Dos propuestas singulares que a la vez dialogan pone en conexión la galería de arte Vía Margutta (Sucre 180) con una muestra que se inaugura este jueves a las 19.30, a través de las imágenes de Ides Kihlen (Santa Fe, 1917) y de Oscar Páez (Córdoba, 1953-2011). “Es una muestra homenaje”, destaca Maru Becerra, directora de la galería que comienza su programación anual revalorizando la producción de ambos artistas.
Recordando a Páez
La obra que se exhibe de Páez, de reconocible impronta americanista (rasgo que distinguió su propuesta sobre todo en la década de 1990), es un conjunto de piezas monumentales en su mayoría. Pinturas-objeto que el artista realizó en sus últimos años de vida, y que una muestra en el museo Caraffa exhibió unos meses después de su fallecimiento, ocurrido en junio de 2011, a sus 58 años. En Vía Margutta sólo hay una obra más lejana en el tiempo, Aquelarre, de 2001.
Aún en las grandes superficies monocromas de elegante austeridad, el artista incorporaba elementos simbólicos inspirado en culturas antiguas, en nichos o grietas, cajas o relicarios. Sus cuadros podrían considerarse ofrendas de tiempos remotos: una anécdota del crítico de arte Fabián Lebenglik recuerda que en la cuarta Bienal de La Habana, en 1991, los visitantes “terminaron rezándole al artificio fabricado por Páez”.
Oscar Páez comenzó a trabajar en la década de 1970, y tuvo una intensa carrera que lo llevó incluso al exterior, a Estados Unidos, Venezuela, Cuba, Francia, España, Austria, Colombia, México e Italia, exponiendo o participando en ferias internacionales prestigiosas como la española ARCO, Art Miami y Art Chicago.
Su obra tal vez haya decantado influencias de la labor de imaginero de su abuelo, pintor y escultor de imágenes sagradas. Páez comenzaba a realizar sus obras con la recolección de pequeños objetos (huesos, maderas, palitos), y con esos elementos produjo en sus cuadros sus propios códigos, signos arcaicos, a partir de imágenes aborígenes americanas y también de Asia y África.
Páez fue además autor de esculturas (la colección del museo Genaro Pérez da cuenta de esta parte de su producción). En sus inicios, había trabajado en bronce y resina, y más tarde lo hizo con madera y hierro, en ensambles.
Casi centenaria
Ides Kihlen, artista nacida en Santa Fe en 1917, es un caso bien diferente. “Pintó toda la vida, fue una gran concertista de piano que siempre relacionó la música con la pintura, pero que nunca se había animado a exponer, hasta los 60 años”, resume Maru Becerra sobre la artista de las formas libres. Y la retrata: “Su obra está en grandes colecciones del mundo, ella conserva una lucidez, es brillante, vive en Buenos Aires, y cada día toma su champancito al lado del hotel Alvear; sigue pintando”.
La galerista adelanta que se verán obras de distintos conjuntos, como Serie Negra y Pizarrones. “Su desarrollo artístico y personal no tiene cabida dentro de parámetros habituales”, afirma Mercedes Casanegra.
Ides estudió con grandes artistas, como Pío Collivadino, y “pasó por los talleres de Emilio Pettoruti, Batle Planas, de André Lhote en París, fue alumna predilecta de Vicente Puig, y más tarde Adolfo Nigro sería de los primeros espectadores de su obra definitiva”, agrega. No sólo la interpretación en piano, también la composición fue su otra gran dedicación. “Es innegable la influencia entre ambas pasiones”, destaca la crítica.
Rosa Faccaro, a su turno, señala que en sus obras “uno de los incendios es provocado por los rojos recurrentes de sus papier collés” (pintura collage). Si se entrecierran los ojos al mirar sus cuadros, será ese color el que permanezca en la retina.
Para ver. El jueves 9 de abril a las 19 en la galería Vía Margutta (Sucre 180) abre una muestra que reúne obras de Ides Kihlen y del artista cordobés Oscar Páez. Hasta el 9 de junio, de lunes a viernes de 11 a 19. Entrada gratuita.
La galería Vía Margutta comienza el año con una muestra en la que conviven las obras de Ides Kihlen y de Oscar Páez.