Joseph Beuys); y en el segundo verdaderas escaladas gestuales de negro que culminan en sugeridas “tormentas” o “llamaradas”, tales los nombres de las obras, que detrás de su furiosa e informe acumulación de carbonilla ocultan procesos experimentales de técnicas como el transfer, el collage y la fotocopia.
De rigor más gráfico y extrañeza naif cercana al manga japonés, los dibujos de Cossutta ponen fragmentos de cuerpos femeninos al acecho de inquietantes seres peludos de otras dimensiones, que corrompen la pulcritud del blanco y la línea clara con alusiones a la descomposición, el grotesco y la enfermedad, aunque hay también un humor asordinado en sus ascéticos bordados.
Ese rumiar de un peligro innombrable siempre al borde de acabar con el calmo blanco de la página y el equilibrado control de los recursos es la constante que atraviesa “Las otras partes”, reflejo casual al que los artistas añaden nuevas asociaciones: “Trabajamos poéticas fuertes que no son explícitas, no son mensajes, las obras deben ser decodificadas desde lo poético”, señala Cossutta.
Mena refiere a la similitud de su proceso con el de Babini, en tanto ambos gestan obras con restos de trabajos anteriores: “Algunos de mis dibujos están basados en recuperar descartes de procesos realizados con transfer, fotocopia y collage, están muy relacionados con la obra de Marcelo”, reconoce.
Babini: “Compartimos todos el soporte en papel y el uso del negro, al contrario de la pintura tradicional que dice que no hay que usar ese color, y también cierto realismo subjetivo. Además apreciamos nuestros trabajos entre nosotros, eso es importante cuando uno expone con otros”.
Y continúa: “Construyo las imágenes a partir de retazos o pedazos de obras, cuando uno ve la muestra un cuadro se suma a otro y se arma un mensaje diferente al que tenía cuando era una unidad. Es como lo que sucede en la vida cotidiana, que uno va seleccionando y dando forma a pensamientos a partir de percepciones aisladas. En esa reunión de cosas uno transfiere a la imagen aquello que ha visto o soñado o hechos que le pasaron, ya sea imágenes del cine, el cómic o la plástica misma”.
En el caso de Cossutta, la autorreferencialidad (del cuerpo, el trazo, el estado de ánimo) cumple un rol preponderante: “Me interesa el dibujo gráfico, limpio, de línea concisa. Dibujo lo que percibo con mi cuerpo al dibujar, esa experiencia es inseparable de la obra hasta que se forma una figura final. Entra en juego el sentir, la pose en la que estoy, todo lo paso por ese filtro”, admite la artista.
Mena también refiere sus dibujos opresivos a revisiones internas: “Parto de un autoanálisis que hace que la obra sea autorreferencial, tomo la vulnerabilidad como eje. De ahí metáforas como la tormenta, la destrucción o el derrumbe, que represento con una superposición de manchas. Parten de la acumulación, saturación y congestionamiento de imágenes o pensamientos”, revela.
Acto simple
Ajenos en origen a la ciudad donde hoy exponen (Babini es de Río Cuarto, Cossutta de Bell Ville, Mena nació en Los Cóndores y creció en Río Cuarto), el dibujo es el terreno en el que los artistas se encuentran. ¿Por qué eligieron el formato? ¿Cómo llegaron a él?
“En mi caso el dibujo parte de algo muy esencial, es una materia prima que tomé desde chico”, expone Mena, aunque advierte que hoy está tomando otros rumbos: “El dibujo me sirvió para empezar el proceso, ahora estoy pensando en el futuro, en un enfoque o mirada más contemporánea al momento de pensar en la idea, el concepto, los medios. Por eso empecé a trabajar con la fotografía o el video, estoy tratando de salir del dibujo pero sin dejarlo, agregando formatos que potencien sus posibilidades”.
“A mí lo que me interesa del dibujo es la inmediatez. Me formé en grabado, donde estás todo el tiempo configurando una matriz para obtener un producto impreso. En el dibujo no sucede eso, es inmediato. Una línea ya configura el resto de lo que sucede en la hoja”, aporta Flo Cossutta.
“El dibujo a diferencia de lo pictórico es siempre contemporáneo, y el artista siempre queda más al descubierto cuando hace una línea. Ese garabato que hacés al tomar nota siempre es actual. La pintura refiere a determinadas épocas, el dibujo permanece en un estado más puro”, cierra Babini.
Para ver. “Las otras partes” puede verse hasta el viernes 30 de octubre en la Sala Farina de Ciudad de las Artes (Riccheri 1955), de lunes a viernes de 9 a 20 y sábados de 18 a 21, con entrada libre y gratuita. El próximo jueves 29, de 12 a 20, la sala se convierte en un espacio de taller abierto.
En la muestra “Las otras partes”, tres artistas del sur cordobés exploran las posibilidades del dibujo. Los trabajos comparten técnicas y poéticas fuertes con el acento en lo ambiguo, la autorreferencia y la vulnerabilidad.