Matías Mischung es uno de los protagonistas de la escena artística de La Cumbre. Sus esculturas, como las grandes hormigas o los pájaros, son rápidamente reconocibles. Nacido en Buenos Aires, llegó hace más de 20 años a la localidad que desde hace décadas es un fuerte motor artístico de la provincia. Allí vive y trabaja, y sostiene un proyecto muy ligado a su familia y colegas. Matías es uno de los integrantes del Colectivo de Arte, formado recientemente, que propone tomar el espacio público.
El nido
–¿Cuándo llegaste a La Cumbre? ¿el arte fue el motivo?
–Llegué a La Cumbre en 1991 junto a mi familia, de algún modo escapando de la ciudad. Me deprimen las ciudades con toda esa cosa súper artificial, no es lo mío. La primera escultura la hice unos 10 años después, casi sin querer. Era un nido de gusanos tallados en madera. Le regalé ese trabajo a Remo Bianchedi, él fue uno de los primeros colegas en incentivarme para dedicarme a esto.
Hace ya siete años que Matías formó su propio nido, con su mujer y sus dos hijos. "Vivimos de la venta de obra, tenemos un taller en Bartolomé Jaime 619, abierto al público. Y además expongo seguido en Buenos Aires, y a veces en Córdoba capital", relata.
–¿Tu obra siempre estuvo ligada a la naturaleza?
–Creo que la naturaleza es un tema recurrente en mi trabajo aunque por momentos estoy más enfocado en lo humano. Todo lo que hago está lleno de preguntas. En ese sentido, me ayuda la diversidad. Es decir, no tengo una forma lineal de trabajar porque no tengo una forma lineal de pensamiento. Soy caótico y ligeramente ordenado a la vez. Eso se puede ver en mi trabajo.
Y da un ejemplo sobre ese balance entre orden y caos que lo caracteriza: "Por ejemplo, en una misma semana puedo hacer una casa en miniatura, de la serie "Casas de músicos".Y también, una hormiga llevando un libro, de la serie 'Hormigas con carga emocional'. El relato es el mismo".
-Llevás a grandes proporciones aves o insectos que son pequeños en el mundo real. ¿Por qué?
–Me parece que llaman más la atención cuando los saco de proporción. Necesito sentir que alguien va a pensar por un momento que los insectos, animales, son seres vivos y merecen un poco más de respeto. Es mi reflexión, mi obsesión si se quiere. Dejemos de matar lo que no entendemos.
–¿Qué te atrae del mundo animal?
–Desde chico me intereso por saber quiénes son mis vecinos "no humanos" y con los años fui tratando de pulir mi vínculo con lo que está ahí afuera. Estoy convencido de que dejar el ego al costado, aunque sea un poco, es fundamental para cambiar esta realidad en la que vivimos. Estamos quemando el mundo ¡y es el único que tenemos! Es serio.
–¿Cómo te ves hacia adelante?
–En el futuro inmediato, con muchos proyectos, ideas, viajes, muestras. Siempre viviendo a un ritmo pausado como hasta ahora, disfrutando de mi familia y de los silencios. No proyecto mucho más que eso, no es necesario.
El Colectivo de Arte
En La Cumbre, Matías Mischung forma parte del Colectivo de Arte junto a sus colegas Fernando Lobo, Lucas Tesoriero, Manuel de Francesco, Alejandra Morat, y Duncan Grant. El grupo salió a la calle y generó emoción en los paseantes. Este año va por más.
"Hicimos una prueba piloto en octubre", cuenta, sobre la iniciativa que les llegó de un lugar diferente al del arte. "Un comerciante nos propuso la idea en base a la transformación en peatonal del pasaje Tassano. La prueba funcionó bastante bien. Entonces Leo Menna y Ana Gilligan me propusieron incluirlo en la Noche de Arte, del 3 de enero pasado". Menna y Gilligan son dos artistas quienes desde sus espacios (Compañía de Arte y Júpiter, respectivamente) organizaron la última edición de la Noche de Arte.
Esa segunda vez, agrega Matías, fue "un éxito": "Tomar la calle es un hecho artístico en sí mismo, es decirle al mundo que el arte es patrimonio de todos y no sólo de las galerías o museos. Es punk, y a mi el punk me encanta", celebra.
La próxima presentación del Colectivo de Arte será en Semana Santa. "Ya estamos trabajando para que sea increíble, me gustaría que haya un par de artistas invitados y músicos como los que tocaron en enero. Es ilimitado el potencial de este evento, depende de nosotros que siga creciendo", destaca.
–¿Qué los motivó a juntarse?
–Uno siempre trabaja en grupo aunque no se de cuenta. De algún modo, el artista no es un ente aislado. Yo firmo las obras pero el desarrollo lo hacemos con mi mujer (Catalina Rivera Villatte), y a veces mis hijos y amigos aportan ideas. Me parece genial que así sea, es más real. Los artistas no somos seres especiales, para nada.
Matías Mischung es uno de los artistas de La Cumbre que con su obra forma parte de un escenario cultural en permanente movimiento. Integra el Colectivo de Arte.