Las artistas Dinamita y Cecilia Orso intervienen los patios del Museo de las Mujeres (Mumu, Rivera Indarte 55) y el Centro Cultural España Córdoba (Entre Ríos 40), dos espacios de exhibición artística separados por pocas cuadras en pleno centro histórico. Estos jardines permiten intimar con las propuestas de las artistas. Todavía queda tiempo para dejarse llevar por sus imágenes. La rosarina Analía Regue es Dinamita y desde diciembre su obra dialoga en el Mumu con las anteriores intervenciones que se hicieron allí, como el proyecto Patio Mundo, que incluye los arbóreos dibujos de Silvana Montecchiesi y otros artistas. En el otro patio, más antiguo que El Panal (hoy Mumu), el del España Córdoba, Cecilia Orso junto a la española Rocío Gilabert realizaron el proyecto "De Córdoba a Córdoba" que reunió a estas artistas de la Córdoba argentina y la Córdoba española.
En el Mumu
En el patio del Mumu, el pincel de Dinamita encendió una imagen de gran tamaño: "Desde que salgo a la calle transito todo tipo de espacios, centros culturales, museos en mi país y fuera de mi país", cuenta. Para Dinamita, el arte callejero es principalmente el espacio público. Si bien ella no eligió el patio, aceptó la propuesta del Mumu de intervenir lo que considera "un espacio de circulación que abre la perspectiva y el juego, que permite dejarse inundar por todo tipo de obras".
Dinamita corazón
"El verdadero impacto se produjo en mí al comprender la relación corporal y visual que el patio tiene en la arquitectura del lugar, que es muy atractiva y que invita a entrar", sostiene Dinamita sobre su experiencia en el Mumu. Su relato conmueve: "La relación con el patio es como la relación con el corazón en el cuerpo. No se puede pasar por el frente del Mumu sin ver el patio por la puerta entreabierta. Sentí un desafío y una alegría: era como tener en la mano el alma de la casa latiendo con el color que invitaría más tarde a reunirse, animarse, expandirse a cuanta persona atravesara no sólo la puerta, sino la calle misma".
Y añade: "Lo que genera el mural, desde que la pintura está, es que muchas personas que no imaginarían entrar a un museo, por sentirlo ajeno, franquean la puerta confiadas, para ver esa energía del color inundando todo. Y visitan además el museo, el espacio donde habitan las musas, que es lo que al fin y al cabo significa 'museo', el lugar donde la inspiración habita".
"Los personajes e incluso el entorno de los personajes, ese bosque del color o el color vuelto paisaje son ejes de mis obras", explica sobre la imagen que allí dejó. "El alma de mis trabajos, y lo que busco al dejar un muro es impacto. Impacto era para mí llevar a la calle boxeadores, que generaran ese vínculo, la fuerza, el riesgo, la potencia, la fe", resume Analía.
"Con el tiempo, estas imágenes se transformaron buscando los mismo ejes y se profundizaron en los poderosos y misteriosos grandes felinos, los búhos visionarios, la sabiduría callada de las serpientes, e imágenes humanas de niños, o de personas en estados muy profundos, muy sensibles... Son imágenes portadoras de un potencial que siempre vinculan con lo que hay de sagrado en todo, no sólo en algún ritual o credo", agrega.
"Esos animales enormes que podrían devorarte y sin embargo señalan o cuidan, esos niños confiados y casi encantados en la sabiduría de ser ellos mismos. Recuerdo haberle dicho a alguien: son niños gurú", agrega sobre los personajes de su mural.
Dinamita no sólo profundizó en estas imágenes a través de la práctica del dibujo y la pintura, también en experimentar dos prácticas fundamentales: Aikido y Yoga Kundalini. "Sin estos vínculos no habría llegado hasta aquí", concluye.
–Integrás una federación de "Stickboxing". ¿La obra que presentás en el Mumu se relaciona con esta práctica artística?
–Fundé el proyecto Stickboxing en 2007 con mucho amor y mucha risa. El contexto era otro: no había festivales, las producciones eran pequeñas, itinerantes pero permanentes. Saliendo a la calle conocía más artistas. El término "Stickboxing" surgió de mi primera decisión de producir una identidad definida pegando sólo imágenes de box. Y las demás inspiraciones vinieron después ¡y muy rápido!
Lo de "federación" fue, para Dinamita, "aglutinar generando equipos de trabajo junto a otros productores". Es un proyecto que tuvo y tiene mucho trabajo relacionado con la producción de pegatinas, festivales y talleres. "También es un proyecto que me ha transformado, ya que transitar experiencias crea modificaciones en la corriente de las acciones", analiza.
Y explica que esta federación después de una pausa de tres años "generó pronto un proyecto y puesta en marcha de algo nuevo", diferente también a la producción del muro que hay en el Mumu: "Son dos vías distintas de un mismo hacer callejero. Las técnicas de referencia también son distintas: no hay pegatinas en el Mumu, este espacio tenía demasiadas molduras, tan orográficamente diverso que había que tomar el pincel y pintar y pintar. Hay tantas técnicas de street art como muros tal vez. Tantas como muralistas. Por eso se vuelve infinito".
"El eterno migrar"
Cecilia Orso comparte el reverso del mural "De Córdoba a Córdoba", que realizó junto a la española Rocío Gilbert en el muro del Centro Cultural España Córdoba (CCEC) y que se puede ver hasta fin de marzo. La artista de Villa María ya ha llevado a muros de distintos espacios de esta ciudad sus jardines.
"La propuesta surge por una invitación que me hace una amiga para hacer algo juntas. Ella tenía un proyecto pensado para el CCEC y juntas lo adaptamos para combinarnos", explica.
Orso añade: "Pensé en cambiar algunas formas de trabajo en lo que se refiere a la pintura: lo primero fue el fondo blanco (en general uso mucho color). Necesitaba algo más sutil, que permitiera la fusión con la obra de Rocío. Segundo, la forma de representar las plantas, algunas más realistas y otras no. Por último, este proyecto me permitió volver a hacer algo en Córdoba. Eso me gustó, porque al no vivir más acá, de a poco te vas alejando y perdiendo contacto con la ciudad. En los días que estuve trabajando en el mural me reencontré con muchas personas queridas".
–Esta vez la experiencia fue compartida, crear un hábitat entre dos.
–Sí, la idea era justamente eso, fusionarnos. Rocío es una artista de la Córdoba española que apareció un día en Villa María. Nos conocimos por medio de un amigo y desde el inicio supimos que queríamos hacer algo juntas. Nos fuimos dando cuenta de que en nuestra obra había muchas similitudes, muchos puntos de encuentro. Particularmente, en el patio del CCEC trabajamos desde la naturaleza, representando algunas flores autóctonas de las diferentes córdobas. Curiosamente, la mayoría de las plantas están presentes tanto en España como aquí, son un signo del intercambio que existe desde hace mucho entre nuestros países de origen. La familia de Rocío vino como inmigrante a Argentina durante la guerra, y parte de la mía se fue a España con la dictadura. Ella vino acá y yo hace un tiempo me fui para allá. Creo que esta obra representa un poco eso, las idas y vueltas, el eterno migrar de todo, hasta las plantas.
Los patios del Museo de las Mujeres (Mumu) y el Centro Cultural España Córdoba son vergeles que respiran en medio de la urbe imágenes artísticas en sus muros.