Los cuerpos de Fotos de fin de semana no escuchan mandatos. La muestra de Carola Desiré, uno de los proyectos ganadores de la convocatoria abierta del Museo de las Mujeres (Rivera Indarte 55), instala su poder visual en las salas principales del espacio cultural, altar sagrado donde el deseo quema. Nada es tan terrible, aunque alguna maestra prefiera llevar los niños a otra muestra, o unos padres ordenen a los hijos esperar afuera. El cartel donde se lee “Prohibido entrar acompañado”, imagen que no le pasó inadvertida a la artista en un boliche de San Pablo (Brasil), dice mucho más que la aclaración explícita (hasta el humor) de lo que se puede y no se puede hacer en un baño público.
En esta muestra, que tiene curaduría de la artista Sofía Torres Kosiba, Carola Desiré profundiza su interés en la superficie del cuerpo: la fotografía mantiene su protagonismo como fuente inagotable de sensaciones (y que acentúan los distintos soportes, como el vinilo símil cuero, o la opacidad del afiche que devuelve a la calle el relato de las imágenes). El origen documental de sus fotografías, insustituible, se transformará en el camino.
Carola Desiré, así, sin apellido, comienza el diálogo con VOS relacionando su nombre con su obra: “Me gusta mi nombre, entre sus orígenes esta la palabra fuerza y deseo, y no me parece ninguna casualidad, creo que estoy buscándome constantemente, encuentro mucha relación entre estas dos palabras y mi obra”.
–¿“Fotos de fin de semana” forma parte de un proyecto mayor, abarca otras imágenes?
–Fotos de fin de semana se llamaba un álbum que tenía en Facebook, donde colgaba fotos de los fines de semana, subía imágenes de situaciones con las que me iba encontrando, incluso fotos con familiares y amigos.
Oscura naturaleza
De ese cúmulo llamado Fotos de fin de semana surgió la obra Cerca del bosque negro, que participó de la última edición del Salón y Premio Ciudad de Córdoba, y también su trabajo De cuerpos que desaparecieron (“unas fotos que hago de mi hermana en el río, y que luego trabajo con modelos amigas”), que se vio en la muestra del Festival de la Luz (Museo Genaro Pérez, en septiembre último), también expuestas en el Museo Rosa Galisteo de Santa Fe.
“En un principio trabajo la sensación de fragilidad y exposición ante la oscura naturaleza del deseo”, declara Carola. Y en ese “ejercicio continuo”, agrega, “sacando y sacando fotos los fines de semanas, llego a mostrar otra cara, más liberadora, donde ya los sujetos no están frágiles ante la mirada sexual de afuera”. Al contrario, y esto es evidente: “Están casi invitándonos a participar del erotismo, la libertad y el desafío de la diversidad sexual. Estas últimas imágenes son las que componen la muestra del Museo de las Mujeres”.
La dimensión del proyecto se revela no sólo en la cantidad, también en el itinerario.
Cuenta la artista: “La instalación fotográfica contiene un tercio de las imágenes que saqué entre Córdoba y San Pablo (gran centro de la diversidad sexual de Latinoamérica) en boliches gays, la calle, la intimidad de otras casas y de mi propia casa”.
Para Carola, los procesos en la obra son “como los que uno hace en la vida”.
“Cada avance en relación a los miedos y a las estructuras caducas se van reflejando en el trabajo”, sostiene. Antes de trabajar con el cuerpo, tomó como eje la soledad y el aislamiento: “Era un espejo de algunas sensaciones vividas a nivel personal”. Esa experiencia tuvo su resonancia, dice, “en estructuras crudas, vacías y muertas”, que devino obra en Vacuidad”, que exhibió en la Casona Municipal, y en Okesa, que expuso en el Museo Genaro Pérez.
“El proceso de la obra fue agotando esta conexión con lo inanimado y renace, en principio, con una conexión con el cuerpo, el deseo y la fragilidad”, reflexiona.
Y va más allá: “Al orden lo va determinando la vivencia y mis propios movimientos internos de contracción y expansión. Tanto las fotos de las arquitecturas fuera de lo utilitario, la fragilidad de los cuerpos o la marginalidad de la diversidad sexual rondan la idea de algo que se niega, que está en los márgenes”.
Intimidad fotográfica
“La estética con la que trabajo en estas imágenes varía según el tema y lo que quiera decir con la imagen”, comparte Carola. En las series Cerca del bosque negro y De cuerpos que desaparecieron, “trabajo con la pintura del 1800 en Francia, de manera que esta relación de la imagen con la pintura clásica suavice la idea de la oscuridad del deseo, intentando hacerla más digerible para mi”.
La muestra del Museo de las Mujeres se propuso “el desafío de romper con los convencionalismos de la fotografía como una analogía a la ruptura de las normas establecidas, porque la diversidad sexual exigía que también la estética se diversificara y se fuera de los parámetros”.
“Recorro y me encuentro en este mar confuso de miradas y cuerpos... Entre tatuajes, estampados, maquillajes y camuflajes varios”, describe Torres Kosiba. Para la curadora, a pesar de lo que muestren las imágenes, “nada es tan evidente”.
Finalmente, está el relato de Carola de cómo llegó hasta aquí. Una parte de esta serie, asume, se dio desde que tiene “una cámara en la mano”: “Naturalmente, como un juego, se daba la posibilidad de fotografiar el desnudo y la intimidad. De otra forma, en los boliches yo perseguía gente obsesivamente, no podía parar de fotografiarlas. Era como una corriente que me llevaba. En algunas situaciones me vi involucrada. Fui registrando otras caras y cuerpos. Me encontré con que la identidad sexual llegaba a desdibujarse. La intimidad que dan estos espacios me llevaba a ver esta liberación de muchas formas en gestos, miradas y situaciones”.
La muestra.“Fotos de fin de semana”, de Carola Desiré, se puede visitar de martes a sábados de 10 a 20 en el Museo de las Mujeres (Rivera Indarte 55). Entrada libre y gratuita.
Carola Desiré desafía al público con su proyecto Fotos de fin de semana, que exhibe en el Museo de las Mujeres. Un recorrido por otros momentos de su obra.