La poderosa carga visual que emanan los cuencos de Emma Garguilo celebra la fusión de la céramica y la pintura. Como muros vivientes, cada nueva creación aparece desafiando todo lo anterior que la artista haya producido. Emma comparte con VOS la intimidad del camino que la lleva hasta allí, desde el momento de "abrir el horno con gran expectativa de los resultados y llevar al negocio, muy feliz, aquellas pequeñas piecitas o aquellas grandes y esperadas, una vajilla llena de colores o una hermosa serie de 'objetos inútiles'", como ella sintetiza.
Aunque siempre se la ve en su lugar, Cerámica+arte, en pleno centro de La Cumbre (25 de Mayo 216), Emma vive y produce en Los Cocos. Como otros artistas afincados en la zona, vino desde Buenos Aires en 1970. En Los Cocos, cuenta, construyó su casa y los talleres y sus sucesivas transformaciones: "A lo largo de algunos años fui agregando espacios, horno a leña; el primero pequeño y mucho después el grande, el actual, con planos japoneses, 'noborigama' de una sola cámara, taller de pintura, jardín, horno eléctrico...".
Cuando se le pregunta por qué eligió Los Cocos, dice: "Difícil explicar el porqué instalarse o elegir un lugar para vivir. Podría decir el paisaje, la gente, las circunstancias, las energías positivas de la montaña o la intuición. El arte va y viene con uno, donde uno vaya. Y aquí, y desde entonces, trabajo y vivo".
Esa es una imagen constante de su vida, Emma va y viene: "He viajado mucho y lo sigo haciendo. He vivido en Europa, Estados Unidos, Japón, conocí China, Turquía, Marruecos, Perú, México, Egipto. Siempre, regresando a este pequeño lugar con experiencias y conocimiento de otras culturas maravillosas y su gente".
Viajar para estudiar, investigar y también exponer y particpar de encuentros, en el país y el exterior, dejaron un rico sedimento en su obra. En 1989 fue becada por un año por el maestro Tatsuzo Shimaoka en su taller, en Mashiko, Japón. Luego haría en ese país un stage de cerámica (período de aprendizaje) en diversos talleres con discípulos del maestro Shoji Hamada, con el pintor Gustavo Grunig. En 1997, realizó en "The Potter´s Studio" (Berkeley. California, Estados Unidos), un año de trabajo con otros artistas.
–¿Cuándo apareció la cerámica en tu obra?
–La cerámica aparece después de la pintura, podría decir que a partir de los años '80 expongo y vendo lo que venía trabajando un poco en silencio. Siempre he vivido con y de mi trabajo: cerámica, pintura, dibujo, collages. Cada una de ellas con sus energías, tiempos y reclamos propios, períodos en que no pinto y me aboco al mundo fuerte y exigente de la materia-tierra-fuego, otros a la intimidad silenciosa de la pintura. Por esto, tanto el color como las texturas y las formas navegan de un lugar al otro, se influyen se imponen y se expresan. En realidad, uno es un caldero donde todo se va mezclando, consolidando para tomar "aire", para darlo y que "vuele".
Emma dice que es mejor ver su obra que contarla. Y es cierto. Acercarse a sus objetos, esculturas que se asemejan a cuencos, agrega a la experiencia sensaciones a veces intransferibles a la palabra.
Ella sabe que en sus objetos el color juega un papel muy importante: "Quizás no representan regiones culturales como América, Oriente o Europa, sino una vibración que recibo de todas ellas". "El cuenco contenedor es tan antiguo como es comer o beber", reflexiona sobre estas producciones realizadas con trozos de materia texturada roja, con verdes-azulados.
-¿Cómo nació Cerámica+arte?
–Cerámica+arte nace hace 15 años y la fundamos en sociedad con Laura Daltoe, también ceramista. Es una experiencia maravillosa con el público, también como espacio para mostrar las piezas y la pintura como realmente quiero, y que cada objeto en la medida de lo posible se muestre y se comparta. Un espacio cálido y no tan solemne. No fue una tarea fácil mantener la propia identidad del trabajo para vivir, pero con los años, la constancia y la búsqueda en la parte creativa me han devuelto una hermosa relación con la gente, que ya puedo decir "amigos, seguidores, coleccionistas".
Desde hace algún tiempo, Cerámica+arte es de su propiedad, aunque la colección cerámica de Laura Daltoe forma parte de la galería. El espacio es uno de los protagonistas infaltables en cada Noche de Arte de La Cumbre (que este año llegó a su edición número 12). Siempre se ve allí a una Emma exultante y dispuesta al diálogo. Y esa alegría es igual todo el año: su lugar siempre está abierto al encuentro con nuevos visitantes.
Para ver
Cerámica+arte se ubica en el centro de La Cumbre (25 de Mayo 216). Teléfono (03548) 492005.
Emma Gargiulo llegó desde Buenos Aires en 1970 y se instaló en Los Cocos, donde creó su taller. Su arte conserva también el espíritu de los lugares donde vivió y se formó, como Japón y México. Para conocerla, hay que ir a La Cumbre, donde exhibe su obra.